Ellos y nosotros
El frentismo est¨¢ servido ante pol¨ªticos que consideran que protestar es antidemocr¨¢tico
El frentismo est¨¢ de vuelta. Se percibe de manera especial en ese nuevo fen¨®meno llamado escrache, las protestas de los activistas contra los abusos hipotecarios, consistentes en acosar (sin violencia) a los dirigentes del partido gobernante, que se resiste, una vez m¨¢s, a atender las demandas sociales. Ya se sabe que los pol¨ªticos tienen una piel muy fina cuando son ellos los interpelados. Recu¨¦rdese al Gobierno catal¨¢n aterrizando en el parlamento en helic¨®ptero para evitar al gent¨ªo o a los diputados, nerviosos ante el movimiento Rodea el Congreso. Ahora, el escrache ha vuelto a ofenderles. ¡°Es una actitud absolutamente antidemocr¨¢tica¡±, ha llegado a decir la diputada popular Beatriz Rodr¨ªguez Salmones.
Vivimos tiempos turbulentos en los que empiezan a tambalearse los principios sobre los que se sosten¨ªan nuestra convivencia democr¨¢tica. Los partidos conservadores, hegem¨®nicos en Europa y Espa?a, se han lanzado en tromba hacia una obsesiva ortodoxia econ¨®mica que est¨¢ empobreciendo a la poblaci¨®n a ritmo acelerado. Y para defender los intereses del sistema financiero, convertido ya sin tapujos en su aut¨¦ntico amo, no dudan en cargar el peso de los sacrificios en los electores, seguros, quiz¨¢, de que estos no tendr¨¢n muchas m¨¢s opciones de cambiar el rumbo de las cosas ante las pr¨®ximas citas electorales.
700.000 afectados por las preferentes est¨¢n viendo c¨®mo pierden parte de sus ahorros, casi 200.000 personas y/o familias est¨¢n comprobando c¨®mo pierden su vivienda (o su nave o su segunda residencia) quedando endeudados casi de por vida por culpa de unos contratos ilegales que vulneran la legislaci¨®n europea y millones de depositantes temen que, en cualquier momento, tambi¨¦n ellos (como los chipriotas) se vean obligado a una quita y pierdan parte de sus ahorros para salvar a las entidades financieras que tanto dinero ganaron y gastaron en beneficio de sus directivos y accionistas.
No es grave que los pol¨ªticos tengan la piel muy fina. Lo grave es que no est¨¦n a la altura de las circunstancias y, sobre todo, que no velen por los intereses de la gente. A¨²n esperan los espa?oles una explicaci¨®n convincente acerca de aquel bochornoso acuerdo del Eurogrupo de la madrugada del s¨¢bado 16 de marzo consistente en arrebatar a todos los depositantes chipriotras, sin distinci¨®n de renta, una parte de su dinero. ?C¨®mo pudo el ministro Luis de Guindos, representante de un pa¨ªs sangrado por el paro y la desigualdad, apoyar dicho acuerdo? En t¨¦rminos generales, es leg¨ªtimo preguntarse qu¨¦ es exactamente lo que defienden los pol¨ªticos espa?oles en Bruselas, que es donde se trazan las grandes l¨ªneas econ¨®micas. Cabe preguntarse por qu¨¦ callan tanto (somos el cuarto pa¨ªs de la eurozona, la quinta econom¨ªa de la UE) y por qu¨¦ solo se movilizan por el rescate bancario y por conseguir un poco m¨¢s de tiempo para equilibrar las cuentas p¨²blicas.
En sentido contrario, s¨ª parece evidente lo que algunos pol¨ªticos pretenden de la poblaci¨®n: que sufra calladamente. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca lograron casi 1,5 millones de firmas para que se cambie el marco jur¨ªdico espa?ol (declarado ilegal por el Tribunal de Justicia de la UE) y se acepte la daci¨®n en pago. El PP est¨¢ dispuesto a aceptar ciertas mejoras a la situaci¨®n actual, lo que no es muy dif¨ªcil, pero se niega a admitir los cambios que pondr¨ªan en pie de igualdad a las entidades de cr¨¦dito con sus consumidores (los que piden dicho cr¨¦dito). Pero protestar por todo ello es ¡°profundamente antidemocr¨¢tico¡±.
Por el bien de nuestras democracias, m¨¢s bien habr¨ªa que decir que menos mal que existen estos movimientos sociales que convulsionan el tranquilo discurrir del trabajo de nuestros pol¨ªticos. Quiz¨¢ sus acciones resulten tan disuasorias que estos decidan abandonar la pol¨ªtica y dejar sitio a los profesionales de verdad, a los que consideran que su trabajo es defender los intereses de sus representados y a los que, cuando se vean acosados por sus decisiones, mediten acerca de ellas y no se rasguen las vestiduras por el ataque a las instituciones que ellos gestionan por considerar que se ataca a la soberan¨ªa nacional. La deshonestidad de muchos en el uso de tan rimbombantes conceptos es una herida m¨¢s para la convivencia colectiva.
Ellos, esos malos profesionales de la pol¨ªtica, son los que se est¨¢n distinguiendo del resto; de nosotros. Necesitamos pol¨ªticos de verdad.
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