El mam¨ªfero que ocup¨® el vac¨ªo que dejaron los dinosaurios
Era un animal peludo, com¨ªa insectos y pesaba hasta un cuarto de kilo
Con la desaparici¨®n de los dinosaurios, hace unos 65 millones de a?os, qued¨® mucho espacio vital disponible en el planeta. Y los mam¨ªferos lo aprovecharon. Ahora la diversidad entre ellos es enorme y abarca desde los ratones a las ballenas, los humanos o los murci¨¦lagos, todos ellos mam¨ªferos placentarios. Un equipo cient¨ªfico internacional ha seguido el rastro de numerosas especies, su anatom¨ªa y sus genes, hasta lograr reconstruir el gran ¨¢rbol de familia de estos mam¨ªferos (excluyendo a los marsupiales y los que ponen huevos). Sugieren incluso c¨®mo ser¨ªa el ancestro com¨²n: un animal peludo, que pesar¨ªa un cuarto de kilo como mucho, comer¨ªa insectos y estar¨ªa poco especializado. No es que hayan encontrado sus restos f¨®siles, sino que han obtenido su reconstrucci¨®n te¨®rica cruzando caracter¨ªsticas de especies actuales y extintas, y combinando los datos con an¨¢lisis de ADN.
No estaba claro hasta ahora cu¨¢ndo arrancaron evolutivamente estos animales, explican los investigadores en la revista Science. Pero las diferentes hip¨®tesis ven¨ªan a situar el inicio de la diversificaci¨®n de los mam¨ªferos placentarios en torno al momento cr¨ªtico para la vida en la Tierra, que fue la gran extinci¨®n de hace unos 65 millones de a?os, cuando desapareci¨® el 70% de las especies, incluidos los dinosaurios no avianos. Para unos, con la evidencia de los restos f¨®siles, estos mam¨ªferos surgir¨ªan despu¨¦s del fin de los dinosaurios, ocupando los nichos ecol¨®gicos vacantes. Para otros, bas¨¢ndose en datos gen¨¦ticos, habr¨ªa ya al menos 29 linajes de mam¨ªferos hace unos 100 millones de a?os, por lo que existir¨ªan en el planeta a¨²n dominado por los dinosaurios y habr¨ªan sobrevivido a la gran extinci¨®n. Una tercera hip¨®tesis se remonta m¨¢s a¨²n y asocia la aparici¨®n de estos mam¨ªferos con la fragmentaci¨®n del supercontinente Gondwana.
Esta rama evolutiva arranc¨® poco despu¨¦s de la gran extinci¨®n
¡°Actualmente, hay m¨¢s de 5.100 especies de mam¨ªferos placentarios y muestran una enorme diversidad, variando mucho en tama?o, locomoci¨®n y volumen cerebral¡±, explica Nancy Simmons, del Museo Americano de Historia Natural, una de las cient¨ªficas del equipo. ¡°Dada esa diversidad, es muy interesante saber cu¨¢ndo y c¨®mo empieza a evolucionar y a diversificarse esta rama del ¨¢rbol de los seres vivos¡±. En este gran estudio de la Fundaci¨®n Americana para la Ciencia (NSF), que ha durado seis a?os, han participado 23 cient¨ªficos de varios pa¨ªses. La conclusi¨®n es que ¡°especies como los roedores y los primates no compartieron la tierra con los dinosaurios no avianos sino que emergieron a partir de un ancestro com¨²n poco despu¨¦s de la desaparici¨®n de aquellos¡±, a?ade Maureen O¡¯Leary, de la Universidad de Stony Brook, y l¨ªder del equipo.
Seg¨²n estos investigadores, los mam¨ªferos no perdieron el tiempo evolutivamente y empezaron a diversificarse enseguida, en t¨¦rminos geol¨®gicos: apenas unos 200.000 o 400.000 a?os despu¨¦s de la gran extinci¨®n.
Descubrir el ¨¢rbol de la vida es como reconstruir la escena del crimen
El trabajo de combinaci¨®n de datos anat¨®micos y gen¨¦ticos no es una novedad, pero esta vez se ha hecho a gran escala, con 46 especies actuales y 40 extintas. Los cient¨ªficos se han basado en 4.500 caracter¨ªsticas, como la presencia o no de alas, dientes, huesos, estructura del cerebro o tipo de pelo, y han determinado qu¨¦ rasgos aparecieron antes en la evoluci¨®n y cu¨¢les se han conservado. As¨ª, el ancestro com¨²n de los mam¨ªferos placentarios tendr¨ªa ¨²tero bicorne, corteza cerebral y una placenta en la que la sangre de la madre est¨¢ en contacto con las membranas que rodean al feto, como los humanos.
¡°Descubrir el ¨¢rbol de la vida es como reconstruir la escena de un crimen. Es una historia que sucedi¨® en el pasado y que no puedes repetir¡±, dice O¡¯Leary. ¡°Igual que en la escena del crimen, las nuevas herramientas de ADN a?aden importante informaci¨®n, pero tambi¨¦n lo hacen otras pistas f¨ªsicas, como un cuerpo o, en el ¨¢mbito cient¨ªfico, f¨®siles y anatom¨ªa. La combinaci¨®n de todas las evidencias genera la reconstrucci¨®n m¨¢s correcta de un acontecimiento del pasado¡±.
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