¡°Lo ve¨ªamos venir¡±
Los vecinos de la comarca de Garo?a acogen con resignaci¨®n el cierre de la central nuclear. Lamentan que no haya una alternativa laboral
Sus partidarios no se acaban de creer que tras tanto "culebr¨®n" el cierre sea inminente. Sus detractores se alegran sin grandes aspavientos para evitar herir la sensibilidad de los trabajadores. En Valle de Tobalina (Burgos), donde se emplaza la central nuclear de Santa Mar¨ªa de Garo?a, cuesta encontrar alguien que no la apoye. Casi todos tienen un amigo o conocido trabajando en la planta. "Nadie habla porque tienen miedo", confiesa un vecino. Los m¨¢s viejos del lugar la conocen como La At¨®mica y el anuncio del Gobierno asumiendo su cierre definitivo ante la falta de inter¨¦s de la empresa, ha sido como un jarro de agua m¨¢s bien tibia.
Quienes la apoyan lo ven como una cat¨¢strofe para el valle, mientras que los que llevan a?os pidiendo su cierre se alegran por lo bajo, entendiendo que el tema de los trabajadores es muy sensible. En torno a 700 empleados viven de la central, sin contar las empresas auxiliares que trabajan casi en exclusiva para ella en los municipios de Miranda de Ebro y Medina de Pomar, donde vive m¨¢s de la mitad de la plantilla. Ahora llega la incredulidad, porque muchos confiaban hasta hoy en que este "nuevo episodio del culebr¨®n" se solucionase, y los lamentos, porque aunque era un final anunciado, no se han tomado en estos a?os las medidas necesarias para ofrecer una alternativa. La preocupaci¨®n reina entre los vecinos de las 28 pedan¨ªas que conforman el valle, aunque algunos se alegraban por una decisi¨®n que llevaban a?os esperando.
"Lo ve¨ªamos venir", dice el concejal socialista Manuel Vesga, del Ayuntamiento del Valle. "Hace un mes el presidente de Iberdrola ya puso en duda la continuidad, y retiraron los cartelones de 'Garo?a, que cumplas muchos m¨¢s' que estaban en la central desde que Zapatero sac¨® el decreto. Era muy sospechoso", a?ade. Jos¨¦ Antonio C¨¢mara, alcalde socialista de una de las pedan¨ªas, Barcina del Barco, se alegra del cierre: "Aqu¨ª hab¨ªa fisuras antes de que salieran las de las vasijas de B¨¦lgica. No han hecho ninguna de las medidas de seguridad que les exig¨ªan".
El propio alcalde del Valle de Tobalina, Rafael Gonz¨¢lez (PP), es trabajador de la central y, como tal, alaba sus virtudes como el que m¨¢s. "Era muy dif¨ªcil que todas las el¨¦ctricas diesen marcha atr¨¢s", reconoce, "pero confi¨¢bamos en que el ¨®rdago les saliese bien". Ante el decreto de Zapatero, la propia empresa Nuclenor dio fondos al Ayuntamiento para que comenzase la construcci¨®n de un peque?o parque tecnol¨®gico con vocaci¨®n de absorber a gran parte de la plantilla. Pero Rafael Gonz¨¢lez afirma que, hoy por hoy, no podr¨ªan dar trabajo "ni a una d¨¦cima parte".
Lucio lleva 30 a?os como empleado de Garo?a, y solo puede lamentar la falta de opciones que tiene ahora la plantilla: "No se ha hecho nada, no hay un plan de revitalizaci¨®n de la zona, como se prometi¨®, ni tampoco opciones. Aunque sea una f¨¢brica de cerveza o de galletas". Entre los trabajadores planea la inc¨®gnita de qu¨¦ pasar¨¢ ahora con los trabajos de desmantelamiento, que pueden alargarse m¨¢s de una d¨¦cada. Sospechan que la empresa Enresa, que gestiona los residuos nucleares, podr¨ªa traer "gente de fuera" en lugar de "reubicar a la plantilla".
En la calle, sensibilidades distintas. Los hay inmensamente felices, como Nekane, que aunque entienden que "el tema de los puestos de trabajo es sangrante", est¨¢n "mucho m¨¢s tranquilos". Una vecina le responde que "el valle va a caer en picado, se va a hundir, porque lo poco que hay es gracias a la central, no hay otro medio, si no hay una reconversi¨®n de alg¨²n tipo se va a notar". Reconocen que se ve¨ªa venir, pero no se han tomado las medidas necesarias. No son solo los puestos de trabajo, el Ayuntamiento del Valle recibe medio mill¨®n de euros por los residuos generados por la central. "Gracias a eso tenemos de todo en el pueblo, centro m¨¦dico, farmacia... y en invierno somos 200 y pico habitantes, eso ha sido un lujo que ahora se va a acabar", comentaba otro vecino.
"Pero es una oportunidad", dice Nekane, "es un valle precioso y para mucha gente ha sido un freno. para establecerse aqu¨ª. Adem¨¢s, aqu¨ª nunca se han hecho estudios serios de c¨¢ncer". Coincide con ella Jose Mari, un agricultor jubilado cuya familia es de las pocas en Quintana Mart¨ªn Galindez abiertamente antinuclear. "?Si pasa algo qu¨¦ me van a dar por mis tierras? Que la cierren es una buen¨ªsima noticia". Se construy¨® para 25 a?os y lleva m¨¢s de 40". Su hija Mar¨ªa es activista en Greenpeace. Su esposa, Maribel, afirma "el riesgo cero no existe, as¨ª que ya vale, siempre he esperado esto, pens¨¢bamos que era una pelea para que les quiten el canon y me alegro enormemente". Su hija Mar¨ªa dice que ella siempre fue optimista, "porque el Consejo de Seguridad Nuclear ya les hab¨ªa dicho que iba a suponer dinero". La empresa, dice, "no se atreve a decir a los trabajadores que es porque 120 millones de euros es mucho dinero, prefiere culpar a Zapatero o a Rajoy". La familia entera pensaba acudir a una manifestaci¨®n convocada este domingo en Barcina para presionar a favor del cierre inmediato. Parece que ya no ser¨¢ necesario.
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