Una responsabilidad especial en Europa
La Conferencia Episcopal alemana ya se enfrent¨® a Roma por asesorar a mujeres sobre el aborto
La Iglesia cat¨®lica alemana siempre se ha distinguido en la cristiandad, como queriendo confirmar el famoso dicterio b¨¢varo, tan funesto a la postre, de ser la raza de los mejores, supuestamente suavizado como la raza de los se?ores. Hoy, la prepotencia pol¨ªticamente correcta se expresa con la afirmaci¨®n de creerse Alemania con ¡°una responsabilidad especial en el destino de Europa¡±. Lo dec¨ªa la pasada Navidad la canciller Merkel. Lo curioso es que ha tenido que ser un alem¨¢n, Joseph Ratzinger, el encargado de bajar los humos a la Conferencia Episcopal de su pa¨ªs en el empe?o de actuar por libre y adelante. Lo har¨¢ en los ¨²ltimos d¨ªas de su pontificado para frenar (o matizar cuanto pueda) la decisi¨®n de los obispos sobre la p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s, siempre reprobable para la doctrina romana, sin excepci¨®n misericordiosa; y lo tuvo que hacer en 1999 cuando la misma conferencia de prelados acord¨® incluir el tema del aborto voluntario en los centros de asesor¨ªa cat¨®licos para embarazadas.
En Alemania, un pa¨ªs de baja tasa de natalidad, se practicaban entonces unos 100.000 abortos anuales, cifra que el Gobierno democristiano del excanciller Kohl intentaba rebajar con generosas subvenciones (2.500 euros) por cada mujer que presentase certificado de haber sido asesorada en alg¨²n centro confesional. Existen 1.700 de esos centros, y el papa Ratzinger, entonces presidente de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, maquin¨® con Juan Pablo II una estrategia para imponer su criterio de no dar certificados.
El pulso dur¨® dos a?os, y lo gan¨® Roma, pese a que los datos de la Conferencia Episcopal indicaban que los asesoramientos cumpl¨ªan con una eficaz labor pastoral al lograr que un 25% de las mujeres que acud¨ªan a sus consultas con la intenci¨®n de abortar cambiasen de opini¨®n y renunciasen a interrumpir el embarazo. Entonces, el principal opositor a Roma era nada menos que el arzobispo Karl Lehmann, que llevaba tres mandatos en la presidencia de la Conferencia Episcopal y que hubo de esperar a que se muriera Juan Pablo II para ser nombrado cardenal, un clamor de los cat¨®licos de su pa¨ªs que no pudo ignorar el ya papa Ratzinger.
El problema de los certificados a embarazadas, adem¨¢s de doctrinal, es tambi¨¦n econ¨®mico. Los cat¨®licos alemanes pagan un impuesto directo para el sostenimiento de su Iglesia, pero los consultorios son fuente de financiaci¨®n a?adida. Por eso intentaron llegar a un acuerdo intermedio, que Ratzinger rechaz¨®. La idea era emitir los certificados requeridos por el Estado con la advertencia de que no val¨ªan para los abortos. Los juristas restaron validez a dicha coletilla. El requisito que se exige a la mujer, previamente al aborto legal, es demostrar que recibi¨® asesor¨ªa en un centro autorizado. La resistencia de los obispos alemanes, entonces como ahora, tiene que ver, por tanto, con razones morales, pero tambi¨¦n de poder, ya que su labor pastoral se desarrolla en fort¨ªsima competencia con los protestantes, que s¨ª mantienen sus asesor¨ªas para abortos y planificaci¨®n familiar. En Alemania hay 28 millones de protestantes y 25,6 millones de cat¨®licos, seg¨²n las ¨²ltimas estad¨ªsticas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.