Mujeres et¨ªopes denuncian anticoncepci¨®n forzosa en Israel
Varias ONG sospechan que se les inyect¨® Depo-Provera para controlar su fertilidad
¡°Si tu m¨¦dico te oculta los efectos secundarios del medicamento que te est¨¢ recetando y no tienes otra forma de averiguarlo, se vulnera tu derecho a poder decidir¡±, dice Orit Isaschar, portavoz de la Asociaci¨®n Israel¨ª para los Jud¨ªos Et¨ªopes (IAEJ, en sus siglas en ingl¨¦s). Esta mujer lidera una de las ONG de mujeres que, representadas por la Asociaci¨®n de Derechos Civiles en Israel (ACRI), envi¨® hace unos d¨ªas una misiva al Ministerio de Sanidad exigiendo el cese inmediato de la administraci¨®n de inyecciones de Depo-Provera -un potente anticonceptivo de larga duraci¨®n- a mujeres de origen et¨ªope que presuntamente desconoc¨ªan sus efectos secundarios (dolores de cabeza, abundantes sangrados u osteoporosis) y a las que, seg¨²n IAEJ, no se inform¨® de la existencia de otros m¨¦todos anticonceptivos. El extenso uso de Depo-Provera ¡°genera fuertes sospechas de que estamos hablando de una pol¨ªtica deliberada para controlar y supervisar la fertilidad en esta comunidad", rezaba la carta enviada al Ministerio.
El esc¨¢ndalo salt¨® hace unos d¨ªas cuando una treintena de estas mujeres ofrecieron su testimonio en un programa de la televisi¨®n israel¨ª que intentaba dar respuesta al descenso de m¨¢s de un 20% en la tasa de natalidad de esta comunidad, tal y como denunci¨® un informe elaborado por distintas ONG. ¡°Nos dijeron que la gente que daba a luz muchas veces sufr¨ªa. Tom¨¢bamos la inyecci¨®n cada tres meses. Nosotras no quer¨ªamos¡±, narraba ante las c¨¢maras una de las et¨ªopes que lleg¨® a Israel hace ocho a?os.
A la mayor¨ªa de estas mujeres, que son acogidas al llegar en los llamados ¡°centros de absorci¨®n¡± durante meses o incluso a?os seg¨²n su grado de adaptaci¨®n, ya se les administraba, de acuerdo a sus testimonios, el anticonceptivo inyectable en los campamentos que la Agencia Jud¨ªa gestiona en Etiop¨ªa, de paso ineludible antes del traslado a Tel Aviv.
En los 80, Israel puso en marcha la pol¨¦mica ¡°Operaci¨®n Mois¨¦s¡± con objeto de llevar a su territorio a todos aquellos et¨ªopes -conocidos como ¡±falashas¡±, en am¨¢rico ¡°entranjero¡±- que pudieran demostrar ser jud¨ªos y que en 1975 fueron reconocidos por el Rabinato como descendientes de las tribus perdidas de Israel. En el pa¨ªs hoy residen m¨¢s de 100.000.
¡°Encontramos que el 57% de las mujeres que acud¨ªan a las consultas para que se las administrase el Devo-Provera eran et¨ªopes, que una vez en Israel (el 2% de la poblaci¨®n es de este origen) continuaron con las inyecciones¡±, comenta Hevda Eyal, portavoz de la organizaci¨®n Isha L'Isha, responsable del estudio a pie de cl¨ªnica. ¡°Sospechamos que hab¨ªa motivos ¨¦tnicos para reducir su n¨²mero de hijos porque el porcentaje de et¨ªopes es mucho mayor que el resto¡±, a?ade Eyal. ¡°Tampoco se estudi¨® cada caso, ni los efectos adversos que pod¨ªa tener en aquellas mujeres especialmente sensibles a ellos¡±, se?ala Orit Isaschar.
El medicamento provoca dolores de cabeza, abundantes sangrados u osteoporosis
Funcionarios del Ministerio de Sanidad y de otras agencias estatales han negado conocer la pr¨¢ctica de inyecciones con Depo-Provera. A la carta enviada por las ONG, exigiendo el cese de los tratamientos y la apertura de una investigaci¨®n, le sigui¨® una comunicaci¨®n enviada desde la Direcci¨®n General de Salud del Ministerio a las principales cl¨ªnicas asociadas al sistema israel¨ª de salud, en la que se ordenaba a todos los ginec¨®logos ¡°no renovar las recetas (de Depo-Provera) para aquellas mujeres que fueran de origen et¨ªope si por cualquier raz¨®n se sospechaba que no hubiesen entendido los posibles efectos del tratamiento¡±.
Algunos medios se?alaron esta misiva como un reconocimiento impl¨ªcito de la pr¨¢ctica por parte de las autoridades israel¨ªes, una acusaci¨®n desmentida poco despu¨¦s por alguno de sus portavoces. ¡°Es dif¨ªcil creer que no lo supieran¡±, dice Orit Isaschar. ¡°Hablamos de a?os y de miles de mujeres afectadas, ?c¨®mo uno se cree que esto no lo supiera nadie?¡±, concluye.
Por su parte, la Agencia Jud¨ªa, organizaci¨®n estatal que gestiona la emigraci¨®n de las comunidades jud¨ªas de la di¨¢spora, siempre ha negado haber gestionado ning¨²n taller de planificaci¨®n familiar en el campo de Etiop¨ªa (Gondar) al que hace menci¨®n la investigaci¨®n y asegur¨® que antes que ellos, ¡°hab¨ªa estado gestionado por otras agencias¡±. Los miembros de la comunidad ¡±falasha¡± se sienten discriminados por el color de su piel, dado que ninguna otra minor¨ªa ¨¦tnica que ha hecho ¡°Ali¨¢¡± ha proferido denuncias de este tipo.
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