Memoria de un pueblo ahogado
Una localidad de Ourense emerge 20 a?os despu¨¦s de las aguas de un embalse Los vecinos recuerdan la jornada en que el llenado les cogi¨® por sorpresa
¡°Aquello parec¨ªa el diluvio universal. El 8 de enero del 92 llov¨ªa a mares y el r¨ªo Limia ven¨ªa engordado. La hidroel¨¦ctrica cerr¨® las compuertas y empez¨® a llenar¡±. Miriam Paz es parte de esa mayor¨ªa de vecinos de Aceredo que, tras 20 a?os, casi 21, siguen pensando que el dinero no compensa el desarraigo. En Lobios, el municipio de Ourense al que pertenece este pueblo de 70 casas y 120 almas que se trag¨® el agua en virtud de un viejo trato entre Franco y Salazar, las opiniones contin¨²an divididas. Los no afectados por la construcci¨®n del embalse de Lindoso aseguran que la expropiaci¨®n por parte de la hidroel¨¦ctrica lusa EDP (Electricidade de Portugal) fue una bendici¨®n que para ellos quisieran. Pero entre los que perdieron casas, h¨®rreos, huertas y el camposanto del que, en plena crecida, tuvieron que desenterrar a sus difuntos, aquello fue ¡°una tragedia¡±.
Con la sequ¨ªa, y la demanda el¨¦ctrica que se dispara con el fr¨ªo y los d¨ªas cortos, la empresa ha exprimido el pantano hasta hacer sonar las alarmas del caudal ecol¨®gico. Por primera vez los expropiados han podido volver a pasear, a duras penas, entre el lodo, por alguna r¨²a de su pueblo natal. Dulcia baj¨® el fin de semana pasado y desde entonces no levanta cabeza. Es famosa por su humor, pero tras volver a Aceredo ¡°el viejo¡± tuvo que meterse en cama y no se levant¨® en varios d¨ªas.
Quedaron sumergidos cinco pueblos: adem¨¢s de Aceredo, Buscalque, O Bao, A Reloeira y Lantemil, que en conjunto sumaban 250 vecinos. Los que viv¨ªan m¨¢s arriba tuvieron tiempo, hasta mayo, para salvar los muebles, desmontar la iglesia del XVII y trasladar huesos y l¨¢pidas. Pero en Buscalque y O Bao, cuando se dieron cuenta, ten¨ªan ¡°el agua por la cintura¡±. ¡°Se hizo de noche enseguida, el agua estaba llena de gallinas ahogadas, gatos que quer¨ªan nadar... La Cruz Roja ayud¨® a sacar de las casas a los viejos¡±. El pantano sepult¨® el primer d¨ªa una ¡°raza ¨²nica¡± de naranjos. ¡°Era un valle precioso y f¨¦rtil. Ven¨ªan pescadores porque el r¨ªo era truchero, hab¨ªa barcas y campos verdes. En Buscalque se daban las granadas¡±, a?ora Miriam. ¡°Pudo haber una desgracia porque la EDP ni se ocup¨® en cortar los cables de los postes de la luz¡±.
Era un valle precioso y f¨¦rtil. Ven¨ªan pescadores porque el r¨ªo era truchero"
Eso llamaba la atenci¨®n la semana pasada: que los postes siguen en pie ¡°y hasta con las palomitas de cer¨¢mica¡±, comenta asombrada Julia Barroso. Despu¨¦s de aquello, ¡°muchos pasaron por el psiquiatra¡±, y gente ¡°que no estaba para morir¡± falleci¨® en un par de inviernos.
El pacto gubernamental se sell¨® en los cincuenta, y ya no se esperaba que se fuese a construir aquel embalse. Seg¨²n Miriam, la empresa fue negociando ¡°individualmente y siempre de noche¡±, cerrando acuerdos con ¡°los m¨¢s d¨¦biles¡±: ¡°Cuando la EDP se sac¨® al 51% del medio, el BOE public¨® la expropiaci¨®n forzosa¡±. Desde ese d¨ªa, 15 de agosto de 1991, hasta despu¨¦s del llenado, los dem¨¢s vecinos protagonizaron sonadas protestas apoyados por partidos de izquierdas. Atrancaron las puertas de la iglesia con vigas y subieron piedras al campanario para enfrentarse a los antidisturbios. Tambi¨¦n hicieron huelga de hambre. Al final, seg¨²n Manuel Salgado, aficionado a la historia local, ¡°al que menos, le dieron 25 millones de pesetas y al que m¨¢s, m¨¢s de 100... Alguno vendi¨® y volvi¨® a construir para volver a cobrar¡±. Dulcia, Miriam y Julia no piensan lo mismo: ¡°Naci¨® un Aceredo nuevo m¨¢s arriba, pero quedamos en el aire para siempre¡±.
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