?dolos de barro al volante de un Ferrari
Las infracciones de Benzem¨¢, Piqu¨¦ o Marcelo da?an la imagen de grandes figuras deportivas que son un modelo para los m¨¢s j¨®venes
Si va usted conduciendo tranquilamente por la carretera y le adelanta un aspirante a Nuvolari a m¨¢s de 200 kil¨®metros por hora, existen bastantes probabilidades de que sea un futbolista. Si se llega a picar con ¨¦l ¡ªno lo intente, d¨¦ ejemplo¡ª, si por otra parte le alcanza porque al figura le ha dado por reducir su tendencia al delirio, o se lo topa en una cafeter¨ªa de camino, p¨ªdale un aut¨®grafo si quiere. O mejor llame a la Guardia Civil de Tr¨¢fico y den¨²ncielo sin pens¨¢rselo. Aunque existen muchas posibilidades de que vuelva a reincidir.
F¨²tbol, fama y velocidad van a menudo por la vida penosamente tendidos de la mano. Tambi¨¦n el capricho, la absurda pero cada vez m¨¢s permisiva sensaci¨®n de sentirse infalibles y la euforia. En un momento de indiscutible buena racha para el Real Madrid, Karim Benzem¨¢, con 25 a?os y un serio curr¨ªculo de enfant terrible, ha sido sorprendido por los radares a 216 kil¨®metros por hora. Fue de madrugada y camino a su casa de Pozuelo, algunos creen que compitiendo con algunos de sus compa?eros de equipo. D¨ªas despu¨¦s, a Marcelo le pararon tambi¨¦n por pasarse de la raya y le sorprendieron conduciendo sin puntos.
Dentro de la instituci¨®n madridista se han sentido se?alados por la sociedad. Un tanto inc¨®modos, algunos directivos afirman que a ver si van a ser los jugadores del Madrid los ¨²nicos que infringen las normas en este pa¨ªs¡ No es el caso, pero los episodios protagonizados por Benzem¨¢ y Marcelo han aumentado la alarma social causada por el toreo a las normas de tr¨¢fico por parte tambi¨¦n de otros jugadores como Iker Casillas ¡ªque se puso al volante con la mano escayolada tras sufrir una lesi¨®n¡ª o el defensa del Bar?a Gerard Piqu¨¦, sorprendido llevando su peque?o Milan en el coche sin la protecci¨®n debida. A la lista de infractores se ha unido Mesut ?zil. El jugador del Real Madrid ha sido sancionado por la Guardia Civil con 500 euros y la retirada de seis puntos por realizar un giro prohibido, seg¨²n inform¨® ayer RNE.
Javier Gom¨¢: ¡°La fama tiene inherente un deber de ejemplaridad¡±
Parece un cl¨¢sico. Ellos incumplen el c¨®digo de manera flagrante. Surgen los aspavientos y las protestas. La Direcci¨®n General de Tr¨¢fico (DGT) monta en c¨®lera porque el dinero que utilizan ¡ª10 millones de euros al a?o¡ª para campa?as de seguridad vial queda temblando y en evidencia por el capricho de unos jovencitos con predicamento, y las asociaciones de conductores, como el Real Autom¨®vil Club de Espa?a (RACE) y la Federaci¨®n para la Seguridad Vial (Fesvial) o similares, claman al cielo a coro con ellos. En este caso concreto han conseguido sembrar cierta alarma, vi¨¦ndose bastante se?alados por los medios de comunicaci¨®n y, en algunos casos, con el agravante de la reincidencia. Aunque no lo suficiente, a juicio de muchos sectores de la sociedad, que exigen m¨¢s rigor en la llamada de atenci¨®n.
La convenci¨®n social indica que estas figuras del deporte, de enorme notoriedad p¨²blica y con gran influencia en los m¨¢s j¨®venes, deber¨ªan sentirse obligadas a dar ejemplo. Pero en muchas ocasiones la ejemplaridad brilla por su ausencia. Y ah¨ª es donde surge el conflicto. O la incomprensi¨®n, agravada por la aparente ligereza y frivolidad con que reaccionan. Resulta preocupante. Y hay quienes reclaman una concienciaci¨®n por su parte: ¡°M¨¢s cuando la fama reporta un beneficio econ¨®mico, cuando disponen de un sueldo desmedido y una fama que les ofrece ventajas desproporcionadas. Es inherente a ellos pues un deber de ejemplaridad¡±, afirma el fil¨®sofo Javier Gom¨¢, autor del ensayo titulado precisamente Ejemplaridad p¨²blica (Taurus), que ha permanecido una buena temporada en boga y a requerimiento perpetuo de foros y medios de comunicaci¨®n debido a otros ¨¢mbitos m¨¢s relacionados con la corrupci¨®n pol¨ªtica.
