Los rectores piden pactar la nueva Selectividad para evitar el caos
La reforma establece una rev¨¢lida en bachiller y deja a los campus hacer pruebas propias Las universidades reclaman que estas sean v¨¢lidas en toda Espa?a
Los rectores tendr¨¢n muy pronto que poner hilo a la aguja y posicionarse sobre c¨®mo debe ser el nuevo acceso a la universidad, ya que la reforma educativa elimina la Selectividad. Catalu?a abri¨® el mel¨®n en diciembre cuando las siete universidades p¨²blicas y la Generalitat acordaron mantener una prueba ¨²nica para todos los alumnos.
El anteproyecto de la Ley Org¨¢nica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) que tramita el Gobierno sustituye la actual prueba de Selectividad por una rev¨¢lida al final del bachillerato (imprescindible para conseguir el t¨ªtulo y acceder a los campus), y permite a las universidades, si lo desean, crear sus propias pruebas de acceso para las carreras que quieran. Con la propuesta catalana, los alumnos tendr¨ªan dos ex¨¢menes distintos de filtro: la rev¨¢lida de bachiller y la prueba de acceso dise?ada por las universidades.
En todo caso, la mayor¨ªa de los flecos y de las concreciones est¨¢n a¨²n completamente abiertas. Y en ese contexto, los rectores del resto de comunidades se apresuran a definir una estrategia, con la premisa clara de que si los campus crean nuevas pruebas de selecci¨®n, estas deben ser v¨¢lidas en todo el Estado. ¡°Vemos la iniciativa catalana con cierta preocupaci¨®n, ya que obliga a otras comunidades a hacer lo mismo¡±, tercia Juan Juli¨¢, rector de la Polit¨¦cnica de Valencia y vicepresidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Espa?olas (CRUE).
Otros rectores, sin embargo, ven con buenos ojos la propuesta catalana y, en todo caso, la mayor¨ªa est¨¢n convencidos de que hay que buscar una soluci¨®n com¨²n para evitar el ¡°caos¡± que provocar¨ªa en el sistema universitario que los alumnos tengan que pasar pruebas distintas en las diferentes universidades o, incluso, facultades en que se preinscriban. ¡°La movilidad de los estudiantes se reducir¨ªa much¨ªsimo¡±, alerta Juli¨¢. Se tratar¨ªa de evitar la creaci¨®n de 17 sistemas segregados y los consecuentes agravios comparativos entre las distintas comunidades. ¡°Los alumnos no pueden estar paseando por toda Espa?a haciendo pruebas¡±, se queja Jos¨¦ Manuel Rold¨¢n, rector de la Universidad de C¨®rdoba y representante de los rectores andaluces.
Sin una propuesta oficial desde las universidades (m¨¢s all¨¢ de la catalana), la idea inicial del proyecto de ley, expresada por algunos consejeros auton¨®micos del PP, es que solo se hagan evaluaciones extra, aparte de la rev¨¢lida, para entrar en las carreras con mucha demanda ¡ªMedicina, Arquitectura o algunas ingenier¨ªas¡ª, al igual que la que ya existe en algunas facultades de Bellas Artes. La propuesta de ley dice que estas evaluaciones tendr¨¢n car¨¢cter ¡°excepcional¡± y tambi¨¦n establece otros mecanismos para acceder a titulaciones concretas, como tener en cuenta las notas de determinadas asignaturas del bachillerato o de la rev¨¢lida, o estudios o formaci¨®n previa. Para entrar en el resto de carreras contar¨ªa la nota de la rev¨¢lida, en cuya preparaci¨®n no participar¨ªan las universidades.
Lo que s¨ª tienen claro los rectores, en todo caso, es que la prueba que se haga desde los campus debe ser v¨¢lida en toda Espa?a. La CRUE propone que sea el Consejo de Universidades (donde est¨¢n representados Gobierno y rectores) el que establezca las pautas de las evaluaciones, que servir¨ªan de base para que posteriormente cada comunidad las concrete. M¨¢s o menos como hasta ahora, ya que los Gobiernos aut¨®nomos tienen las competencias sobre la Selectividad, que despu¨¦s tiene validez estatal.
