Un destierro sonado
La presi¨®n popular oblig¨® a un vecino de un pueblo cacere?o a mudarse a 60 kil¨®metros El afectado hab¨ªa denunciado a la discoteca local por las molestias del ruido El exalcalde ha sido condenado a dos a?os de c¨¢rcel por alentar las protestas
"Vete del pueblo¡±. ¡°El pueblo no te quiere¡±. ¡°Maroto vete ya a tu naci¨®n¡±. En marzo de 2006, decenas de vecinos de Navalvillar de Ibor se reunieron frente a una casa en una iniciativa ins¨®lita: una manifestaci¨®n en un pueblo de apenas 500 habitantes al este de C¨¢ceres respaldada por su alcalde. El destinatario era Emiliano Baltasar Alonso (conocido por el mote de Maroto en el municipio), que acababa de estrenar una casa al regresar jubilado a su localidad natal tras toda la vida trabajando en Barcelona. No imaginaba, probablemente, que su lucha contra la discoteca de debajo de su vivienda terminar¨ªa desterr¨¢ndole a 60 kil¨®metros.
¡°Fuimos todo el pueblo a favor de la discoteca y para que no se metiera con los j¨®venes; se enfrentaba a todo el mundo¡±, explica Ana Mar¨ªa Dur¨¢n, navalvillota de 61 a?os, a la vuelta de un paseo una apacible tarde de esta semana. En la tranquilidad reinante, con agradables vistas a la sierra de las Villuercas, es dif¨ªcil imaginar a la gente cortando la carretera y gritando consignas. Pero as¨ª lo recoge un informe de la Guardia Civil que cita una sentencia del Juzgado de lo Penal n¨²mero 1 de Plasencia. La convocatoria incluso son¨® por la megafon¨ªa del Ayuntamiento que gobernaba el socialista Francisco Javier Morales Cortijo, que no alcanzaba la treintena y es primo de la mujer que gestionaba el local. Ahora ha sido condenado a dos a?os de prisi¨®n y a pagar una indemnizaci¨®n de 25.000 euros a Baltasar y su esposa ¡ªparte de la acusaci¨®n¡ª por un delito de coacciones especialmente grave por su duraci¨®n, los medios empleados y la afectaci¨®n sobre los perjudicados, seg¨²n la sentencia, que puede recurrirse.
El regidor navalvillote respald¨® una protesta en la que se oyeron lemas como "vete a tu pueblo" contra un vecino
Los problemas empezaron cuando el matrimonio se mud¨® en 2005 a la vivienda que hab¨ªan comprado y reformado. Est¨¢ en la calle de Los Granados, al lado de la carretera que atraviesa Navalvillar, y justo encima de la discoteca. El local se abri¨® en los ochenta, seg¨²n sus antiguos propietarios: ¡°Construimos la casa y dejamos la planta de abajo libre, y una pe?a nos propuso poner ah¨ª algo¡±, comenta Isabel Trujillo, de 60 a?os, que ahora vive enfrente, donde tiene una queser¨ªa. A mediados de los noventa, cuando a¨²n resid¨ªa sobre el local, su familia lo vendi¨® ¡°con la condici¨®n de que lo insonorizaran¡±. Pero no fue as¨ª y convivieron con el ruido y las vibraciones (¡°s¨ª molestaba, pero te acostumbras¡±, apunta Trujillo), hasta que se mudaron junto a su negocio. A?os despu¨¦s, vendieron la vivienda a Baltasar.
Ante las quejas del nuevo inquilino, en plenas fiestas de agosto, el entonces alcalde le ofreci¨® trasladarse con su familia a un hostal en el pueblo de al lado, para evitar el cierre de la discoteca, que hab¨ªa empezado a generar disturbios. El Ayuntamiento pag¨® 324 euros por los que la abogada de Baltasar acus¨® al exregidor de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, pero el juzgado placentino le ha absuelto de este delito. Tampoco ha considerado prevaricaci¨®n el retraso en resolver la situaci¨®n de la discoteca. Tras varias reuniones con el Consistorio, el vecino afectado por los ruidos de la discoteca ¡ªno dispon¨ªa de licencias, permisos ni estaba insonorizada, seg¨²n la sentencia¡ª, se dirigi¨® a la Junta de Extremadura, que traslad¨® su petici¨®n al Consistorio. El 8 de febrero de 2006 el local qued¨® clausurado por la Administraci¨®n local. Pero Navalvillar hab¨ªa perdido su acostumbrada calma.