Su teor¨ªa ha dado en el clavo y ha sido ampliamente debatida o adoptada en discursos oficiales, en una ¨¦poca en la que se esfuman los referentes morales y c¨ªvicos.
Aunque en Javier Gom¨¢ queda lejos el ansia predicadora, abordar el asunto desde nuevas ¨®pticas tambi¨¦n le hace gracia. El pensador no distingue en su teor¨ªa entre figuras p¨²blicas o privadas. ¡°Todos estamos llamados a dar ejemplo en nuestros entornos propios. Cada uno de nosotros somos p¨²blicos, en la calle, en nuestros trabajos¡±. Especialmente cuando la ejemplaridad est¨¢ agotada, asfixiada desde el ¨¢mbito pol¨ªtico, por ejemplo. En estas circunstancias, ¡°esta referencia social empieza a tener impacto en otros ¨¢mbitos¡±, se?ala.
Y se redobla la exigencia. Es el caso del entorno futbol¨ªstico: se espera algo m¨¢s de j¨®venes que atraen la atenci¨®n en masa como tablas de salvaci¨®n a las que agarrarse de manera colectiva y que van m¨¢s all¨¢ del mero desahogo y las v¨¢lvulas de escape producidas por el deporte que m¨¢s entusiasmo interplanetario despierta. Quiz¨¢s por eso, cuando faltan referentes a los que acogerse, ese tipo de acciones duelen m¨¢s y se les reclama un plus de responsabilidad en su comportamiento.
Pero parece que hemos ido a pedir cuentas al espacio equivocado. En el mundo del f¨²tbol, concretamente, abunda la buena cabeza, no hay duda. Son j¨®venes que ya llevan las riendas de sus propias vidas. Pero no siempre. Y en esos casos de ligereza de cascos cabe aplicar la v¨¢lida teor¨ªa de Javier Gom¨¢. ¡°El ejemplo puede ser bueno o malo, pero la ejemplaridad siempre debe ser positiva¡±.
Maradona, Guti y Beckham tambi¨¦n han tenido tropiezos en carretera
Son muchos, y en algunos aspectos dolorosos, los conflictos de los deportistas, y concretamente de los futbolistas, con la carretera. Desde Maradona, reincidente y constantemente en la picota por ese tema, a Beckham o Kluivert, pasando por los m¨¢s graves y recientes de Marcos Alonso, jugador del Bolton, imputado por un choque en el que muri¨® una persona; Guti, que se estamp¨® contra un autob¨²s en Turqu¨ªa, o George Best ¡ªestos tres ¨²ltimos, adem¨¢s, con sus excesos de copas¡ª. El goteo de infracciones por parte de futbolistas en la carretera resulta continuo.
El Real Madrid insiste por ello en que no quiere convertirse en chivo expiatorio de todos estos males. ¡°Son casos privados, que deben responder personalmente ante la justicia, el club no se pronuncia sobre los mismos¡±, aseguran desde dentro. Pero s¨ª a?aden que, obviamente, les preocupa la imagen que los suyos puedan dar fuera del club y que en estos asuntos existe tambi¨¦n un c¨®digo de disciplina interno (y secreto) que se aplica constantemente. ¡°Cada semana¡±, puntualizan. Tanto por violar las normas de tr¨¢fico como por torear o montar en motos de gran cilindrada o insultar en un partido a un ¨¢rbitro¡
Generalmente, les imponen multas. Lo recaudado puede ir a una ONG o destinarse a cenas, depende de cada caso. No existe una norma escrita ni una tradici¨®n a la que acogerse al respecto. Pero se trata de dinero. Y eso es algo que les sobra. Lo que les falta a algunos, aparentemente, son emociones fuertes.
En el caso de Benzem¨¢, un jugador proclive a meterse en l¨ªos ¡ªbien por ir a toda mecha en carretera, bien en casos turbios donde se le relacion¨® con menores¡ª, son muchos los que apuestan por un castigo contundente. No haber actuado de manera ejemplar podr¨ªa servirle en esta ocasi¨®n para, precisamente, servir de ejemplo ante los tribunales que correspondan.
El exceso de velocidad se cobr¨® m¨¢s de 300 vidas en Espa?a durante 2011
Las instituciones responsables de tr¨¢fico y de concienciar a los ciudadanos sobre los excesos en carretera lanzan un mensaje un¨ªvoco. ¡°Para empezar, todos somos iguales ante la ley¡±. Lo vienen a decir y lo repiten perfectamente ensamblados tanto desde la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico (DGT) como desde el RACE o Fesvial. Aparte de que, como sugiere Tom¨¢s Santa Cecilia, director de Seguridad Vial del RACE, ¡°se impone abrir un gran debate en la sociedad¡±.
