Unidos frente al tabaco: es tu salud y la de todos lo que est¨¢ en juego
La epidemia de tabaquismo mata a cinco millones de personas en el mundo cada a?o
Que el consumo de tabaco es una de las causas principales de enfermedad y muerte, y que fumar es directamente responsable de la muerte de uno de cada diez adultos lo sabemos ya casi todos. Y para que no se nos olvide, la Asamblea Mundial de la Salud ya se ocup¨® de aprobar en mayo de 1987, con el apoyo expl¨ªcito de la inmensa mayor¨ªa de pa¨ªses, incluyendo el nuestro, que el 31 de mayo de cada a?o, se celebre el d¨ªa mundial sin tabaco. El objetivo no es otro sino se?alar los riesgos que supone el consumo de tabaco para la salud y fomentar pol¨ªticas eficaces de reducci¨®n de dicho consumo, ante esta epidemia de tabaquismo que mata a 5 millones de personas en el mundo cada a?o.
En Espa?a se ha avanzado mucho en este campo en la ¨²ltima d¨¦cada. Y esto deber¨ªa ser orgullo para todos, Las medidas para el control del tabaquismo propuestas por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial en el a?o 2000 supusieron una fuente de inspiraci¨®n para que en el 2003 se pusiera en marcha el Plan nacional de prevenci¨®n y control del tabaquismo. A este siguieron las leyes de 2005 y 2010, aprobadas por amplio consenso de nuestros diputados, que actualmente regulan el consumo y la publicidad del tabaco en nuestro pa¨ªs y nos han convertido referente internacional.
Pues bien, aunque con estos desarrollos legislativos se han alcanzado importantes objetivos todav¨ªa quedan muchas cosas por hacer. Adem¨¢s, hay nubarrones en el horizonte soplados por vientos de aventureros de juego de azar y especulaci¨®n, adem¨¢s de por pol¨ªticos poco ejemplares en este campo. Claras se?ales que nos ponen en aviso de que hay que seguir insistiendo asertivamente en este tema.
Hay nubarrones soplados por aventureros del juego de azar y la especulaci¨®n y por pol¨ªticos poco ejemplares
Empecemos por revisar la influencia que estos desarrollos legislativos han tenido en la sociedad espa?ola. Para empezar, existe no s¨®lo una aceptaci¨®n de las distintas medidas con naturalidad por parte de la poblaci¨®n, sino un claro apoyo como demuestra el alto cumplimiento de la ley sin causar ning¨²n tipo de conflictividad. Esto queda patente en los resultados de la ultima encuesta de la Sociedad Espa?ola de Medicina de Familia y Comunitaria cuyos resultados acaban de ser presentados: ocho de cada diez espa?oles est¨¢ de acuerdo con la Ley de prevenci¨®n del tabaquismo y tiene clara su oposici¨®n a cualquier cambio en la actual normativa antitabaco.
En paralelo se ha observado que ya se est¨¢ produciendo una desnormalizaci¨®n del consumo de tabaco en diferentes entornos (colegios, institutos, lugares de trabajo, hogar, zonas de ocio¡). Lo ¡°normal¡± ya no es fumar, contrariamente a lo intentaron hacernos creer (y hacer) las tabaqueras durante la d¨¦cada de los 1970 y 1980.
Complementariamente, hay datos que nos permiten ser particularmente optimistas, destacando la cada vez m¨¢s baja frecuencia de fumadores en Espa?a seg¨²n la ¨²ltima Encuesta Nacional de Salud (3 de cada 10 hombres y 2 de cada 10 mujeres) . Tambi¨¦n disponemos de datos objetivos de reducciones significativas de los niveles ambientales de nicotina y de part¨ªculas nocivas en establecimientos hosteleros en relaci¨®n con los existentes antes de la entrada en vigor de la vigente Ley.
Los beneficios en ganancia en salud ya son tambi¨¦n evidentes. Los ingresos hospitalarios por infarto de miocardio se han reducido debido en parte a la menor exposici¨®n al humo del tabaco y al menor consumo de tabaco de los fumadores. Los efectos beneficiosos de la disminuci¨®n de la frecuencia de fumadores sobre los c¨¢nceres relacionados con el tabaco (pulm¨®n, laringe, es¨®fago, vejiga, ri?¨®n, p¨¢ncreas¡) hace ya d¨¦cadas que es apreciable, aunque el efecto de la menor exposici¨®n pasiva en los no fumadores se constatar¨¢ tras una o dos d¨¦cadas, debido al per¨ªodo m¨¢s largo de inducci¨®n de estas enfermedades.
