Erasmus y el misterio espa?ol
Un idioma que hablan 400 millones de personas, el clima, el coste, la cultura y la fiesta convierten al pa¨ªs en el destino preferido de los universitarios europeos
Granada es muchas cosas, y una de ellas, desde hace tiempo ya, son los erasmus. En el pa¨ªs favorito para los becarios del m¨¢s famoso programa europeo de movilidad (Espa?a recibe m¨¢s de 37.000), la ciudad de la Alhambra es la primera. Cada a?o, 2.000 universitarios de todo el continente llenan las facultades, pero tambi¨¦n las calles, los bares y el d¨ªa a d¨ªa de una ciudad de 240.000 habitantes que los atrae, entre otros motivos, por su mezcla y singularidad.
?Insa Wiese es alemana, tiene 21 a?os, estudia Pol¨ªticas en Holanda, pero este semestre lo hace en el campus de Granada. Quiere enfocar sus estudios a temas relacionados con la inmigraci¨®n, y la ciudad andaluza le pareci¨® una gran opci¨®n.
Robin Weiss, tambi¨¦n alem¨¢n, dud¨® entre Inglaterra y Espa?a, pero opt¨® por esta ¨²ltima por el idioma y para experimentar un ¡°cambio real de cultura¡±. Compagina la facultad con clases de espa?ol y finalmente practica a diario el ingl¨¦s en su piso, que comparte con dos brit¨¢nicos. Cree que en Espa?a la forma de vida, las ciudades, el clima, los horarios y la cultura se diferencian m¨¢s.
El de Granada es el campus que recibe m¨¢s alumnos del programa
En las ¨²ltimas semanas, el Erasmus ha vuelto a la actualidad por la escasez de fondos: el fracaso de las negociaciones sobre el presupuesto comunitario deja en el aire los 90 millones de euros que le faltan al programa este a?o, dijo el pasado martes la Comisi¨®n Europea. Adem¨¢s, el Ministerio de Educaci¨®n espa?ol ha recortado en dos a?os un 75% su aportaci¨®n a las becas, aunque tanto Gobierno como universidades dicen que los pagos para los becarios de este curso est¨¢n asegurados.
Insa y Robin sostienen que participar en el Erasmus ayuda a ¡°fortalecer el sentido de Europa¡± y defienden un programa que coloca a Espa?a, aunque sea por una vez, en el n¨²mero uno. Y ?por qu¨¦? Los t¨®picos de juerga y buen clima sobrevuelan cualquier explicaci¨®n, pero si se rasca un poquito se encuentran m¨¢s razones. De hecho, aprender otro idioma es el principal beneficio que los j¨®venes europeos buscan en las estancias en otro pa¨ªs, seg¨²n un Eurobar¨®metro de 2011.
Suele haber acuerdos entre facultades: cuando un alumno sale, otro llega
La lituana Karina Ufert, de la Asociaci¨®n Europea de Estudiantes (ESU); el investigador del Observatorio para la Educaci¨®n sin Fronteras Alex Katsomitros; y Dennis Abbot, portavoz de la comisaria europea de Educaci¨®n, incluyen entre sus explicaciones la posibilidad de aprender espa?ol, lengua franca en decenas de pa¨ªses, que hablan m¨¢s de 400 millones de personas y ¡°con un important¨ªsimo crecimiento en EE UU¡±, a?ade el profesor del Instituto de Educaci¨®n de la Universidad de Londres Peter Scott.
Para Rapha?l Boubli, el Erasmus ha supuesto dar el salto del hogar familiar en Marsella (al sur de Francia) a un piso internacional. Y Robin Weiss, desde que lleg¨®, con el inicio del curso, ha hecho mucho turismo, reconoce este joven de 23 a?os, estudiante de Ingenier¨ªa Inform¨¢tica. Le gusta Granada y le encanta el Albaic¨ªn. Confiesa alguna dificultad en las clases: ¡°Los profesores hablan muy r¨¢pido¡±.
