Hacer las maletas no es f¨¢cil ni siquiera en crisis
Buscar empleo en otra ciudad resulta obligado para muchos, pero la burocracia no ayuda Algunas Administraciones penalizan al que cambia de padr¨®n
Espa?a vuelve a ser un pa¨ªs de gente que hace las maletas y deja atr¨¢s su casa para buscar trabajo. El ciudadano espa?ol, tradicionalmente apegado a una ciudad por los lazos familiares y por la consabida hipoteca, se ve cada vez m¨¢s abocado a tener que cambiar de residencia para dar continuidad a su vida laboral. Un proceso en el que se encuentra con pocos apoyos por parte de las empresas o las Administraciones p¨²blicas y con un buen n¨²mero de escollos a veces insospechados.
Hay empresas que se hacen cargo del traslado a otra ciudad de un empleado que ya ten¨ªa en plantilla o que acaba de ser contratado. Le ayudan a buscar casa, a buscar colegio para sus hijos o a organizar la mudanza. Pero, por lo general, solo en el caso de altos cargos, y en los ¨²ltimos a?os, cada vez menos. Para el empleado com¨²n un traslado supone una verdadera yincana burocr¨¢tica y organizativa.
Siete de cada diez espa?oles que
buscan empleo aceptar¨ªan mudarse
A las cuestiones habituales (por ejemplo, qu¨¦ hacer con la vivienda en la ciudad de origen si se carga con una hipoteca) se suman algunas trabas administrativas que premian la permanencia durante mucho tiempo en un mismo territorio. El Ayuntamiento de Mijas (M¨¢laga), por ejemplo, anunci¨® que iba a cambiar la normativa para acceder a una vivienda de protecci¨®n oficial. Seg¨²n los baremos que han publicado en la p¨¢gina web del municipio, un mije?o con m¨¢s de cinco a?os empadronado tendr¨¢ ocho de los 10 puntos necesarios para formar parte del sorteo. Aquellos que solo lleven un a?o sumar¨¢n dos puntos. Y no es, ni mucho menos, un caso ¨²nico. El nuevo reglamento de Bilbao para alquiler de viviendas municipales exige tres a?os de empadronamiento, lo que adem¨¢s el PP considera ¡°insuficiente¡±. Son diversos los beneficios que pasan por llevar cierto tiempo empadronado: desde becas a la posibilidad de celebrar una boda civil en una zona concreta del Ayuntamiento o de optar a un examen para un puesto de trabajo.
Una mudanza que implique cambiar de comunidad aut¨®noma es adem¨¢s sin¨®nimo de papeleo adicional. No solo hay que empadronarse en el nuevo municipio, sino que es preciso tramitar una nueva tarjeta sanitaria (para la cual los requisitos son diferentes en distintas comunidades) y estar atentos a que algunos impuestos o ayudas que tambi¨¦n son diferentes. Lourdes L¨¢zaro ha pasado por todo esto en varias ocasiones: ¡°Se supone que muchas cosas las puedes hacer por Internet, pero al final, te obligan a desplazarte¡±, se lamenta. Viv¨ªa en Madrid, se fue a estudiar un m¨¢ster a Londres. De ah¨ª pas¨® a M¨¢laga, a Madrid otra vez y finalmente encontr¨® trabajo en un organismo internacional de medioambiente en M¨¢laga el pasado enero, ciudad en la que adquiri¨® una vivienda. ¡°Pero para el coche opt¨¦ por alquilar una plaza de garaje. Intent¨¦ lograr el permiso de aparcamiento en el barrio. Me empadron¨¦, hice papeles. Y entonces me dijeron que deb¨ªa cambiar la matriculaci¨®n del coche, que estaba en Madrid. Fui dos veces a la comisar¨ªa. Y al final me rend¨ª. Porque no pod¨ªa estar perdiendo horas de trabajo¡±, explica. Tampoco ha sido capaz de tramitar su nueva tarjeta sanitaria. ¡°Cuando viv¨ªa en Madrid ya fue un engorro conseguirla. Y al llegar aqu¨ª no me serv¨ªa. S¨¦ que tengo que pedirla por si me pasa algo grave, pero lo voy retrasando porque para la atenci¨®n primaria tengo seguro privado¡±, reconoce.
La elevada tasa
de vivienda en
propiedad frena los cambios de ciudad
La pareja de Lourdes no ha dejado Madrid, porque su trabajo est¨¢ all¨ª. Vive entre la capital y M¨¢laga. Tres d¨ªas laborables en Madrid. Dos d¨ªas m¨¢s en M¨¢laga teletrabajando. En medio, muchos billetes de AVE. ¡°Es cuesti¨®n de organizarse. Los compra con dos meses de antelaci¨®n, y as¨ª consigue las mejores ofertas¡±, se?ala. ?l ten¨ªa una buena situaci¨®n laboral a la que no quer¨ªa renunciar. Ella tampoco pod¨ªa estar de brazos cruzados. As¨ª que lo tienen todo medido al mil¨ªmetro y, de momento, les funciona bien. ¡°?Me mudar¨ªa otra vez? Depende del motivo. Si la oportunidad laboral fuera inmejorable, a lo mejor s¨ª, pero tendr¨ªa que pens¨¢rmelo mucho¡±, se?ala.
