Un jefe talib¨¢n env¨ªa una carta a Malala justificando su agresi¨®n
El gesto parece una argucia para contrarrestar el impacto de la presencia de la joven ante la ONU
Un jefe talib¨¢n ha enviado una carta a Malala Yousafzai, la joven activista que ese grupo insurgente intent¨® asesinar el a?o pasado. El miliciano, Adnan Rasheed, le dice que dese¨® que el ataque ¡°no hubiera ocurrido¡±. Pero lejos de pedirle perd¨®n, su larga misiva, casi cuatro folios, intenta justificar la actuaci¨®n de sus compa?eros de armas. El gesto parece una argucia para contrarrestar el impacto de la presencia de Malala ante la ONU y evitar seguir perdiendo apoyos en la sociedad paquistan¨ª.
¡°No te atacaron porque fueras a la escuela o fueras una defensora de la educaci¨®n¡±, escribe Rasheed que dice tener un sentimiento ¡°fraternal¡± hacia Malala porque pertenece a su misma tribu. El autor, un antiguo oficial de la Fuerza A¨¦rea que intent¨® asesinar al presidente Pervez Musharraf y el a?o pasado se fug¨® de la c¨¢rcel, tambi¨¦n asegura que ¡°los talibanes no est¨¢n en contra de la educaci¨®n de ning¨²n hombre, mujer o ni?a¡±. El problema, le explica en la carta que han difundido varios medios brit¨¢nicos, es que ¡°creen que dirig¨ªas una campa?a de difamaci¨®n para frustrar sus esfuerzos de establecer un sistema isl¨¢mico en Swat, y tus escritos eran provocativos¡±.
Es exactamente el mismo argumento que en su d¨ªa utiliz¨® el portavoz del grupo, Ehsanullah Ehsan, para intentar contrarrestar la condena generalizada que el atentado desat¨® dentro y fuera de Pakist¨¢n. ¡°No es nuestra pol¨ªtica matar a mujeres; pero cualquiera que dirige una campa?a contra el islam y la shar¨ªa [ley isl¨¢mica] debe morir¡±, declaraba al d¨ªa siguiente de haberse responsabilizado del ataque.
En esas 24 horas, la sociedad paquistan¨ª sufri¨® una sacudida. V¨ªctima de dictaduras militares y gobernantes civiles corruptos que han usado el poder para su propio beneficio, se hab¨ªa dividido ante el apoyo de Musharraf a la campa?a de EE UU contra los talibanes afganos, quienes hasta entonces eran presentados como modelo de buenos musulmanes. Esa confusi¨®n y la propia ambig¨¹edad de su Gobierno permitieron el surgimiento de los talibanes locales, quienes han manipulado la religiosidad y el antiamericanismo de sus compatriotas.
Hasta que intentaron asesinar a Malala en octubre de 2012. Ese d¨ªa, los paquistan¨ªes respondieron con una sola voz, e incluso quienes les profesaban simpat¨ªas consideraron que hab¨ªan cruzado una l¨ªnea roja. Nunca antes los insurgentes se hab¨ªan sentido obligados a disculparse. Al atacar a la ni?a que les plant¨® cara cometieron su mayor error propagand¨ªstico y todav¨ªa est¨¢n pagando las consecuencias.
La presencia de Malala ante la Asamblea General de la ONU el pasado viernes, coincidiendo con su cumplea?os que se ha declarado D¨ªa de Malala, y su candidatura al Nobel de la Paz, transmiten un poderoso mensaje. Los talibanes no pueden consentir que abra fisuras entre sus simpatizantes, la mayor¨ªa gente sencilla que ven en la Shar¨ªa un sistema de justicia que hasta ahora no les ha garantizado el Estado.
De ah¨ª que Rasheed hable de ¡°curriculo laico y sat¨¢nico¡± frente a lo que ¡°los talibanes quieren poner en pr¨¢ctica, [que es] lo que est¨¢ en el libro de Al¨¢¡±. De ah¨ª tambi¨¦n que saque a colaci¨®n la vieja aspiraci¨®n colonial de educar a los habitantes del subcontinente indio para que pensaran como ingleses (pero escribe su carta en esa lengua, si bien con faltas). O la bajeza de desmerecer el homenaje de la ONU a Malala trayendo a colaci¨®n a otras mujeres cuyos nombres resultan familiares para los paquistan¨ªes (como las dos v¨ªctimas de un contratista de la CIA). Adem¨¢s, del manido recurso a los abusos israel¨ªes o las v¨ªctimas de los drones.
Todo ello no aminora un ¨¢pice la brutalidad que los insurgentes emplean para imponerse, ni el intento de asesinato de Malala. Aunque Rasheed diga al principio de su carta que escribe a t¨ªtulo personal y no en nombre del grupo, su justificaci¨®n de los talibanes indica otra cosa.
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