¡°La batalla de los gen¨¦ricos en India no ha terminado¡±
El representante de MSF ha liderado la presi¨®n en Espa?a a la multinacional Novartis
¡°Cuando supimos la sentencia contra Novartis en India, hubo celebraci¨®n en M¨¦dicos sin Fronteras (MSF)¡±. No se sabe si fue una gran juerga o cuatro palmaditas en la espalda. Carlos Ugarte (Bilbao, 1954), responsable de Relaciones Exteriores de la ONG en Espa?a, no es dado a alharacas. Como muestra de iron¨ªa se permite decirle al fot¨®grafo que le recuerde el caso de la multinacional suiza y su intento de bloquear la ley de patentes india si quiere que sonr¨ªa. Tras ocho a?os de lucha, para la ONG, ¡°que ha sido el altavoz del caso en el mundo¡±, el fallo avalando la regulaci¨®n de los medicamentos gen¨¦ricos de India se ha vivido como un triunfo personal. ¡°Nos han tenido siete a?os angustiados. Y el caso no ha terminado. Ahora la UE est¨¢ negociando el tratado de libre comercio con el pa¨ªs asi¨¢tico, y puede presionar para que India decida dar marcha atr¨¢s a cambio de proteger, por ejemplo, las exportaciones de coches de Tata. Los gen¨¦ricos son fundamentales para nosotros, y para millones de personas, organizaciones y sistemas sanitarios. Le compramos a India el 85% de los antivirales¡±, dice.
Ugarte parece abonado al n¨²mero ocho. Es el tiempo que hace que dej¨® de trabajar ¡°en el terreno¡±, la edad de su hijo y lo que ha durado el conflicto de Novartis.
Enumera un periplo que comenz¨® en India y pas¨®, en 10 a?os, por Somalia, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Irak, Ecuador, Kosovo, Ir¨¢n y un par de programas para emigrantes en Espa?a ¡ª¡°no era nuestro cometido, pero nadie se ocupaba. Era para provocar a los pol¨ªticos, y lo conseguimos¡±¡ª. Dej¨® aquella vida para asentarse en Espa?a y tener un hijo, ¡°que, con 50 a?os, ya era hora¡±. ¡°Adem¨¢s, estaba siempre fuera, y cuando volv¨ªa, dorm¨ªa tres d¨ªas, lavaba la ropa y me marchaba. Mi mujer me dijo que un d¨ªa me iba a encontrar sin lavadora. O sin ella¡±.
Lo cuenta con orgullo y un ¨²nico momento de ternura. Despu¨¦s del segundo caf¨¦ ¡ªcon sus barquillos correspondientes: es goloso¡ª tiene un arrebato y saca el m¨®vil. Lo hace sin pudor y ense?a la foto de su hijo: ¡°Es una bestia de ocho a?os y 35 kilos que me exige mucho¡±, dice con orgullo.
La decisi¨®n de ser padre coincidi¨® con el inicio del conflicto entre Novartis e India. ¡°Aquello no fue un arrebato de la multinacional. Ha durado mucho tiempo y la compa?¨ªa se ha comportado con orgullo y prepotencia. Como abogado, yo creo que lo han hecho muy mal. Primero, por su imagen: cuando entras en su web parece la de una ONG. Segundo, porque quer¨ªan llegar a India y que el Supremo del pa¨ªs revocara una ley que hab¨ªa aprobado su Parlamento¡±.
La coincidencia de su paternidad con el inicio del conflicto legal en India impidi¨® que se involucrara sobre el terreno. ¡°Adem¨¢s, India es un pa¨ªs demasiado f¨¢cil para m¨ª. Hay miseria ¡ªtiene la tasa de desnutrici¨®n infantil severa m¨¢s alta del sudeste asi¨¢tico¡ª, pero no es nada comparado con lo que he visto en otros sitios¡±, admite. Y cuenta, por ejemplo, c¨®mo la ¨²ltima vez que fue a Somalia pidi¨® hacerlo solo. ¡°Hab¨ªan secuestrado a unos cooperantes, y yo iba un poco a prueba, a ver si me secuestraban tambi¨¦n¡±.
Pero Ugarte cree que ya no volver¨¢ a trabajar ¡°sobre el terreno¡±. ¡°No lo soportar¨ªa. Cuando tienes un hijo se te cae la c¨¢scara que te protege. No podr¨ªa volver a vivir lo que he visto en algunas unidades pedi¨¢tricas¡±. Seguir¨¢ dando guerra desde Madrid.
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