¡°Mozart ser¨ªa un apasionado del bien com¨²n¡±
El economista trata de casar los valores del mercado con los constitucionales
Si Christian Felber se encontrara con Gordon Gekko en el bar ser¨ªa dif¨ªcil saber qui¨¦n se reir¨ªa de qui¨¦n antes. El c¨ªnico br¨®ker de esa cr¨ªtica al capitalismo descarnado que fue la pel¨ªcula Wall Street (Oliver Stone, 1987) dir¨ªa: ¡°Lo que importa es el dinero, el resto es conversaci¨®n¡±. Y Felber, profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Viena, contestar¨ªa: ¡°Ni el capital ni el beneficio empresarial son objetivos, sino medios¡±. Y a?adir¨ªa que cualquier tipo de valor ¨¦tico deber¨ªa tener ventaja fiscal frente a un negocio gestionado con esa m¨¢xima omnipresente en los ochenta que verbaliz¨® el personaje interpretado por Michael Douglas: ¡°La avaricia es buena¡±. Felber simplemente piensa: ¡°Las leyes deben invitarnos a comportarnos de forma social, responsable, emp¨¢tica, ecol¨®gica y solidaria¡±.
¡°Lo que yo propongo es inherentemente liberal¡±, asegura en un espa?ol perfecto Christian Felber (Salzburgo, 1972), keynesiano convencido y autor de Econom¨ªa del bien com¨²n, EBC (Deusto, 2012). Es pleno febrero y viene de ba?arse en el mar de Alicante. Habla con la seguridad del que cree tener una idea blindada: se trata de sincronizar los valores de la econom¨ªa real con los constitucionales. ¡°En el art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n de Bavaria dice que toda actividad econ¨®mica sirve al bien com¨²n¡±. Y apunta: ¡°No me consta una frase tan contundente en la espa?ola, pero s¨ª que el Gobierno est¨¢ obligado a garantizar un orden econ¨®mico y social justo a sus ciudadanos¡±.
El economista trata de casar los valores del mercado con los constitucionales
La EBC naci¨® del encuentro entre Felber y una docena de empresarios austriacos en 2009. Fue casi accidental: Felber public¨® las incoherencias entre los valores econ¨®micos y los sociales y le empezaron a llamar empresarios. ¡°Oye¡±, le dijeron, ¡°esto es precisamente lo que sentimos en las tripas, no ten¨ªamos palabras para esta sensaci¨®n. ?Y si nos juntamos?¡±. Y parieron un modelo alternativo que mide c¨®mo deben ser los sueldos, trata la existencia de una banca democr¨¢tica o aboga por ventajas fiscales para aquellas empresas que luchen por el bien com¨²n. Hoy, adem¨¢s de varios municipios y alg¨²n ministerio austriaco, son casi 1.000 empresas repartidas por 15 pa¨ªses las que aplican el balance del bien com¨²n y no financiero. Tambi¨¦n en Espa?a.
¡°No cuestionamos las libertades burguesas o liberales, sino regular los excesos¡±, explica Felber. ¡°El derecho hereditario debe impedir la concentraci¨®n excesiva de capital, la propiedad privada debe tener un l¨ªmite. Si premias lo contrario, no esperes que la gente se vuelva altruista o emp¨¢tica¡±, aduce. ¡°En Espa?a la propiedad privada es siete veces mayor que la p¨²blica. Impresionante¡±, dice abriendo los ojos: ¡°En todos los aspectos de la vida restringimos nuestras libertades sin considerarlo antiliberal. Solo nos resistimos con la propiedad¡±.
Convencer a las ¨¦lites econ¨®micas ser¨¢ ¡°sencillo¡±, dice Felber. Solo deben pensar que ¡°cualquier orden social, econ¨®mico o pol¨ªtico injusto tiene fecha de caducidad. Si damos a elegir entre el capitalismo actual y el comunismo a austriacos y alemanes como Goethe, Schiller, Mozart o Hegel ser¨ªan apasionados de la Econom¨ªa del Bien Com¨²n¡±. ¡°Al final del d¨ªa¡±, expresi¨®n que Felber usa mucho, quedan preguntas: ¡°?A qui¨¦n queremos recompensar? ?A los ego¨ªstas o a los que crean tejido social y comunidad?¡±. El bien com¨²n, cree Felber, nos hace m¨¢s felices a todos, hasta a los ricos como Gekko.
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