La sentencia recoge que las gestiones de Baltasar y su mujer, y el cierre de la discoteca ¡°dieron lugar al alzamiento de los habitantes¡±, en forma de ¡°da?os a sus bienes y expresiones ofensivas e intimidatorias (de viva voz o mediante pintadas), donde les injuriaban y les instaban a abandonar el pueblo¡±. ¡°?l insultaba a la gente, hasta tiraba piedras¡±, advierte Dur¨¢n, arropada por Juana Santos, de 76 a?os, y su nieta Soraya Mateos, de 29, familiares del exalcalde y madre e hija, respectivamente de Mar¨ªa ?ngeles Morales, entonces al frente de la discoteca. ¡°El alcalde es mi primo, no lo puedo negar, aunque sea casualidad¡±, indica esta ¨²ltima, asegurando que el local apenas abri¨® desde que hubo quejas. ¡°No ten¨ªa licencias porque lo hab¨ªamos cogido para probar c¨®mo nos iba, ya que ten¨ªamos un bar al lado, con todo en regla¡±, justifica.
Pese a su cierre definitivo, Baltasar se mud¨® y finalmente vendi¨® la casa y la cambi¨® por otra en Rosalejo, donde reside, seg¨²n public¨® el diario Hoy de Extremadura. Ya en julio de 2006,?El Peri¨®dico Extremadura relat¨® que la familia afectada acudi¨® a pedir ayuda al subdelegado del Gobierno en C¨¢ceres. Baltasar asegur¨® entonces que hab¨ªan presentado 28 denuncias ante la Guardia Civil y culpaba al alcalde, que respond¨ªa que el local estaba cerrado y el tema, olvidado. Ahora el juzgado placentino le condena por apoyar, en vez de haber frenado, la movilizaci¨®n contra el matrimonio afectado, destacando ¡°la afectaci¨®n sobre la salud de los perjudicados¡±. EL PA?S entrevist¨® a Baltasar y su esposa, pero este decidi¨® luego, al cuestionar el posible enfoque, que no se publicaran sus declaraciones ni su fotograf¨ªa.
¡°Por cualquiera que pasaba por la calle ya estaba protestando; no s¨¦ cu¨¢ntas veces llamar¨ªa a los guardias¡±, cuenta, sobre Baltasar, Mar¨ªa Juncal, vecina de Navalvillar de 60 a?os y esposa del antiguo juez de paz, que fue absuelto del delito de coacciones en la misma sentencia del exalcalde. Tambi¨¦n qued¨® libre de cargos el exconcejal Jos¨¦ Luis R¨ªo, que particip¨® en la manifestaci¨®n pero al que no se tom¨® declaraci¨®n hasta m¨¢s de tres a?os despu¨¦s, cuando el delito ya habr¨ªa prescrito. En el juicio, este indic¨® que ¡°Emiliano (Baltasar) se ha portado muy mal con la gente del pueblo, se ha buscado enemistades y ha denunciado a todo el mundo, incluso a una asociaci¨®n de mujeres¡±, seg¨²n la sentencia.
Ni ¨¦l ni el exalcalde, que rechaz¨® hacer declaraciones, est¨¢n ya en el Ayuntamiento. Morales mantiene la militancia socialista ¡°por ahora¡±, asegura una portavoz del PSOE de C¨¢ceres, que se remite a los estatutos del partido (que prev¨¦n la expulsi¨®n de los condenados por delitos dolosos). Ahora gobierna un independiente, Sigifredo Robledo, m¨¢s preocupado por la complicada situaci¨®n financiera del Consistorio. La discoteca sigue cerrada y su propietario vive en Madrid. Encima reside un trabajador de un pueblo cercano en alquiler. Los j¨®venes suelen reunirse en el bar de al lado y tambi¨¦n se trasladan a otros pueblos. Por el camino pueden cruzarse con Baltasar y su mujer que, de vez en cuando, a¨²n visitan Navalvillar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.