Pero ante estos datos tan positivos, no nos podemos ¡°dormir en los laureles¡±. Quedan a¨²n muchas cosas por hacer, incluyendo acciones especificas por g¨¦nero y nivel socioecon¨®mico (evitando que aumente el consumo en las mujeres y clases menos favorecidas y promoviendo el abandono) e impulsando programas que eviten la incorporaci¨®n a este nefasto h¨¢bito de los adolescentes y j¨®venes, a la par que facilitamos precozmente la deshabituaci¨®n de los que ya fuman, mediante intervenciones espec¨ªficas y, acaso, la financiaci¨®n de los tratamientos cuando est¨¢n estrictamente indicados. El control del tabaquismo no es una cuesti¨®n estrictamente sanitaria, por lo que necesitamos medidas en el ¨¢mbito econ¨®mico que han demostrado su eficacia, como aumentar los impuestos sobre el tabaco, especialmente sobre las marcas baratas y la picadura de liar, y tambi¨¦n limitar los puntos de venta.
Pero mientras hay muchos que pensamos en la necesidad de seguir avanzando a¨²n m¨¢s en la prevenci¨®n y control del tabaquismo, hay quienes amenazan con propuestas regresivas de la legislaci¨®n vigente, contraponiendo el aparente beneficio econ¨®mico a la protecci¨®n de la salud. La aparici¨®n del proyecto de Eurovegas supone el m¨¢s claro ejemplo de actitudes y propuestas que supondr¨ªan un itinerario en la peor direcci¨®n para la salud p¨²blica. Su argumentaci¨®n se basa en la necesidad de dar mayor viabilidad a determinadas actividades econ¨®micas, como son los juegos de azar en salas recreativas, bingos y casinos. Sin embargo, y pese a la falaz argumentaci¨®n, la evidencia cient¨ªfica demuestra que los ambientes libres de humo de tabaco, como la hosteler¨ªa en nuestro pa¨ªs y en otros con regulaciones a¨²n m¨¢s estrictas, no afectan negativamente al negocio. Adem¨¢s, no hay que olvidar que como ya se ha dicho, la legislaci¨®n del control del tabaco tiene un claro apoyo mayoritario por la poblaci¨®n. Modificarla, claramente, ser¨ªa un paso atr¨¢s. De igual manera, aprovechamos esta Tribuna para levantar nuestra voz frente a la posici¨®n adoptada por las tabaqueras y otros actores pro-tabaco reunidos en la Mesa del Tabaco, al manifestarse en contra de la reforma de la Directiva europea sobre productos del tabaco que se est¨¢ discutiendo. A esta Mesa se han sumado, sorprendentemente, los presidentes de varias Comunidades Aut¨®nomas, como ellos mismos escenificaron recientemente en una reuni¨®n mantenida en una f¨¢brica de la tabaquera Altadis en Cantabria.
Resumiendo, el tabaquismo sigue siendo un problema de salud p¨²blica en Espa?a, por lo que debemos centrarnos en realizar una estrategia coordinada que integre medidas de prevenci¨®n, asistencia y pol¨ªticas de control que tengan potencial para reducir su impacto sobre la salud (s¨®lo en Espa?a, 55.000 defunciones al a?o en fumadores y 1.500 en fumadores pasivos). El control del tabaquismo se traduce inmediatamente en una disminuci¨®n del gasto en asistencia sanitaria y medicamentos, del gasto en subsidio por enfermedad o discapacidad, y reduce el absentismo laboral y aumenta la productividad y, as¨ª, el desarrollo del pa¨ªs. Junto a lo anterior, necesitamos ser asertivos ante la amenaza de modificaci¨®n regresiva de la legislaci¨®n en aras de argumentos e intereses econ¨®micos espurios, pues conlleva importantes riesgos, no s¨®lo en t¨¦rminos de salud p¨²blica, sino que tambi¨¦n desde el punto de vista social. No hagamos del juego una excusa para retroceder en el control del tabaco. Porque¡ con la salud no se juega.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Moreno es m¨¦dico epidemi¨®logo, Universidad de Valencia, y Asesor en Salud P¨²blica de la Oficina Europea de la OMS.
Esteve Fern¨¢ndez es m¨¦dico epidemi¨®logo, Institut Catal¨¤ d¡¯Oncologia y Universitat de Barcelona
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