La guerra de las lenguas
Espa?a opt¨® por un biling¨¹ismo territorializado que genera tensiones y desigual reputaci¨®n entre idiomas Contra esa diglosia, las comunidades refuerzan el suyo en la escuela y la Administraci¨®n
![La diferente posición de partida en la vida social impulsa a una lengua frente a otra.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4P4W4J44TH7NA7CE7AZTCHJNGU.jpg?auth=232088848fdfc88652b6bcff99e842e56c080bb4f2f171f01767a2cc01892bd1&width=414)
La guerra de las lenguas promete grandes r¨¦ditos electorales a quienes la promueven, pero el uso partidista de algo tan importante para cualquier ciudadano como el instrumento que le sirve para expresar lo que piensa o lo que siente, es jugar con fuego. El ministro Jos¨¦ Ignacio Wert ha encendido la hoguera con el proyecto de ley de mejora de la calidad de la educaci¨®n, interpretado en Catalu?a como un ataque a la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica en catal¨¢n. En el lado opuesto, fuerzas pol¨ªticas contrarias a la inmersi¨®n han saludado que la nueva ley quiebre el predominio del catal¨¢n como lengua vehicular de la ense?anza y obligue a que el castellano tambi¨¦n lo sea. El pulso entre Catalu?a y el Gobierno central est¨¢ en su punto ¨¢lgido, y aunque el ministro trata de quitar hierro a su envite, nadie olvida que en sede parlamentaria expres¨® su prop¨®sito de ¡°espa?olizar a los escolares catalanes¡±. Con esa frase proclamaba que la lengua sirve para adoctrinar en un nacionalismo y que eso puede y debe hacerse desde la escuela. Es decir, lo mismo de lo que ¨¦l acusa a la Generalitat.
¡°Se puede adoctrinar en cualquier lengua¡±, afirma Albert Branchadell, profesor de la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. ¡°La frase de Wert implica una asimilaci¨®n entre lengua y naci¨®n. Esta asimilaci¨®n puede darse tambi¨¦n, y de hecho se da, en sentido inverso: hay tambi¨¦n un discurso catal¨¢n que trata de convertir el castellano en una lengua invasora, cosa que tampoco es¡±. ¡°La lengua es un signo de identidad, pero tambi¨¦n puede verse como parte de un proyecto de construcci¨®n nacional, como la expresi¨®n de un nacionalismo de signo opuesto, y que son irreconciliables. En estos casos es inevitable entrar en un juego acci¨®n-reacci¨®n¡±, observa Xavier Vila, profesor de la Facultad de Filolog¨ªa de la Universidad de Barcelona.
![Fuentes: Generalitat de Catalu?a y Ministerio de Educaci¨®n.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/V6R6ANPV6777W7ZGN7DB4UQRAY.png?auth=715733c11694053e7f76b01204e5ba4b6898d4ebc3c36e5f895bc845dec2c9d0&width=414)
En esta dial¨¦ctica de nacionalismos enfrentados, el debate est¨¢ tan politizado que abundan las falsedades y se dan por ciertas premisas que no son tales. Por ejemplo, que el castellano est¨¢ siendo barrido de Catalu?a. O que los escolares catalanes no conocen bien la lengua de Cervantes. ¡°El habla es una expresi¨®n de sistemas ideol¨®gicos y cuando se hace un uso partidista, surgen problemas¡±, se?ala Fernando Ramallo, profesor de la Facultad de Filolog¨ªa de la Universidad de Vigo. ¡°Deber¨ªamos buscar un consenso b¨¢sico, pero en Espa?a tenemos un d¨¦ficit de partida: que el centro no ha aceptado la diversidad ling¨¹¨ªstica de la periferia como una riqueza, y eso ha provocado una reacci¨®n de defensa que en ocasiones ha adoptado tambi¨¦n formas dogm¨¢ticas. Ni el PP ni el PSOE han tenido una concepci¨®n clara de esa diversidad. El resultado es que se ha aplicado una pol¨ªtica que hace invisible la realidad ling¨¹¨ªstica de Espa?a¡±.
La paridad de ambas lenguas en la escuela no garantiza el biling¨¹ismo?
