Y vuelta la burra al trigo

No es terquedad de pollino joven. Es irresponsabilidad. Lo peor es que el desaguisado que denuncia el Consejo de Estado, de forma apabullante, sobre la en¨¦sima reforma de la educaci¨®n c¨ªvica y religiosa de los ni?os espa?oles, se intenta imponer contra toda l¨®gica constitucional. La Constituci¨®n no adjudica a los obispos el monopolio de la educaci¨®n religiosa, a costa del dinero de todos los espa?oles (cada a?o, 500 millones en profesores de catolicismo y 4.000 millones para financiar los centros de ideario cat¨®lico). Lo que garantiza el art¨ªculo 27.3 es ¡°el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formaci¨®n religiosa y moral que est¨¦ de acuerdo con sus propias convicciones¡±. De ah¨ª arranc¨® el Vaticano en 1979 al Gobierno de Su¨¢rez, mediante un ministro propagandista cat¨®lico, un abusivo concordato nacionalcat¨®lico que dispone que los planes educativos ¡°incluir¨¢n la ense?anza de la religi¨®n cat¨®lica en todos los centros de educaci¨®n, en condiciones equiparables a las dem¨¢s disciplinas fundamentales¡±.

Eso es todo, aunque es much¨ªsimo. En cambio, los obispos pretenden controlar con esa norma religiosa no solo la ense?anza del catolicismo, sino el contenido de otras materias imprescindibles para la buena educaci¨®n. As¨ª se explica la intempestiva liquidaci¨®n de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa y de la obligatoria asignatura de ?tica de 4? de la ESO, imponiendo a cambio, como ¡°materia alternativa a la Religi¨®n¡±, la que el ministro Wert llama de ¡°Valores Culturales y Sociales¡± en primaria y ¡°Valores ?ticos¡± en secundaria.

Es una soluci¨®n ilegal. No se sabe si es ignorancia, o si dominan en este Ejecutivo las ganas de humillarse ante la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, pero no es cre¨ªble que el legislador desconozca nada menos que cuatro sentencias del Tribunal Supremo anulando, ya en 1994, preceptos parecidos porque ¡°las actividades de estudio alternativas a la ense?anza de religi¨®n ocasionaban discriminaci¨®n a los alumnos que ¡ªal optar por esta¡ª ten¨ªan menos tiempo para preparar las dem¨¢s asignaturas¡±. Lo vuelve a recordar el Consejo de Estado.

Lo terrible es que el monopolio de los obispos en materia religiosa est¨¢ sembrando una atroz ignorancia cultural en esa materia. Pocos de sus alumnos sabr¨ªan hoy explicar qu¨¦ significan dichos como ¡°eres un Ad¨¢n¡± o ¡°esto parece la torre de Babel¡±. Y lo que es peor para ellos: la cosecha de analfabetos religiosos incrementa la increencia de los j¨®venes, que salen espantados de las iglesias. No escarmientan. Habr¨¢ clases de religi¨®n y su alternativa, a la misma hora, la quieren exigente y evaluable, no sea que los chicos no se apunten a la oferta episcopal.