¡°Mi padre contestaba a todas las preguntas: ¡®Coge un libro¡±
Kerwin Pilgrim impuls¨® un plan para buscar empleo desde una biblioteca p¨²blica
Kerwin Pilgrim ha venido a Espa?a a hacer proselitismo, a ondear las banderas de revoluciones diminutas: convencer de que las bibliotecas cambian vidas y que las vidas tienen que cambiar a las bibliotecas. Su entrega a la causa alcanza el almuerzo: con adem¨¢n amable desestima una aventura por la Spanish food que probablemente ambicionar¨ªa otro americano con alma de guiri y despacha el tr¨¢mite pidiendo verduras hervidas y pescado. Lo importante es hablar.
Se explaya sobre su trabajo, se reprime sobre su vida. Quiz¨¢s m¨¢s vinculadas de lo que parece. La familia de Pilgrim, que naci¨® en Guyana en 1977, se instal¨® en Estados Unidos cuando ¨¦l ten¨ªa 11 a?os. Poco despu¨¦s muri¨® su padre, alguien que ten¨ªa una respuesta para todo: ¡°Coge un libro¡±. Kerwin sigui¨® tan a rajatabla su petici¨®n que se ha convertido en bibliotecario. ¡°He tenido la oportunidad de hacer mi carrera de una pasi¨®n. Cuando cambias a una persona, cambias a una familia. Y las bibliotecas pueden hacerlo. Es tu mente la que puede ayudar a cambiarte¡±.
La primera tarea inusual que Pilgrim alent¨® desde la Biblioteca P¨²blica de Brooklyn, en Nueva York, tal vez est¨¢ enraizada en su propia biograf¨ªa de adolescente hu¨¦rfano y sin demasiados recursos. Consist¨ªa en programar iniciativas para atraer a j¨®venes durante el verano ¡ªun tiempo que puede ir de lo bald¨ªo a lo peligroso si alguien dispone de mucho ocio y pocas opciones¡ª y acercarles a la biblioteca con el anzuelo de las nuevas tecnolog¨ªas.
En los ¨²ltimos a?os ha ido m¨¢s all¨¢ y ha ampliado la oferta de su instituci¨®n con un programa (PowerUp!) dirigido a facilitar el acceso al mercado laboral en el que, tras vencer alguna inicial reticencia, ha implicado a todo el personal de la biblioteca de Brooklyn. M¨¢s de 3.000 personas han participado en la iniciativa, que ha permitido crear 32 empresas. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil ir a una biblioteca a buscar trabajo que a una oficina de empleo porque no est¨¢ estigmatizado. Pero no somos una oficina de empleo ni somos consejeros laborales, somos proveedores de informaci¨®n y de recursos ¨²tiles para la b¨²squeda. Tener buena informaci¨®n es crucial para tomar decisiones sobre tu vida¡±, expone. La buena sinton¨ªa entre los servicios de empleo y la biblioteca es clara. Ellos le env¨ªan a desempleados y los bibliotecarios invitan a los orientadores a dar charlas. ¡°No somos competidores¡±, subraya Pilgrim.
Habla con convicci¨®n, con la fe del creyente. ¡°Las bibliotecas tienen que cambiar de modelo, ofrecer un servicio m¨¢s personalizado, one to one¡±, afirma. Es de suponer que la misma pasi¨®n ha invertido en las conferencias que ha impartido ante bibliotecarios en Madrid y Barcelona. Cree que una biblioteca es algo m¨¢s que un gigantesco almac¨¦n de conocimiento. Que contribuyen a hacer ¡°m¨¢s competitivo¡± el entorno y, sobre todo, que ¡°ayudan a construir ciudadanos¡±. Pero no ve a los pol¨ªticos muy conscientes de ello, cuando agujerean sus presupuestos. ¡°Hasta que la gente protesta, entonces los devuelven y aparecen como h¨¦roes¡±, lamenta. Tal vez si Pilgrim tuviese eco entre los gestores p¨²blicos espa?oles, los presupuestos culturales ser¨ªan otra cosa. ¡°Es ir¨®nico¡±, sentencia, ¡°recortar fondos ahora porque la gente utiliza las bibliotecas m¨¢s que nunca¡±.
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