Esa realidad es que el 40% de la poblaci¨®n vive en territorios biling¨¹es, pero una parte del restante 60% que es monoling¨¹e siente el uso de las otras lenguas como una agresi¨®n. Pudiendo hablar todos en castellano, para qu¨¦ hablar gallego o catal¨¢n, piensan. ¡°El problema¡±, a?ade Ramallo, ¡°es que se ha territorializado el biling¨¹ismo y con ello se ha despojado a los biling¨¹es de su derecho cuando salen de su territorio¡±. Luisa Mart¨ªn Rojo, catedr¨¢tica de Ling¨¹¨ªstica en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, lo explica as¨ª: ¡°Hemos optado por un modelo territorial como el de B¨¦lgica, en que cada lengua tiene su espacio; en nuestro caso, se reconoci¨® el biling¨¹ismo de algunas comunidades, pero se mantuvo intacto el monoling¨¹ismo de otras. De manera que las lenguas de un territorio no son visibles en el resto y eso hace que una parte de la poblaci¨®n pueda ignorar que Espa?a es una realidad multiling¨¹e. Eso provoca un desequilibrio en el prestigio de esas lenguas y tensiones innecesarias con el castellano¡±, afirma. Mart¨ªn Rojo ha investigado los paisajes ling¨¹¨ªsticos de Madrid ¡ªde los que ha hecho un interesante v¨ªdeo¡ª y ha comprobado que Madrid es una ciudad multiling¨¹e, pero curiosamente, tienen mucha m¨¢s presencia algunas lenguas europeas y lenguas de la inmigraci¨®n, que las lenguas de otras autonom¨ªas.
Los expertos consultados creen que en Espa?a hubiera sido mejor aplicar un modelo como el vigente en Canad¨¢ o en Finlandia, donde las lenguas que conviven son oficiales en todo el territorio, aunque no se exige su conocimiento a todos los ciudadanos. Aqu¨ª, la protecci¨®n de las otras lenguas depende exclusivamente de sus Gobiernos aut¨®nomos. Pero, ?c¨®mo se protege una lengua? ¡°Uno de los factores clave para recuperar y mantener con vitalidad una lengua es que su uso no se circunscriba a la familia, al hogar, sino que est¨¦ normalizada en todos los ¨¢mbitos, incluidos los de prestigio¡±, explica Luisa Mart¨ªn Rojo. ¡°Todas las pol¨ªticas ling¨¹¨ªsticas han buscado evitar la diglosia, situaci¨®n en la que una de las lenguas se considera culta y goza de privilegios sociales, mientras la otra tiene un uso limitado y carece de prestigio, de modo que se asocia a falta de cultura, y puede incluso llegar a avergonzar a sus hablantes¡±.
El uso partidista del instrumento de convivencia es jugar con fuego
Cuando se llega a este punto, la lengua est¨¢ en peligro de desaparici¨®n inminente. Para recuperarse, tiene que volver a las esferas de prestigio: la escuela, la Administraci¨®n, la justicia, la producci¨®n cient¨ªfica. El que pueda mantenerse viva no depende tanto del n¨²mero de hablantes, aunque es importante, como del papel que tiene en el proyecto sociocultural de su comunidad. Mart¨ªn Rojo se?ala el hebreo como un caso paradigm¨¢tico: los jud¨ªos hablaban yiddish o hablaban la lengua del pa¨ªs en el que viv¨ªan y utilizaban el hebreo solo en las celebraciones religiosas. Cuando se cre¨® el Estado de Israel, el hebreo fue revitalizado en el marco de un proceso de construcci¨®n nacional y hoy es una lengua absolutamente viva.
