Moa?a y Xilxes, dos municipios m¨¢s para la lista de amnist¨ªas
El Gobierno tiene sobre la mesa la salvaci¨®n de un poblado marinero de Sitges
Hay un principio urban¨ªstico en Galicia que durante d¨¦cadas se impuso a una normativa titubeante y que todav¨ªa hoy persiste en cierta medida. Es el ti vai facendo [t¨² ve haciendo] con el que se sol¨ªan despachar las dudas sobre la legalidad de una actuaci¨®n. Ante la despreocupaci¨®n o la complicidad del Gobierno local de turno, la obra se hac¨ªa. Si alguien protestaba, ya se comprobar¨ªa si era legal o no y si, en tal caso, hab¨ªa una Administraci¨®n dispuesta a tirarla. En el litoral siguen quedando retazos de aquellos tiempos.
Moa?a, una villa costera en la r¨ªa de Vigo (Pontevedra) con algo menos de 20.000 habitantes, tiene a unas 200 familias pendientes de que la reforma de la Ley de Costas legalice sus viviendas, construidas a menos de 100 metros del mar en lo que desde 1988 es servidumbre de dominio p¨²blico. El n¨²cleo, junto con Xilxes (Castell¨®n), elevan a 12 el n¨²mero de zonas amnistiadas por el PP. La nueva ley todav¨ªa debe debatirse en el Senado, por lo que no se descartan nuevas inclusiones, como la del poblado marinero del Puerto de Aiguadol, en Sitges (Tarragona), propuesta por CiU, o alg¨²n n¨²cleo de Canarias, con cuyos senadores el PP se ha mostrado especialmente receptivo esta semana.
Moa?a creci¨® descontroladamente el siglo pasado ladera abajo a partir de su n¨²cleo original en el monte. Ahora es un rompecabezas entre Administraciones que se disputan su l¨ªnea de costa, desde el Puerto de Vigo a la administraci¨®n portuaria gallega, pasando por el Ministerio de Medio Ambiente y el propio Ayuntamiento. A ello hay que sumarle un peculiar deslinde que data de los a?os sesenta y que ha supuesto que bloques de viviendas contiguos a otros legales, o incluso m¨¢s alejados de la costa que estos, est¨¦n fuera de la ley. Otros ni siquiera pueden escudarse en el agravio comparativo, caso del llamado edificio Salitre, un mamotreto de cinco alturas m¨¢s ¨¢tico que toma el nombre de la discoteca que hay en el bajo y que est¨¢ pr¨¢cticamente pegado al agua. Maribel, mariscadora, porta un paraguas caoba a juego con el pelo mientras agita las llaves junto al portal. ¡°Nosotros compramos el piso sobre terreno hace unos 34 a?os. Nos dijeron que todo estaba bien¡±, afirma.
¡°Costas es como un marciano, baja cada 25 a?os a la tierra¡±, dice un afectado
Jos¨¦ Gallego es el presidente de la plataforma local de afectados. ¡°Los edificios se hicieron con licencia municipal y antes de la ley de 1988¡±, se?ala, y critica que si la obra era ilegal no se parase mientras se estaba construyendo. ¡°Costas es como un extraterrestre que baja a la tierra cada 25 a?os. Yo no digo que estas casas no estuviesen mejor en otra zona, pero cuando se levantaron no fue en 24 horas. Cuando yo hago una obra junto a la carretera y tiro un muro los t¨¦cnicos no tardan ni dos d¨ªas en venir¡±, compara, al tiempo que echa pestes de aquel deslinde ¡°caciquil¡± dibujado en el franquismo. ¡°Ven¨ªa alguien de Pontevedra con el concejal de turno y hac¨ªan lo que quer¨ªan¡±, recuerda.
El Salitre ni siquiera ten¨ªa garantizada su supervivencia con la moci¨®n del PP en el Senado que rebaja la servidumbre de protecci¨®n a 20 metros con requisitos m¨¢s livianos que hasta ahora, porque est¨¢ casi encima del mar. Los populares han optado por excluir al n¨²cleo del dominio p¨²blico. ¡°Esto era un tema pol¨ªtico y alguien ten¨ªa que arreglarlo; aqu¨ª pagamos justos por pecadores¡±, concluye el portavoz.
Narbona lleg¨® a anunciar el derribo de las 96 casas del n¨²cleo castellonense
En Castell¨®n, Juana Estell¨¦s, una vecina de Xilxes, de 65 a?os, se prepara para trasladarse a vivir a su casa de primera l¨ªnea de playa. Su vivienda es una de las 96 de este municipio que el PP prev¨¦ amnistiar en la nueva Ley de Costas. Se trata de modestas viviendas unifamiliares levantadas la mayor parte entre los a?os veinte y cuarenta y que han consolidado una tradicional forma de vida en la costa castellonense. Durante todo el a?o, la zona es un pueblo fantasma y, con la llegada del verano, los vecinos de este municipio o de alrededores se trasladan a vivir all¨ª. Juana se encuentra en este proceso. El resto de casas que ser¨¢n indultadas est¨¢n cerradas a cal y canto.
Su residencia (y las otras 95) no se levant¨® en primera l¨ªnea de playa. Juan Antonio Montesinos, presidente de la asociaci¨®n de afectados, explica c¨®mo, con un fuerte despliegue policial, se tir¨® el primer frente en 1989. ¡°Tras estos derribos se traslad¨® la zona de deslinde a todas estas viviendas que estaban detr¨¢s¡±, dice. Pero tambi¨¦n se construy¨® un paseo mar¨ªtimo por delante y se les prometi¨®, asegura, que el dominio p¨²blico se quedar¨ªa a las puertas de sus casas. Hasta que la ministra Cristina Narbona (PSOE) anunci¨® el derribo de estas 96 y otro medio millar en toda la costa castellonense y la poblaci¨®n reaccion¨®. ¡°Llevo una batalla de siete a?os, nuestras casas est¨¢n, de media, a 110 metros del mar y, adem¨¢s del paseo, se hicieron dos escolleras que protegen la zona¡±, explica Montesinos.
Para Mario Garc¨ªa, diputado provincial de Medio Ambiente, la inclusi¨®n de Xilxes en el listado de amnist¨ªas es m¨¢s bien ¡°una correcci¨®n de errores¡±. Garc¨ªa cuenta que contactaron con el ministerio para informarles de que cumpl¨ªan con los requisitos. ¡°Lo comprobaron y por eso ha entrado ahora¡±, dice.
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