El reto de mudarse por razones laborales sube varios grados cuando se incluyen factores como tener hijos que han de cambiar de colegio o que habitualmente estaban al cuidado de sus abuelos. El reto se convierte en haza?a cuando se trata de trasladarse a un pa¨ªs nuevo, con otro idioma, otras leyes, otra fiscalidad y otro sistema educativo.
Buscar fuera con menos riesgo
Tener movilidad laboral ampl¨ªa la posibilidad de encontrar trabajo. Sin embargo, tambi¨¦n implica riesgos. Antes de hacer las maletas, los expertos dan algunas claves.
- Barreras. No es lo mismo mudarse a la comunidad aut¨®noma vecina que a China. Antes de cruzar fronteras merece la pena, por ejemplo, saber si el pa¨ªs convalidar¨¢ su titulaci¨®n o la normativa para trabajar.
- Internet. Permite hacerse una idea de c¨®mo est¨¢ el mercado sin salir de casa. Puede inscribirse a ofertas de empleo y acceder a procesos de selecci¨®n.
- Redes de contacto. No ser¨¢ el primero que llegue a Madrid buscando un empleo de inform¨¢tico o en la hosteler¨ªa de Canarias. Averig¨¹e entre las personas de su entorno posibles contactos. Le podr¨¢n advertir sobre lo que le espera.
- Adapte el curr¨ªculo. Aunque todav¨ªa no se haya mudado, si est¨¢ dispuesto a desplazarse para realizar entrevistas de trabajo, ind¨ªquelo.
- Haga cuentas. Si el trabajo que le ofrecen es de corta duraci¨®n, sondee los precios del alojamiento, busque minimizar el coste de dejar su vivienda actual y los desplazamientos.
El mayor lastre a la movilidad laboral en Espa?a sigue siendo, pese a todo, la preferencia por la compra de vivienda frente al alquiler. Un informe del Banco de Espa?a elaborado por Cristina Barcel¨® en el a?o 2007 analiz¨® la vinculaci¨®n en Europa entre niveles de propiedad de la vivienda y movilidad laboral. A mayores tasas de propiedad, menor movimiento geogr¨¢fico de los ciudadanos para la b¨²squeda de empleo. La tasa de movilidad entre regiones en Alemania en 2001 era del 1,23% y el porcentaje de vivienda en propiedad era del 43%. En Espa?a la tasa de movilidad era entonces del 0,56% mientras que la de vivienda superaba el 83%.
Mediante un modelo de hip¨®tesis, Barcel¨® vincul¨® la probabilidad de que un desempleado acepte un trabajo fuera del mercado de trabajo local. Si tiene casa en propiedad, las probabilidades se desploman. El estudio terminaba animando a las Administraciones p¨²blicas a emprender medidas de apoyo al alquiler. ¡°Pueden derivarse beneficios notables para mejorar el funcionamiento del mercado de trabajo y, en particular, para facilitar el encuentro entre la demanda de trabajadores y la oferta disponible en las diversas regiones¡±, aconsejaba.
?Tiene ahora el alquiler est¨ªmulos p¨²blicos? No demasiados. Aunque algunos han mejorado en los ¨²ltimos meses (los contratos de alquiler pueden cancelarse avisando al propietario con antelaci¨®n), otros han desaparecido. El Gobierno ya no permite nuevos beneficiarios para la renta b¨¢sica de emancipaci¨®n y la deducci¨®n por arrendamientos est¨¢ limitada a los sueldos menores.
?Se fomenta al menos la movilidad entre los parados? Depende. El Gobierno desat¨® una gran pol¨¦mica tras publicar en el BOE la letra peque?a de sus recortes de julio. El ambiguo documento se?alaba que ¡°la salida al extranjero, por cualquier motivo o duraci¨®n, interrumpe la inscripci¨®n como demandante de empleo a estos efectos. En los supuestos en que se interrumpa la demanda de empleo, se exigir¨¢ un periodo de 12 meses ininterrumpido desde la nueva inscripci¨®n¡±. Muchos ciudadanos se quejaron de la medida a trav¨¦s de las redes sociales. Ante el revuelo, el Ministerio de Empleo aclar¨® que los parados s¨ª pueden viajar para buscar empleo. Tienen que avisar a la oficina de empleo en la que est¨¦n inscritos y su prestaci¨®n seguir¨¢ llegando, siempre que no est¨¦n fuera m¨¢s de tres meses y que se registren como demandantes de empleo en el pa¨ªs de llegada. Pero los responsables de trabajo reconocieron que existe un veto: los que hayan solicitado la renta m¨ªnima de inserci¨®n (los 426 euros b¨¢sicos que reciben quienes no tienen otras ayudas y su colocaci¨®n es complicada) no pueden poner un pie fuera de Espa?a si quieren aspirar a la ayuda, para lo que deben estar 12 meses como demandantes.