Al principio no se puede negar que las distintas culturas, que se trasladan al aula, ocasionan ¡°peque?os choques acad¨¦micos¡±, explica la vicerrectora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Granada (UGR), Dorothy Kelly. Pero la experiencia ha demostrado que a la larga resultan ¡°beneficiosas¡± para estudiantes y profesores, inmersos en un aprendizaje permanente en m¨¦todos docentes. ¡°Los sistemas son distintos, no podemos decir cu¨¢l es mejor, pero s¨ª que la relaci¨®n con los profesores es diferente¡±, comentan los alumnos. La internacionalizaci¨®n de la universidad granadina ha transformado ¡°de manera radical¡± sus cinco campus, dispersos por la ciudad, y tambi¨¦n las aulas. ¡°Se han convertido en lugares multiling¨¹es, multinacionales, multiculturales y de f¨¦rtil intercambio para todos, incluidos aquellos que no se pueden desplazar a otros pa¨ªses¡±, subraya Kelly.
Para estancias cortas como la de Erasmus (un curso como m¨¢ximo), la parte acad¨¦mica nunca ha sido la principal motivaci¨®n, recuerda el investigador de la Universidad de Kassel (Alemania) Ulrich Teichler. Sin embargo, si los campus no tuvieran un nivel suficiente disuadir¨ªan a los alumnos: ¡°Creo que las universidades espa?olas tienen un reconocido prestigio¡±, dice Peter Scott. Dennis Abbot, desde la Comisi¨®n Europea, habla tambi¨¦n de ¡°alta calidad¡±.
Los rectorados, con sus programas de apoyo y bienvenida, y con una red de relaciones tejida durante a?os, tambi¨¦n ponen de su parte, recuerda Juan Colino, de ESN (Erasmus Student Network), una de las mayores asociaciones estudiantiles de Europa. ¡°Normalmente, los acuerdos son bilaterales [de facultad a facultad], por lo que cuando un alumno espa?ol sale, llega otro de fuera. Esto hace que Espa?a sea el que m¨¢s recibe y tambi¨¦n el que m¨¢s env¨ªa [son unos 36.000 al a?o]¡±. Granada es el campus que exporta m¨¢s erasmus, m¨¢s de 2.000.
Los que han opinado en este reportaje reconocen que en la preferencia por Espa?a influyen tambi¨¦n factores como el buen tiempo, cierta cultura del ocio y de vida en la calle, una imagen del espa?ol como gente abierta y, finalmente, el coste de la vida, razonable respecto a buena parte del continente. A pesar de ello, los tres protagonistas de esta historia (Insa, Rapha?l y Robin) reciben ayuda econ¨®mica de sus padres, no les alcanza la beca.
Y eso que Granada es una ciudad m¨¢s o menos barata, pensada en muchos casos por y para la universidad. Ocurre, por ejemplo, en muchos bares de tapas. Fiestas y barriles circulan con asiduidad, salvo en periodo de ex¨¢menes, y el mercado inmobiliario tiene en los alumnos (65.000 al a?o) un cliente seguro. La oferta es amplia y asequible, en funci¨®n de la calidad, cuentan desde el Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria. Los erasmus suelen ser ¡°buenos pagadores¡±, reconocen fuentes del sector.
No tuvieron mucho problema para encontrar piso estos tres estudiantes, que se decantaron por vivir en barrios con mucha actividad, aunque eso suponga, en el caso de Robin, coger a diario el autob¨²s para llegar a la facultad. Rapha?l, el m¨¢s t¨ªmido, est¨¢ sorprendido por las diferencias que encuentra en la universidad y en la forma de vida: todo ocurre un par de horas ¡°m¨¢s tarde¡± en Espa?a. Lo ve lejos, pero le gustar¨ªa trabajar en alguna instituci¨®n europea, aunque cree que es complicado con la crisis actual.
Ciudades de Andaluc¨ªa son los primeros lugares que quieren conocer. Marbella y Ronda han sido ya algunos destinos. Fundamentalmente los dos chicos logran, poco a poco, separarse del traductor en clase. Viven el d¨ªa a d¨ªa como cualquier alumno y aunque han asistido a fiestas, no creen que vivan para ellas. Eso s¨ª, si se queda un jueves por la noche en casa, Insa asegura que le aparece una ¡°vocecita¡± que le recuerda: ¡°Tienes que salir, eres erasmus...¡±, comenta entre risas.
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