Joseph Murray, el Nobel que presum¨ªa de no haber investigado
Realiz¨® el primer trasplante de ri?¨®n entre seres humanos con dos gemelos.- En 1962 logr¨® trasplantar el primer ¨®rgano procedente de un cad¨¢ver
No hay nada corriente en la biograf¨ªa de Joseph Murray, el m¨¦dico que recibi¨® el Premio Nobel de Medicina en 1990 y que falleci¨® el lunes en el Brigham and Women¡¯s hospital a los 93 a?os. ?l mismo presum¨ªa en la autobiograf¨ªa que envi¨® al Instituto Karolinska de Estocolmo con motivo del galard¨®n que le concedieron de que solo hab¨ªa realizado ¡°una actividad que tuviera un ligero parecido con una investigaci¨®n m¨¦dica¡± una vez, cuando hizo un estudio sobre la entonces novedosa t¨¦cnica de Papanicolau, que ahora se utiliza de manera extensiva para detectar lesiones precancerosas en las c¨¦lulas epiteliales de la vagina.
De hecho, fue un m¨¦dico volcado en la cirug¨ªa pl¨¢stica ¡ªentendida como una pr¨¢ctica reparadora¡ª quien recibi¨® el premio, sin embargo, por ser el primero en conseguir un trasplante de ri?¨®n entre personas. Lo hizo en 1954, cuando extirp¨® el ¨®rgano sano de un hombre de 23 a?os y lo insert¨® en su gemelo.
Esta actividad, sin embargo, no estaba conceptualmente tan lejos de su ocupaci¨®n principal porque tras estudiar en Harvard, fue destinado como m¨¦dico durante la II Guerra Mundial a un hospital donde, con apenas bagaje como cirujano, estuvo muy cerca del problema de las heridas que mutilaban y deformaban a los soldados. Debido a esto fue investigando en la cirug¨ªa reparadora y, dentro de esta, en los trasplantes de piel necesarios, sobre todo, para tratar a los soldados con quemaduras. Aquella fue su aproximaci¨®n a este campo y su principal problema: los rechazos. ¡°Como primer teniente con solo nueve meses de pr¨¢ctica quir¨²rgica, fui asignado al Valley Forge General Hospital de Pensilvania para esperar a los heridos que llegaban del frente¡±, cuenta en su texto autobiogr¨¢fico. Las tropas ¡°no hab¨ªan cruzado el Rin todav¨ªa y no se hab¨ªa producido la batalla de las ?rdenas¡±.
Aquella experiencia dio sus frutos, y, tras los correspondientes ensayos en animales ¡ªque acabaron con perros, algo habitual entonces¡ª se procedi¨® a la operaci¨®n entre hermanos.
Que fueran gemelos no era casualidad. Al contrario de lo que ha sucedido despu¨¦s con estas t¨¦cnicas, primero se opt¨® por el trasplante de donante vivo, sobre todo porque era una manera de asegurar la compatibilidad. Una docena de gemelos se prestaron al experimento antes de que se acudiera a lo que es la pr¨¢ctica m¨¢s extendida hoy en d¨ªa, sobre todo en Espa?a, de la donaci¨®n de cad¨¢ver.
Murray sigui¨® el camino que hab¨ªa empezado hasta que lo consider¨® culminado: en 1959 realiz¨® el primer trasplante de ri?¨®n de donante y receptor no emparentado, y en 1962 fue tambi¨¦n el pionero en utilizar el ¨®rgano de un difunto. No todo fue un camino de rosas para ¨¦l. Como cat¨®lico practicante ¡ªfue miembro de la Academia Pontificia de Ciencias, que asesora a Vaticano en temas cient¨ªficos¡ª le resultaron especialmente duras las cr¨ªticas recibidas por parte de los sectores m¨¢s conservadores. ¡°Nos acusaron de jugar a ser Dios¡±, recordaba despu¨¦s en el libro de su autobiograf¨ªa llamado ¡ªotra prueba de su espiritualidad¡ª Cirug¨ªa del alma. En ¨¦l, tras recordar c¨®mo en 1971 renunci¨® a ser jefe de trasplantes del hospital Brigham, donde ha fallecido, cuenta c¨®mo volvi¨® a la cirug¨ªa reparadora que era su aut¨¦ntica vocaci¨®n, con casos muy complejos de reconstrucciones casi totales de cara, las cuales fueron un ¨¦xito para su ¨¦poca (aunque ¨¦l mismo admite que los resultados se alejaban de la normalidad en la apariencia buscada, lo que le llev¨®, por ejemplo, a contratar en su laboratorio a uno de sus pacientes para que tuviera una salida laboral digna en un entorno donde su aspecto no fuera un obst¨¢culo).
Conservador en muchos aspectos, para Murray fue m¨¢s importante su familia (ten¨ªa seis hijos, tres hombres y tres mujeres) que su propia carrera y as¨ª lo manifest¨® en el texto que envi¨® a la academia sueca relatando antes su origen en el pueblo de su padre, Milford (Masachusets), que sus logros acad¨¦micos. Especialmente orgulloso estaba de su matrimonio con Virginia Link en 1945. ¡°Cuando asist¨ªa a un concierto de la Boston Symphony Orchestra con varios compa?eros, me fij¨¦ en una adorable dama demasiado encantadora para su acompa?ante. En el intermedio me las arregl¨¦ para conocerla. Era una estudiante de piano y canto. Supe que era la chica con la que iba a casarme¡±. Virginia, Bobby, estuvo con ¨¦l hasta el final.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.