En la batalla por la supervivencia est¨¢n el catal¨¢n, el gallego y el vasco. Y en todos los casos, el sistema educativo es un instrumento esencial. Galicia, Valencia, Baleares y Catalu?a, aplican modelos universales, es decir, que no segregan a los alumnos en funci¨®n de la lengua de aprendizaje, pero Catalu?a es la ¨²nica que ha implantado un modelo de inmersi¨®n, en que la lengua vehicular es el catal¨¢n. El resto aplican modelos biling¨¹es. El del Pa¨ªs Vasco es el ¨²nico modelo que segrega a los alumnos en tres opciones: inmersi¨®n en castellano, inmersi¨®n en euskera y l¨ªnea biling¨¹e, con asignaturas en ambas lenguas. Este modelo est¨¢ ahora en revisi¨®n. En cualquier caso, el euskera no es comparable al catal¨¢n o al gallego, que tienen una gran proximidad al castellano. Y sin embargo, pese a la dificultad del euskera, la l¨ªnea de inmersi¨®n en castellano no es la opci¨®n m¨¢s demandada, lo cual indica que los padres, a excepci¨®n de los que est¨¢n muy de paso, quieren dar herramientas a sus hijos para una vida social y profesional plena en una sociedad que es biling¨¹e.
Catalu?a es la ¨²nica regi¨®n con un modelo de inmersi¨®n total
El modelo catal¨¢n de inmersi¨®n no ha sido una imposici¨®n de las esferas de la pol¨ªtica. Lo propuso al principio de la Transici¨®n el movimiento de renovaci¨®n pedag¨®gica que lideraba la fundaci¨®n Rosa Sensat. El objetivo era garantizar la igualdad de oportunidades a todos los ni?os porque el desarrollismo franquista hab¨ªa provocado la concentraci¨®n de la poblaci¨®n inmigrante en barrios perif¨¦ricos, y corr¨ªan el riesgo de convertirse en guetos sociales. Permitir dos v¨ªas de escolarizaci¨®n en funci¨®n de la lengua hubiera pod¨ªa provocar una fractura social que restara oportunidades a los hijos de los inmigrantes. Con la inmersi¨®n, se consegu¨ªa en cambio un doble objetivo: proteger el catal¨¢n, haciendo que fuera tambi¨¦n una lengua de prestigio, y garantizar la cohesi¨®n social dando a todos los ni?os la oportunidad de dominar ambas lenguas por igual.
El objetivo de cohesi¨®n social se ha alcanzado plenamente. Eso nadie lo discute. Y el catal¨¢n ha progresado pero, contra lo que muchos creen, sigue estando por detr¨¢s del castellano. Respecto del inicio de la Transici¨®n, los progresos son evidentes. En 1986 sab¨ªan hablar el catal¨¢n el 64% y escribirlo el 31,6%. Pese al esfuerzo de la inmersi¨®n, la radiograf¨ªa que ofrece el Informe de pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica de 2010 todav¨ªa muestra un claro predominio de la lengua de El Quijote sobre la de Tirant lo Blanc. As¨ª, mientras el castellano lo entiende y lo habla m¨¢s del 99% de la poblaci¨®n, el catal¨¢n lo entiende el 94,6% y lo habla el 78,3%. Y mientras el 95,6% de los residentes saben escribir en castellano, solo el 61,8% sabe escribir en catal¨¢n. Si el objetivo es el biling¨¹ismo efectivo, no est¨¢ tan cerca como parece, y no porque el castellano retroceda, como creen muchos, sino por la dificultad que, a pesar de todo, tiene el catal¨¢n para alcanzar el estatus de igualdad al que aspira.
Hay un gran equ¨ªvoco sobre esta cuesti¨®n. La premisa de que el biling¨¹ismo en el aprendizaje garantiza al final el equilibrio entre las dos lenguas no es cierta. As¨ª lo afirman todos los socioling¨¹istas consultados. Cuando se reclama que los escolares tengan tantas asignaturas en castellano como en catal¨¢n no se est¨¢ favoreciendo el biling¨¹ismo. La diferente posici¨®n de partida en la vida social y en los medios de comunicaci¨®n har¨¢ que la lengua m¨¢s fuerte, en este caso el castellano, se imponga a costa del retroceso de la m¨¢s d¨¦bil. Aplicar un biling¨¹ismo estricto en el aula no garantiza el equilibrio ni el biling¨¹ismo en el resultado educativo. ¡°Eso perjudica especialmente a las clases m¨¢s bajas, que no tienen otros instrumentos que la escuela para formarse¡±, advierte Luisa Mart¨ªn Rojo. ¡°Si al acabar el colegio no son competentes en ambas lenguas, tendr¨¢n menos oportunidades de trabajo. Y si son hijos de inmigrantes, esto supondr¨¢ que tendr¨¢n que ocupar las mismas posiciones subordinadas en el mercado de trabajo que ocuparon sus progenitores reci¨¦n llegados¡±.
