¡°Las m¨¢quinas se entrenan como ni?os¡±
El catedr¨¢tico cree que los robots no se rebelar¨¢n contra sus creadores
Se dedica a dise?ar y entrenar m¨¢quinas capaces de tomar decisiones, pero la ciencia ficci¨®n le sigue pareciendo descabellada. El profesor de ingenier¨ªa An¨ªbal Figueiras (Vigo, 1950), especialista en inteligencia computacional, sostiene que la relaci¨®n entre los hombres y los robots a¨²n es prometedora, y que queda muy lejos el d¨ªa en que las m¨¢quinas se rebelen contra sus creadores: ¡°Si uno no le dice cosas raras, la m¨¢quina no las hace. Ya me acuerdo de HAL [protagonista de 2001: una odisea en el espacio]. Pero no. Un computador solo machaca n¨²meros¡±.
Figueiras es grave pero habla de los ¡°robotitos¡± con cari?o. No tiene hijos, pero es uno de los padres de los estudios de Telecomunicaciones en Espa?a. Ha fundado las escuelas Barcelona y Vigo y lleva 40 a?os en la universidad, ahora como catedr¨¢tico de la Carlos III de Madrid. Con la cara est¨¢tica, enmarcada por el pelo y la barba, el cuello del abrigo que no se quita en toda la conversaci¨®n y una corbata roja que cae como un p¨¦ndulo, explica que su especialidad dentro de la inteligencia artificial consiste en crear algoritmos que suplan las limitaciones del cerebro humano, para que decidan ¡°en ambientes donde nosotros no podemos hacerlo¡±. Sus aplicaciones van desde los negocios a los diagn¨®sticos cl¨ªnicos, pasando por drones y desactivaci¨®n de explosivos.
¡°A las m¨¢quinas se las entrena haci¨¦ndoles ver bases de datos que incluyan la soluci¨®n al problema que se les plantea. No es tan distinto de c¨®mo se ense?a a los ni?os: modelo, repetici¨®n, observaci¨®n¡¡±, aunque este profesor intemporal de iron¨ªa refinada recalca que los ni?os no son como m¨¢quinas. ¡°Ellas no te llaman por tu nombre, ni te piden favores ni te los hacen¡±, aclara, pero admite que, tras algunos d¨ªas de entrenamiento, tambi¨¦n dan alegr¨ªas.
¡°Una m¨¢quina, con escasa informaci¨®n o informaci¨®n incompleta, generalmente funciona muy mal. Un humano, no¡±. Esta, junto a los matices y la intuici¨®n, es la principal diferencia, de momento insalvable, entre un cerebro natural y uno artificial. La mayor¨ªa de los algoritmos est¨¢n inspirados en sistemas de la naturaleza. El m¨¢s copiado y el que m¨¢s fascina al profesor Figueiras, que acaba de pronunciar el discurso de inauguraci¨®n del curso de la Real Academia de Ingenier¨ªa, es el sistema nervioso humano. ¡°No me queda m¨¢s remedio que tener algunas nociones de c¨®mo tomamos decisiones, los errores que cometemos, en qu¨¦ somos complementarios a las m¨¢quinas y en qu¨¦ tienen ellas ventaja. Me di cuenta de que el sistema nervioso, incluido el cerebro, hace cosas francamente complicadas de una forma casi rutinaria sin que nosotros siquiera lo apreciemos. Eso s¨ª inspira¡±. Sistemas complejos y cerrados. M¨¢quinas que funcionan a la perfecci¨®n. Como en poes¨ªa, su otra debilidad, los sonetos de G¨®ngora y Quevedo, sus predilectos.
Ahora su reto es que las m¨¢quinas puedan trabajar en equipo y aunar fuerzas con los humanos para obtener mejores resultados. Pero el futuro de la investigaci¨®n le preocupa en un pa¨ªs donde ¡°ni en las mejores ¨¦pocas la I+D+i ha sido una prioridad¡±. ¡°Una l¨ªnea de investigaci¨®n muerta dif¨ªcilmente se recupera. Es como un tejido vivo donde el docente es el sistema ¨®seo, porque tiene cierta resistencia, pero los investigadores son fr¨¢giles como las neuronas¡±. La situaci¨®n le produce ¡°desaliento, desencanto, frustraci¨®n¡ Yo he peleado mucho por la educaci¨®n, pero ahora ya estoy cansado¡±.
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