Dos merecidos galardones y un olvido
El objetivo de la medicina celular regenerativa es reparar ¨®rganos da?ados con c¨¦lulas sanas.
Cada una de nuestras c¨¦lulas contiene la misma informaci¨®n gen¨¦tica, pero aun as¨ª presentan una variedad sorprendente de formas, organizaci¨®n y funci¨®n; basta pensar en lo diferentes que son entre s¨ª neuronas, c¨¦lulas de la sangre, o c¨¦lulas musculares. Cada tipo celular tiene un cometido altamente sofisticado que, en ¨²ltima instancia, es consecuencia de tener unos genes en pleno funcionamiento y otros muchos genes apagados permanentemente. La combinaci¨®n espec¨ªfica de genes encendidos y apagados es lo que determina la identidad o programa de cada tipo celular. Pues bien, estos programas celulares se consideraban inamovibles. Sin embargo, gracias a la reprogramaci¨®n celular, los programas celulares se pueden cambiar a voluntad en el laboratorio, y esto ha permitido el nacimiento de una nueva medicina que est¨¢ a la vuelta de la esquina.
El objetivo de la medicina celular regenerativa es reparar ¨®rganos da?ados con c¨¦lulas sanas. As¨ª dicho parece simple, sin embargo, en la pr¨¢ctica no es factible conseguir de un paciente cantidades apreciables de c¨¦lulas sanas del cerebro, del coraz¨®n, o del p¨¢ncreas, por ejemplo, para frenar el p¨¢rkinson, reparar un infarto, o tratar la diabetes, respectivamente. Aqu¨ª entra en juego la reprogramaci¨®n y la posibilidad de borrar y reescribir los programas celulares. Ahora es posible obtener unas pocas c¨¦lulas de un paciente, por ejemplo de un tejido sano f¨¢cilmente accesible como la piel, y borrar su programa generando unas c¨¦lulas que se parecen a las embrionarias. Estas c¨¦lulas desprogramadas y seudoembrionarias (t¨¦cnicamente conocidas por sus siglas en ingl¨¦s iPSCs o induced pluripotent stem cells) se pueden multiplicar ilimitadamente en el laboratorio, obteniendo grandes cantidades de c¨¦lulas que posteriormente se pueden volver a programar, pero ahora para que se conviertan en el tipo celular que nos interesa para la aplicaci¨®n terap¨¦utica deseada.
Estos fascinantes logros comenzaron con los trabajos de Gurdon usando ranas en la d¨¦cada de los sesenta. Considerando los medios t¨¦cnicos de la ¨¦poca, Gurdon consigui¨® la proeza de extraer el ADN de la c¨¦lula de una rana donante e introducirlo en un ¨®vulo fertilizado que previamente se hab¨ªa desprovisto de su propio n¨²cleo. Este nuevo ¨®vulo fertilizado reprogram¨® el ADN for¨¢neo de la rana donante y fue capaz de desarrollarse hasta generar una rana cl¨®nica, id¨¦ntica en su ADN a la donante original.
Esta tecnolog¨ªa pionera, conocida como transferencia nuclear qued¨®, sin embargo, restringida durante d¨¦cadas al ¨¢mbito de los reptiles y anfibios, pues m¨²ltiples intentos de aplicar la t¨¦cnica a c¨¦lulas de mam¨ªferos fueron infructuosos. Hasta tal punto fue as¨ª que se pens¨® que las c¨¦lulas de reptiles y anfibios eran ¨²nicas en su capacidad de reprogramarse, razonamiento que ten¨ªa su l¨®gica si se tiene en cuenta que reptiles y anfibios tienen una capacidad de regeneraci¨®n asombrosa, ausente en mam¨ªferos, pi¨¦nsese en las lagartijas y su cola, por ejemplo. En este contexto se enmarca la importancia del trabajo de Wilmut, que sorprendi¨® al mundo al adaptar la t¨¦cnica de Gurdon a c¨¦lulas de oveja generando as¨ª el primer mam¨ªfero cl¨®nico, Dolly, en 1996.
Pod¨ªa haber sido premiado tambi¨¦n Ian Wilmut, el padre de la oveja ¡®Dolly¡¯
Pero la t¨¦cnica de reprogramaci¨®n por transferencia nuclear, aun funcionando en el laboratorio con animales de experimentaci¨®n, presentaba limitaciones t¨¦cnicas y ¨¦ticas que hac¨ªan improbable que se convirtiera en un m¨¦todo de rutina en la pr¨¢ctica m¨¦dica. Por un lado, es extremadamente laboriosa y, por otro lado, implicar¨ªa el uso de gran cantidad de ¨®vulos humanos y la generaci¨®n de embriones humanos cl¨®nicos in vitro que luego ser¨ªan destruidos.
Estos problemas quedaron superados por el revolucionario descubrimiento de Yamanaka que, en el a?o 2006, encontr¨® un c¨®ctel m¨¢gico de cuatro genes que, introducidos en cualquier c¨¦lula, una c¨¦lula de la piel, por ejemplo, la convierte en una c¨¦lula desprogramada seudoembrionaria, que a su vez se puede multiplicar ilimitadamente y reprogramar en el tipo celular que se desee. Esta vez, la t¨¦cnica es extremadamente simple y accesible a cualquier laboratorio modestamente equipado, y no implica en ning¨²n momento ni ¨®vulos ni embriones, desapareciendo por tanto cualquier dilema ¨¦tico.
Aunque Wilmut no ha sido incluido en este prestigioso premio, lo verdaderamente importante es que Gurdon y Yamanaka (y Wilmut) pasar¨¢n a la historia de la ciencia por haber liderado un descubrimiento cient¨ªfico cuyas consecuencias beneficiosas probablemente todav¨ªa no alcanzamos a vislumbrar en toda su dimensi¨®n.
Manuel Serrano es investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO).
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