El 95% de catalanes sabe escribir el castellano; solo el 61%, el catal¨¢n
Este componente es especialmente importante en un momento en que Catalu?a debe integrar nuevos contingentes de inmigrantes extranjeros. Pese a la primac¨ªa del catal¨¢n como lengua vehicular de la ense?anza y la Administraci¨®n, la habilidad para entender, hablar y leer en catal¨¢n se ha mantenido estable, pero el porcentaje de poblaci¨®n que sabe escribir catal¨¢n ha aumentado 10 puntos desde 1996. Se ha conseguido contrarrestar el retroceso que hubiera significado la incorporaci¨®n de m¨¢s de 1,5 millones de inmigrantes que no conoc¨ªan la lengua y eso ha sido gracias, sobre todo, al modelo de inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica. ¡°En los ¨²ltimos 10 a?os, Valencia ha recibido tambi¨¦n m¨¢s de un mill¨®n de inmigrantes. Con el sistema rigurosamente biling¨¹e que all¨ª se aplica, entre 2000 y 2009 el conocimiento del catal¨¢n ha retrocedido 10 puntos mientras que en Catalu?a se ha mantenido, a pesar de la inmigraci¨®n¡±, indica Xavier Vila.
¡°?Qui¨¦n puede discutir los resultados de la inmersi¨®n?¡±, pregunta Fernando Ramallo. ¡°Si se hubiera explicado bien, la inmersi¨®n en una lengua ser¨ªa aceptada, porque garantiza el dominio de las dos lenguas, aporta recursos adicionales para los hablantes, favorece la cohesi¨®n y es m¨¢s efectivo en la protecci¨®n de la lengua minorizada. Si no tuviera ventajas, tendr¨ªa contestaci¨®n social, y tambi¨¦n cient¨ªfica. Y ni una ni otra se producen en Catalu?a¡±, concluye. Tampoco es cierto, como a veces se dice, que los ni?os escolarizados en catal¨¢n tengan un menor conocimiento del castellano que los de Valladolid o Palencia. Lo demuestran tanto las pruebas de acceso a la Universidad como las evaluaciones que realiza el Ministerio de Educaci¨®n, en las que los resultados de los ni?os catalanes son similares a las de los ni?os de comunidades de habla castellana.
La oposici¨®n ha arreciado en los ¨²ltimos a?os por la insistente campa?a de los medios nacionalistas espa?oles con presencia pol¨ªtica y medi¨¢tica en Madrid. Albert Branchadell sit¨²a su origen en 1995, cuando el PP decidi¨® incorporar la defensa del castellano en su programa como reclamo electoral bajo el liderazgo de Alejo Vidal-Quadras cuando la inmersi¨®n ya se consideraba consolidada. En el inicio de la Transici¨®n, fuerzas residuales del franquismo y algunas familias hab¨ªan reclamado en los tribunales el derecho a escolarizar a sus hijos en castellano, pero el Tribunal Constitucional hab¨ªa avalado el modelo de inmersi¨®n en 1994. ¡°Las posiciones de Vidal-Quadras no tuvieron entonces mayor trascendencia¡±, recuerda Branchadell. ¡°En 1996 se produjo el pacto del Majestic entre CiU y PP. Eran los tiempos en que Aznar hablaba ¡®catal¨¢n en la intimidad¡¯ y en ning¨²n momento se cuestion¨® la pol¨ªtica de inmersi¨®n. Ni siquiera cuando el PP obtuvo la mayor¨ªa absoluta en la siguiente legislatura. Ha sido despu¨¦s, al irrumpir en la escena pol¨ªtica partidos que han hecho del nacionalismo espa?ol y de la defensa del castellano su caballo de batalla. Ahora el PP ha descubierto que la guerra de la lengua le da r¨¦ditos electorales fuera de Catalu?a¡±.
Y ah¨ª estamos, en un nudo que costar¨¢ deshacer.
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