¡°Las opciones del periodista turco son paro o c¨¢rcel¡±

Adelgaz¨® 30 kilogramos el a?o que estuvo preso. Nedim Sener (1966), periodista turco, calcula que recorri¨® 2.000 kil¨®metros dando vueltas al patio de la prisi¨®n. Caminar fue su rutina para combatir la depresi¨®n por estar acusado de terrorismo cuando lo ¨²nico que hace, dice, es escribir libros y art¨ªculos. Hace un a?o que est¨¢ fuera de la c¨¢rcel, ha ganado 10 kilos y trabaja como columnista en un diario de su pa¨ªs, el Posta, en cuyas p¨¢ginas defiende la libertad de expresi¨®n y los derechos humanos. Mientras, espera el juicio en el que podr¨ªa ser condenado a entre 7 y 15 a?os de prisi¨®n.

¡°Lo primero que me pregunt¨® mi hija, de nueve a?os, despu¨¦s de entrar en prisi¨®n fue: ¡®Pap¨¢, ?por qu¨¦ est¨¢s en la c¨¢rcel?¡±. As¨ª titul¨® su segundo libro en el que cuenta su experiencia. ¡°Me dej¨® alucinado. Ella no entend¨ªa que me acusaran de terrorista, que son las personas que ponen bombas y pegan tiros¡±, recuerda. Sener respondi¨® a la peque?a que iba a dar clases a los guardias. ¡°No me crey¨®¡±, r¨ªe el periodista, quien pide pasear antes de ir a cenar a un tablao flamenco. ¡°Me gustan las sevillanas¡±, dice con la esperanza de que haya funci¨®n. Mientras desmenuza sus vivencias, a cada paso hace paradas para mirar al cielo y respirar hondo. ¡°Cuando sal¨ª me emocion¨¦ al ver el sol sobre las monta?as, antes solo ve¨ªa el reflejo en la pared de cemento¡±, explica.

Sener cree que la acusaci¨®n de pertenencia a la organizaci¨®n terrorista Ergenekon que pesa sobre ¨¦l, basada en su supuesta colaboraci¨®n en dos libros sobre la banda, es una excusa para amedrentarle. ¡°No tienen pruebas. Y escribir libros nunca puede ser un delito. Tampoco ayudar a hacerlo¡±, subraya. ¡°Lo que ocurre es que el Gobierno no quiere periodistas que lo critiquen¡±, detalla. Por eso, dice, en Turqu¨ªa no se investigan las muertes violentas de los profesionales de la informaci¨®n y muchos ¡ª ¡°75 ahora mismo¡±, apunta¡ª acaban en la c¨¢rcel. ¡°No hay libertad de expresi¨®n, ni se respetan los derechos humanos. No es una democracia, ni siquiera en desarrollo, como dicen¡±. El periodista se?ala que su caso, y los de otros 200 colegas en su misma situaci¨®n de libertad pero a la espera de juicio, son ¡°para destruir a los informadores en la oposici¨®n¡±. Este escenario de acoso e indefensi¨®n es el que denunci¨® en Madrid en la presentaci¨®n del informe sobre libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras.

Sener no parece tener miedo. Habla con tranquilidad, mientras pincha unas patatas fritas, de la posibilidad de ir de nuevo a la c¨¢rcel. ¡°Es una cuesti¨®n de personalidad. Cuando alguien ha estado en prisi¨®n sin motivo puede asumir estar m¨¢s¡±, afirma. ¡°Sea cual sea el coste, tiene que ganar la libertad¡±, proclama. ¡°La sociedad tiene derecho a la informaci¨®n y seguir¨¦ haci¨¦ndola aunque est¨¦ encarcelado¡±. De exilio, ni hablar: ¡°Es lo que al Gobierno le gustar¨ªa. Dir¨ªan que eso demuestra que no soy inocente¡±.

El periodista s¨ª est¨¢ preocupado, sin embargo, por la gran cantidad de j¨®venes que quieren ejercer el periodismo en su pa¨ªs. ¡°Solo tienen dos opciones: el paro o la c¨¢rcel¡±, lamenta. En sus charlas en universidades turcas, los estudiantes le cuentan que sus padres no quieren que se dediquen a esta profesi¨®n por el riesgo que corren. Pero Sener tiene esperanza.