Seg¨²n el art¨ªculo 379 del C¨®digo Penal, por haber superado en m¨¢s de 80 kil¨®metros por hora el l¨ªmite permitido de velocidad, Benzem¨¢ podr¨ªa ser sancionado ¡ªa elegir por quien imponga el castigo¡ª a una multa de un m¨¢ximo de 146.000 euros, de tres a seis meses de c¨¢rcel, trabajos para el beneficio de la comunidad y una retirada de carn¨¦ de uno a cuatro a?os.
Luis Montoro, presidente de Fesvial, muy activa en las campa?as de concienciaci¨®n, aparte de esperar que se cumpla la pena o la multa que le deban imponer al jugador, considera que ¡°urge una disculpa por su parte¡±. Su notoriedad p¨²blica lo exige: ¡°Lo mismo que influyen para vestir, para cortarse el pelo o para comprar seg¨²n qu¨¦ modelo de m¨®vil, pueden hacerlo, sobre todo entre los m¨¢s j¨®venes, para infringir las normas de tr¨¢fico y saltarse los controles de velocidad¡±, asegura. En ese caso, tendr¨ªan un efecto nocivo que podr¨ªa disparar una ecuaci¨®n tr¨¢gica. La que habitualmente relaciona velocidad con accidentes mortales de tr¨¢fico. La Direcci¨®n General de Tr¨¢fico cita estudios que, seg¨²n ellos, han probado el hecho de que si en un pa¨ªs se reduce un 1% la velocidad media, caen los accidentes una media del 10%.
Las cifras que impone la realidad son escalofriantes: en 2011, los siniestros directamente relacionados con el aumento de la velocidad se cobraron 308 vidas. Otras causas habituales son la fatiga, las distracciones y la infracci¨®n directa de las normas de tr¨¢fico.
Eso, cuando ya no cabe espacio para la prevenci¨®n, ni siquiera para el aviso o la multa. En Espa?a caen cuatro millones de sanciones de tr¨¢fico al a?o. Luis Montoro asegura que no se trata de avidez recaudadora. Tampoco lo ve as¨ª Mar¨ªa Segu¨ª, directora general de la DGT.
En casos como el de los astros desaforados del f¨²tbol, la responsable de tr¨¢fico se muestra especialmente insistente en que es preciso que se d¨¦ buen ejemplo. Segu¨ª llam¨® personalmente a Iker Casillas para hacerle notar su error de conducir lesionado. En cuanto a los casos posteriores, la responsable de Tr¨¢fico afirma: ¡°Hay que trabajar para que se aplique la sanci¨®n, pero tambi¨¦n para que cale el mensaje¡±.
Sin embargo, esto resulta complicado cuando todo conduce hacia el furor m¨¢s desatado, como observa Javier Gom¨¢. ¡°No deber¨ªamos desplazarnos en este asunto hacia la caza de brujas, pero realmente, con vistas a las autoridades, tanto pol¨ªticos como jueces, con casos como los ¨²ltimos, seguro que puede aparecer en ellos una voluntad de escarmiento¡±.
No se lleva bien esa tendencia con el hecho de que la sociedad de consumo a menudo incita a romper las normas: ¡°Existe una atm¨®sfera de adrenalina que lo impregna todo y socialmente se aprecia una tolerancia muy extendida hacia el exceso. Por eso quiz¨¢s, las autoridades sienten la necesidad de atemperarlo con sanciones¡±.
El pasado a?o, 213 personas fueron puestas a disposici¨®n de los jueces por excederse en la velocidad y los agentes de tr¨¢fico sancionaron a 850.000 conductores por infringir los l¨ªmites. Desde que entr¨® en vigor el carn¨¦ por puntos, los excesos de velocidad son la principal causa de la p¨¦rdida de los mismos (un 40%).
Los esfuerzos p¨²blicos por controlarla se han redoblado en campa?as simult¨¢neas y coordinadas de ¨¢mbito europeo en los ¨²ltimos tiempos. Pero todo eso no ha conseguido frenar, por ahora, que la velocidad media de conducci¨®n en Espa?a sea, apunta la DGT, de 122,5 kil¨®metros por hora, la m¨¢s alta de Europa, por encima incluso de pa¨ªses con l¨ªmites superiores, seg¨²n los datos que maneja la propia instituci¨®n. Los esfuerzos se encaminan a probar la utilidad de estudios como el Nilsson, seg¨²n el cual se podr¨ªan evitar un tercio de los accidentes. El descenso de un 5% en la velocidad reducir¨ªa un 20% la mortalidad.
As¨ª que, entre los gestores p¨²blicos y las asociaciones implicadas del sector, los excesos de figuras notorias se contemplan como una agresi¨®n directa a sus estrategias. Cabr¨ªa esperar m¨¢s, seg¨²n piden estos agentes sociales y pol¨ªticos dedicados a concienciar sobre los peligros que conllevan los excesos, que las instituciones y los particulares implicados, todos ellos con gran capacidad de influir en los comportamientos colectivos, se mostraran mucho m¨¢s responsables de sus actos.
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