Los rectores creen que no debe haber una prueba para cada facultad
Los rectores rechazan por ¡°cuestiones t¨¦cnicas y de objetividad¡± que cada facultad ponga sus propias pruebas de acceso, porque los alumnos quedar¨ªan a merced de criterios dispares fijados por cada universidad en funci¨®n de sus intereses. ¡°Ser¨ªa una discriminaci¨®n para los alumnos, ya que podr¨ªamos elegir a aquellos que nos apeteciera¡±, alerta el rector de la Complutense de Madrid, Jos¨¦ Carrillo. Este argumento esgrimieron las universidades catalanas para consensuar una prueba com¨²n y ¨²nica, y alertaron del peligro de ¡°mercantilizaci¨®n¡± y ¡°elitizaci¨®n¡± de los campus, seg¨²n el rigor de las pruebas que establecieran.
Los rectores coinciden en que la actual Selectividad tiene ¡°muchos defectos y es mejorable¡±, pero en general no les gusta la idea de eliminar este filtro porque garantiza el principio de igualdad, ya que todos los alumnos se someten a la misma criba. El rector de la Complutense dice, sin embargo, que la rev¨¢lida del bachillerato ¡°podr¨ªa ser suficiente¡±, en tanto que es una prueba de evaluaci¨®n externa que no corrigen los institutos, ya que podr¨ªa ¡°ser redundante¡± someter a los alumnos a ex¨¢menes muy parecidos (la rev¨¢lida y la nueva Selectividad) con pocos d¨ªas de diferencia. Para evitar esto, Catalu?a acord¨® que en la prueba universitaria los estudiantes solo se evaluaran de las asignaturas de modalidad, es decir, la especialidad que han cursado, las cl¨¢sicas ciencias o letras.
Las universidades no han hecho todav¨ªa ning¨²n movimiento para copiar los pasos de Catalu?a, pero lo podr¨ªan hacer pronto. De hecho, los rectores madrile?os se reunir¨¢n despu¨¦s de las vacaciones navide?as. Por su parte, Andaluc¨ªa podr¨ªa abordar el asunto durante el primer trimestre del a?o.
Cuatro d¨¦cadas sorteando cr¨ªticas
Las cr¨ªticas han acompa?ado a las pruebas de acceso a la universidad, la Selectividad, desde su nacimiento con la ley educativa de 1970, que elimin¨® las rev¨¢lidas en el resto de etapas pero mantuvo esta criba previa a la llegada al campus. Siempre se le ha atacado desde todos los flancos: por blanda, ya que aprobaba mucha gente, siempre m¨¢s de 75% (en torno al 90% en los ¨²ltimos a?os), o por dura, innecesaria y antisocial, un ¡°exceso de celo¡±, como la calific¨® en 1984 Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n. Adem¨¢s, muchos profesores se han quejado tradicionalmente de que el examen condiciona de tal manera lo que ense?an en segundo de bachillerato (antes, el COU) que el curso se convierte en una pura preparaci¨®n de la prueba.
Pero la Selectividad ha conseguido sobrevivir ¡ªeso s¨ª, con distintas versiones, contenidos, n¨²mero de ex¨¢menes y ponderaciones entre la nota y del examen del bachillerato¡ª desde su primera edici¨®n, all¨¢ por 1974.
Y lo ha hecho porque, seg¨²n sus defensores, es la forma menos mala de cumplir un doble objetivo: garantizar un nivel m¨ªnimo homologable para todos los estudiantes que llegan a la Universidad, al margen del tipo de centro (p¨²blico o privado); y ordenar la entrada en aquellas carreras que tienen m¨¢s demanda que oferta de plazas.
La propuesta de sustituir la Selectividad por una rev¨¢lida (m¨¢s las evaluaciones concretas que quisieran a?adir las universidades), en realidad, es una vieja propuesta del PP que, de hecho, plasm¨® en la ley educativa aprobada durante la segunda legislatura de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar (LOCE, 2002). Durante el desarrollo de aquel nuevo formato, los rectores renunciaron a hacer pruebas propias posteriores a la rev¨¢lida por ser un ¡°sistema complejo y que genera desigualdades¡±, dijeron. Eso s¨ª, reclamaron participar en la confecci¨®n de la rev¨¢lida de bachillerato.
En todo caso, la Selectividad tambi¨¦n consigui¨® sobrevivir a aquel envite pues, como la mayor¨ªa de los cambios que contemplaba la LOCE, el del acceso a la Universidad no se lleg¨® a aplicar porque el PSOE paraliz¨® la puesta en marcha de la ley al llegar a La Moncloa en marzo de 2004.
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