Para optar a viviendas
de VPO hay que llevar a?os empadronado
Pese a las trabas, cada vez son m¨¢s los espa?oles que aceptan cambiar de ciudad. 40.625 espa?oles han salido rumbo al extranjero en el primer semestre de este a?o, un 44,2% m¨¢s que en la primera mitad del a?o pasado. Entre 2010 y 2011 las migraciones de espa?oles entre provincias hicieron que Madrid registrara 12.077 ciudadanos m¨¢s. C¨¢diz, Jaen, Pontevedra o Hueca, en cambio, vieron marchar a otras provincias a muchos m¨¢s espa?oles de los que recibieron. Empresarios, organismos internacionales y pol¨ªticos llevaban a?os quej¨¢ndose de la falta de movilidad laboral que demostraban los ciudadanos espa?oles.
¡°La necesidad ha impulsado la movilidad. No hay duda. No hay demasiadas oportunidades, y la gente acepta alternativas. Si hay que cambiar de ciudad, la preferencia es a otra comunidad de Espa?a. Pero si no sale nada, cada vez m¨¢s trabajadores aceptan viajar a otras partes del mundo. Antes esto se ve¨ªa poco¡±, asegura Josep Ollonarte, director de Randstad Professionals en Barcelona. Seg¨²n un estudio elaborado por esta empresa de b¨²squeda de empleo, ¡°siete de cada diez espa?oles se encuentran actualmente dispuestos a cambiar de ciudad para encontrar un trabajo¡±. En los dos ¨²ltimos a?os, se?ala el estudio, esta tendencia ha aumentado en siete puntos porcentuales y el 83% de los encuestados se?ala que lo que les ha hecho tomar la decisi¨®n de mudarse han sido motivos econ¨®micos. De entre los que est¨¢n dispuestos a viajar para trabajar, el 52% preferir¨ªa hacerlo dentro de Espa?a. Algo m¨¢s del 20%, a pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Los hombres (72%) son m¨¢s proclives que las mujeres (66%) a la movilidad laboral. ¡°A la hora de cambiar de ciudad en Espa?a, Madrid y Barcelona siguen siendo los principales focos de atracci¨®n. Pero tambi¨¦n hay movilidad notable hacia Sevilla, Valencia o Bilbao¡±, dice Ollonarte. ¡°No se trata de que la gente haga las maletas y se vaya sin m¨¢s. Lo normal es mirar primero c¨®mo est¨¢ el mercado, preguntar a conocidos... Y estar dispuesto a trasladarse a hacer las entrevistas de trabajo¡±, recomienda.
No hay muchas oportunidades. Los parados aceptan alternativas¡±
Raquel Izurzu, de 25 a?os, cambi¨® Pamplona por Madrid en mayo. Pero en julio ya pensaba en volver a hacer las maletas. ¡°Acab¨¦ la carrera y me fui a Madrid para hacer unas pr¨¢cticas de tres meses. No eran remuneradas, pero no las pod¨ªa rechazar¡±, justifica esta arquitecta. Esas pr¨¢cticas se acabaron. ¡°Mi idea era quedarme en Madrid, y no me apasiona el plan de irme al otro lado del mundo. Pero aqu¨ª no hay trabajo para m¨ª. As¨ª que me ir¨¦¡±, explica. Ha tanteado el mercado laboral de Londres y de algunos puntos de China. ¡°Pero al final creo que me decido por Per¨². He hablado con amigos arquitectos que est¨¢n all¨ª y les va bien¡±, apunta. No ser¨¢ la primera de sus amigos que haga las maletas para trabajar. ¡°Todos est¨¢n fuera. Toda mi promoci¨®n de arquitectura ha volado. Aqu¨ª mi futuro es una mierda, hablando mal y claro¡±, resume con acidez. ¡°Cuando te vas sabes que te enfrentas a la posibilidad de no volver. Es duro. Pero hoy en d¨ªa, prefiero renunciar a mi tierra que a mi carrera laboral¡±, valora. A ella, el resto no le pesa. ¡°No tengo ni casa, ni hijos, ni coche ni nada. Solo tengo que hacer una maleta¡±, zanja.
Para los trabajadores en activo el Gobierno s¨ª ha puesto en marcha una medida de est¨ªmulo a las mudanzas: tienen que estar dispuestos a moverse por ley en el caso de que su empresa no encuentre otra soluci¨®n a sus problemas econ¨®micos. Por obra y gracia de la reforma laboral. Los trabajadores que en esos casos no quieran mudarse, por ejemplo, de Madrid a Sevilla, se deber¨¢n conformar con despido con menor indemnizaci¨®n. ?Habr¨¢ encontrado el Gobierno c¨®mo despertar la motivaci¨®n definitiva para llenar los camiones de mudanza?
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