El encierro inhumano de los yonkis mexicanos alarma al Gobierno
El presidente quiere cerrar 50.000 centros ilegales donde los adictos son recluidos y maltratdados para vencer sus adicciones
Todo lo que rodea a Bisbi es desmesurado. Tiene 41 a?os, seis hijos con cinco mujeres diferentes y 11 nietos. Debe pesar, as¨ª a ojo, m¨¢s de 120 kilos. En sus m¨¢s de dos d¨¦cadas como adicto al alcohol y al activo, un disolvente, se ha sometido, seg¨²n consta en su historial m¨¦dico, a 258 terapias de rehabilitaci¨®n en granjas y anexos, centros de internamiento para los adictos donde se someten a duchas de agua fr¨ªa, mano dura y reuniones pseudoreligiosas. Bisbi ha sido reducido y colgado del techo como si fuera una pieza de caza para intentar aplacar su s¨ªndrome de abstinencia pero cada vez que pone un pie en la calle vuelve a lo que ¨¦l llama la vida loca. Su periplo, de todos modos, est¨¢ a punto de acabarse. El Gobierno de M¨¦xico, en base a su nueva pol¨ªtica antidrogas, quiere inspeccionar y cerrar este tipo de espacios donde los internos reciben un trato inhumano.
El gran vac¨ªo que ha dejado el Estado en cuanto al tratamiento a drogodependientes ha hecho que proliferen este tipo de centros, situados sobre todo en las zonas m¨¢s pobres. Hay m¨¢s de 50.000 por todo el pa¨ªs. El doctor Fernando Cano Valle, comisionado nacional contra las adicciones (Conacid), es la persona encargada de llevar a cabo este ambicioso proyecto. ¡°Me preocupa que existan y nos toca por ley inspeccionarlos y cerrarlos. Muchos de estos centros los gestionan exadictos que atienden a adictos, y vamos a pensar que es de buena fe. Si vamos a pensar que es de mala, esto no es m¨¢s que una fuente de negocio inadecuada y una forma de explotar al ser humano¡±, se?ala Cano Valle en entrevista con EL PA?S.
El comisionado quiere reemplazar estos lugares por ¨¢reas habilitadas en los 25.000 centros de salud que hoy d¨ªa no tienen ning¨²n espacio dedicado a las adicciones. En ese caso habr¨¢ que capacitar a m¨¦dicos y enfermeras de todo el pa¨ªs para que aprendan a atender a este tipo de pacientes. Existen otros 370 centros gubernamentales, antes llamados Nueva Vida y ahora CAPAs, donde se atiende a adictos pero no tienen instalaciones adecuadas ni personal preparado. ¡°Aun cuando triplic¨¢semos su n¨²mero no podr¨ªamos dar asistencia a los drogadictos. Los hospitales p¨²blicos son los que tienen que cubrir las adicciones¡±, a?ade el doctor.
Los anexos, como en el que est¨¢ Bisbi en Ecatepec, la zona conurbada de la Ciudad de M¨¦xico, tienen la entrada por el garaje. ¡°Buscando mi dignidad perdida¡±, se lee en un toldo. Tras pasar dos rejas y subir unas escaleras se abre una sala en la que los internos representan un teatrillo con las 12 tradiciones copiadas a la organizaci¨®n Alcoh¨®licos An¨®nimos. Las risas que levantan las c¨®micas representaciones dejan entrever dientes picados y algunas miradas perdidas. En un cuartucho de al lado se amontonan los pacientes psiqui¨¢tricos. Alguno lleva encerrado ah¨ª m¨¢s de 10 a?os. El personal del centro, compuesto mayoritariamente por antiguos pacientes que se quedaron para apoyar la causa, se encarga de medicarlos y colocarles la camisa de fuerza en caso de que la cosa se desmadre. Un esquizofr¨¦nico, en medio de la funci¨®n, comienza a poner caras extra?as. De inmediato unos asistentes lo sacan de all¨ª y lo recluyen en una habitaci¨®n.
-?Viste fantasmas?
-No
-?Por qu¨¦ lloras entonces?
-No lo s¨¦.
Tras pasar el interrogatorio, le piden que se eche un rato en la cama hasta que se le pase la crisis. El hombre que le da ¨®rdenes reconocer¨¢ despu¨¦s que tambi¨¦n est¨¢ bajo tratamiento psiqui¨¢trico. Este grupo lo fund¨® hace 20 a?os el padrino Ray, el due?o de varios tabledance (clubs de noche) que decidi¨® cambiar radicalmente de vida y ayudar a yonkis y alcoh¨®licos que no ten¨ªan para pagarse un tratamiento en una cl¨ªnica privada. ¡°Se supone que por los tres meses de internamiento nos tienen que pagar 10.000 pesos (750 d¨®lares) pero nadie lo hace. La gente no tiene ese dinero. Lo nuestro es un bien social. Nos financiamos con peque?as aportaciones de las familias, de grupos cristianos y la comida que nos dan en el mercado¡±, explica el padrino Marcos, hijo del fundador, una figura muy respetada entre los adictos.
Se ocupan de un sector de la poblaci¨®n hasta ahora olvidado. ¡°Esta situaci¨®n describe la debilidad del sistema de salud mental de M¨¦xico, y eso es una realidad. Han sido desatendidos los mexicanos con enfermedades mentales. Las familias que tienen una persona que cae en la esquizofrenia o en la depresi¨®n van a donde les ofrecen ayuda y en ocasiones los explotan. Esto cae en el cap¨ªtulo de la violencia y tenemos que trabajar mucho para erradicarlo. En estos a?os de abandono se han estructurado estos espacios y centritos¡±, resume Cano Valle. Los llama tambi¨¦n changarros, que es como se conoce a los comercios callejeros.
La ¨²ltima encuesta sobre adicciones en el pa¨ªs data de 2011. Significa que hay dos a?os de vac¨ªo. El comisionado echa de menos un observatorio que retrate con certeza cu¨¢les son las tendencias actuales de drogadicci¨®n. En las ¨²ltimas fechas se ha observado, por ejemplo, como los inhalantes, muy baratos y usados por los ni?os de la calle que se sacan unas monedas limpiando parabrisas en los sem¨¢foros, est¨¢n siendo utilizados por estudiantes en los colegios. ¡°Ese tipo de cosas debemos saberlas para poder prevenirlas¡±, resume Cano Valle.
El hueco que pretende tapar el Gobierno es casi tan grande como el que siente Bisbi en el cerebro cuando se levanta despu¨¦s de una noche de farra. ¡°Mi miedo es despertarme una ma?ana y no recordar qui¨¦n soy¡±, cuenta. Por si acaso lleva un tatuaje en el brazo izquierdo que disipar¨ªa todas las dudas: ¡°Bisbi¡±.
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