La justicia es muy rentable

El sistema judicial espa?ol funciona y puede que los espa?oles no lo sepamos valorar, pero los norteamericanos parece que s¨ª. Prueba de ello es que le recomendaron a Herv¨¦ Falciani refugiarse en Espa?a, seg¨²n ha contado ¨¦l mismo a este peri¨®dico. Este exempleado francoitaliano del banco suizo HSBC es perseguido desde que se hizo con una larga lista de evasores fiscales (de un total de 130.000 cuentas) que ten¨ªan su dinero justamente en ese gran banco. Varios pa¨ªses se han disputado sus famosas listas, repletas de gente adinerada que hurta a las arcas p¨²blicas su obligada contribuci¨®n. Su vida corre peligro. As¨ª se lo han hecho saber los estadounidenses, que tienen su particular pendencia con el HSBC, y esa es la raz¨®n por la que consideran que deb¨ªa refugiarse en un lugar seguro.

?Por qu¨¦ en Espa?a? No es que aqu¨ª se le est¨¦ dando trato de favor por su valiosa aportaci¨®n al erario p¨²blico. De hecho, Hacienda ya ha recuperado gracias a ¨¦l 260 millones de euros defraudados. La raz¨®n fundamental est¨¢ en un funcionariado ¡ªincluido el policial¡ª muy lejos de la corrupci¨®n y un sistema judicial extremadamente garantista que, como reverso, en ocasiones genera problemas y casi siempre alarga los plazos.

A veces nos llevamos las manos a la cabeza por lo mal que van las cosas, por un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n o una sentencia que nos parece injusta y somos incapaces de valorar lo que tenemos. Tiene su l¨®gica. Cuando un juez decide imputar a una de las hijas del Rey la reacci¨®n inmediata es escandalizarse ante la posibilidad de que persona de tan alta alcurnia se haya manchado las manos. La derivada positiva es que vivimos en un pa¨ªs cuya judicatura es lib¨¦rrima para imputar e investigar a cualquiera, independientemente de su extracci¨®n social. Es un detalle que no puede pasar inadvertido ni dentro ni fuera de las fronteras nacionales.

Es verdad que los numerosos casos de corrupci¨®n pol¨ªtica est¨¢n haciendo un da?o irreparable a la imagen de Espa?a. Una mayor¨ªa de alemanes considera a este un pa¨ªs corrupto, poco fiable, pobre, tradicional y de ciudadanos ociosos, seg¨²n el bar¨®metro de la Marca Espa?a. Los peores estereotipos se est¨¢n recrudeciendo en Europa debido a la crisis de la deuda, aunque hay que reconocer que los espa?oles hemos hecho importantes esfuerzos para ganarnos tan mala fama. Seg¨²n los datos del Consejo del Poder Judicial, los juzgados espa?oles tramitan 1.661 causas por corrupci¨®n financiera o pol¨ªtica, lo que es una aut¨¦ntica barbaridad acrecentada, sin duda, por una lentitud de la justicia que acumula casos y m¨¢s casos, ofreciendo una imagen m¨¢s negativa de la realidad, que ya es bastante penosa.

Pero tambi¨¦n en este terreno puede encontrarse un motivo para la esperanza: son muchos los corruptos que est¨¢n siendo perseguidos por la justicia, lo que, como bien ha escenificado la tonadillera Isabel Pantoja, no es plato de buen gusto ni siquiera cuando las condenas son leves. La lentitud y la falta de medios es el tal¨®n de Aquiles de la justicia espa?ola, torpedeada ahora con sa?a por el ministro Alberto Ruiz-Gallard¨®n por culpa del d¨¦ficit p¨²blico. La percepci¨®n ciudadana sobre el sistema no es nada buena. Seg¨²n un sondeo de Metroscopia, el 69% de la poblaci¨®n considera que funciona mal. Y, sin embargo, es justamente la justicia la que est¨¢ ofreciendo en esta crisis una de sus caras m¨¢s positivas.

Son los jueces los que han hecho informes demoledores contra la legislaci¨®n espa?ola de desahucios, los que se han movilizado para desbaratar dicha legislaci¨®n y los que est¨¢n analizando con lupa las cl¨¢usulas que firmaron muchos deudores de buena fe a los que la banca intenta desalojar de su casa. Ello demuestra que, a pesar de los escasos recursos de que disponen y del elevado nivel de litigiosidad de este pa¨ªs, los jueces hace mucho que dejaron de pertenecer a una casta superior insensible a los problemas de los ciudadanos.

Pero no es solo una cuesti¨®n de hero¨ªsmos personales, como demuestra el caso Falciani. La fiscal¨ªa ha denegado su extradici¨®n a Suiza. Puede que termine consigui¨¦ndolo, pero, de momento, sigue en Espa?a colaborando con la justicia y con el fisco europeo. Es una pena que, vista la rentabilidad social y econ¨®mica de un buen sistema judicial, este Gobierno no apueste m¨¢s por ¨¦l y lo dote de los medios que est¨¢ reclamando.

GABRIELA

CA?AS