Un poco de humanidad
El psiquiatra asegura que en las consultas atienden a personas cuya vida se ha convertido en fuente de sufrimiento, incapaces de afrontar sus exigencias crecientes
En el marco de las medidas frente a la interminable crisis financiera actual, el desempleo, el empleo precario y los nuevos pobres, se han convertido en fuente inesperada de malestar personal a?adido a las propias dificultades del vivir.
Al trabajo devuelto a sus or¨ªgenes de pura subsistencia se a?ade un malestar ps¨ªquico in¨¦dito en forma de desempleo sin otro futuro que la propaganda institucional: una sociedad de hombres y mujeres cada vez m¨¢s inseguros en su vida profesional, personal y familiar.
En nuestras consultas atendemos a personas cuya vida se ha convertido en fuente de sufrimiento, incapaces de afrontar sus exigencias crecientes (su trabajo, su desempleo, su familia, su econom¨ªa, su ocio, su soledad, su sexualidad, su aspecto f¨ªsico, etc¨¦tera) y pudiendo desarrollar verdaderos ¡°trastornos ps¨ªquicos¡± frente a los que la limitada efectividad de nuestras atenciones sanitarias cuestiona si les ayuda realmente en el trance o cumple funciones de sordina sobre el negativo impacto humano de nuestra organizaci¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica y sociolaboral actual.
Este sufrimiento silencioso estalla ante la opini¨®n p¨²blica cuando una persona que no encuentra salida ni consuelo en situaciones especialmente extremas puede llegar a quitarse la vida. Esto que ven¨ªa siendo noticia y motivo de preocupaci¨®n en pa¨ªses de nuestro entorno (Grecia, Irlanda, Italia) podr¨ªa estar haciendo acto de presencia entre nosotros.
Es necesario mejorar la atenci¨®n psicosanitaria de las personas que est¨¢n atravesando situaciones de tan alto riesgo sabiendo que distintas medidas de orden institucional y psicosocial no espec¨ªficamente sanitarias son m¨¢s efectivas que muchos de nuestros tratamientos actuales. Son firmes los datos que se?alan relaci¨®n entre crisis econ¨®micas, desempleo, pobreza, enfermedad y aumento de las tasas de suicidio en nuestras poblaciones. Y hay que dilucidar c¨®mo distintos factores intervienen en el desencadenamiento de estas conductas: la vulnerabilidad de cada persona, la falta de apoyo institucional real y vivida por el sujeto, el grado de apoyo del entorno inmediato, la gravedad de la situaci¨®n, los patrones culturales de respuesta al estr¨¦s traum¨¢tico, la presencia de trastornos ps¨ªquicos, etc¨¦tera.
En todo caso, se trata de un problema humano de extrema gravedad que exige sensibilidad y humanidad de parte de nuestros gobernantes tanto como esfuerzo de los profesionales sanitarios.
Como propone el poeta al constatar que ¡°desgraciadamente, el dolor crece en el mundo a cada rato¡±:
¡°Se?or ministro de Salud: ?qu¨¦ hacer?
?Ah! Desgraciadamente, hombres humanos, hay, hermanos, much¨ªsimo que hacer¡±.
Antonio Espino es psiquiatra en ejercicio.
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