Un juez exonera a una v¨ªctima de acoso laboral de ir al trabajo

A Carlota le entraba el p¨¢nico cuando pensaba que deb¨ªa reincorporarse al trabajo de inmediato. Pese a su estado ansioso-depresivo, los m¨¦dicos acababan de darle el alta y ella deb¨ªa volver a ocupar su puesto como limpiadora en un hotel de Barcelona. Su encargado le hab¨ªa hecho la vida imposible en los ¨²ltimos meses. ¡°Me gritaba, me dec¨ªa que todo lo hac¨ªa mal. A veces, simplemente, me ignoraba cuando le hac¨ªa una pregunta¡±, cuenta Carlota entre suspiros, con las manos pegadas a las piernas y la mirada baja.

Pero sobrevino un peque?o milagro en forma de auto judicial. El pasado 10 de octubre, un juez de lo social de Barcelona liber¨® a la mujer de la pesadilla de tener que volver al trabajo. Y oblig¨® a la empresa ¡ªdel sector de la limpieza¡ª a seguir pag¨¢ndole el sueldo y las cuotas a la Seguridad Social. La mujer hab¨ªa presentado una demanda por acoso laboral contra la empresa que a¨²n est¨¢ pendiente de juicio. Mientras tanto, sus abogados, del bufete Legalcity, hab¨ªan solicitado que se acordasen esas dos medidas cautelares, previstas en la ley reguladora de la jurisdicci¨®n social, aprobada hace un a?o. En los presuntos casos de acoso, se?ala la ley, puede acordarse la ¡°suspensi¨®n o exoneraci¨®n de prestar servicios¡± por parte del trabajador.

En su auto, el juez valora el ¡°posible perjuicio¡± a la mujer si vuelve al trabajo, que contrasta con la ¡°escasa perturbaci¨®n¡± que la medida causa en la empresa. En el momento en el que interpuso la demanda, la mujer estaba en situaci¨®n de incapacidad temporal por un ¡°trastorno adaptativo ansioso¡±. Ahora, con el alta, la empresa deber¨¢ abonarle el sueldo ¨ªntegro hasta que se dicte sentencia. El juicio se celebrar¨¢ el pr¨®ximo diciembre y la mujer reclama a la empresa 15.000 euros de indemnizaci¨®n por da?os morales.

¡°Lo importante para m¨ª era no tener que volver a ver la cara a este se?or¡±

¡°?l siempre estaba alterado, es un hombre muy agresivo. A m¨ª y al resto de compa?eras nos gritaba y nos amenazaba¡±, explica Carlota, una mujer de mediana edad y origen sudamericano que trabajaba en la empresa desde hac¨ªa dos a?os. El pasado mayo, una compa?era de la presunta v¨ªctima se qued¨® sin taquilla. El responsable le permiti¨® guardar sus cosas en la de Carlota. ¡°Hasta que un d¨ªa, sin venir a cuento, le dijo a gritos que lo sacara todo en cinco minutos y se fuera. Yo me enfrent¨¦ a ¨¦l por ese mal trato, y desde entonces me hizo la vida imposible¡±, relata.

El presunto acosador le obligaba a limpiar la misma habitaci¨®n ¡°dos o tres veces¡± con el argumento de que no hac¨ªa bien su trabajo. Tambi¨¦n le cambiaba los turnos en el hotel sin criterio aparente o la forzaba a permanecer en su puesto cuando ya hab¨ªa concluido su jornada. E incluso lleg¨® a aislarla del resto de sus compa?eras. ¡°Me gritaba o pasaba de m¨ª. Las dem¨¢s, por miedo, me dejaron de hablar¡±, recuerda.

Carlota se cans¨® de la situaci¨®n y, estresada y luego deprimida, decidi¨® interponer una demanda para extinguir su contrato con indemnizaci¨®n por acoso. De momento se muestra satisfecha por haber ganado el primer round. ¡°Lo importante para m¨ª era no tener que volver a verle la cara a este se?or¡±.