Marihuana contra el tr¨¢fico de drogas
Uruguay es pionero en regular la producci¨®n, cultivo y venta de cannabis
Nelly Santos vio a su hijo Daniel llegar a casa cabizbajo, con la gorra tap¨¢ndole la cara y los ojos enrojecidos. Ella sab¨ªa que lo hab¨ªan descubierto fumando marihuana en la puerta del instituto. Lo primero que le pas¨® por la cabeza a esta enfermera de 57 a?os fue: ¡°Va camino a la perdici¨®n¡±. Hab¨ªa escuchado rumores de personas que se volv¨ªan locas, se convert¨ªan en criminales, y arruinaban su vida por consumirla. En pocos segundos, sin embargo, cambi¨® de actitud. Lo abraz¨® y le dijo: ¡°Espero que lo dejes pronto. Pero si no, esta es tu casa, tu refugio¡±. Fue el primer contacto de Nelly con el cannabis, hace ya 15 a?os. Al poco tiempo, un 31 de diciembre, el d¨ªa de su cumplea?os, le daba la primera calada a un porro, que le pasaba Daniel.
En su modesta casa en las afueras de Montevideo, Nelly guarda hoy en tarros la producci¨®n de marihuana de su ¨²ltima cosecha. Hace tres a?os, se convirti¨® en auto-cultivadora, una de los cerca de 5.000 que calcula la Junta Nacional de Drogas (JND) hay en el pa¨ªs ¨Cla Asociaci¨®n de Estudios del Cannabis de Uruguay (AECU) sube la cifra a 12.000--. ¡°Primero le permit¨ª a Daniel fumar en casa para protegerlo de la calle. Me daba miedo lo que le pod¨ªa pasar. Quer¨ªa alejarlo de las bocas de humo (puntos de venta de droga), as¨ª que empezamos a plantar¡±.
Una l¨®gica similar a la que emple¨® Nelly para proteger a su hijo del tr¨¢fico de drogas, es la que est¨¢ a un paso de asentarse en Uruguay. El proyecto de ley aprobado esta semana en el Congreso de los Diputados pretende dejar atr¨¢s la pol¨ªtica prohibicionista y debilitar al narcotr¨¢fico a trav¨¦s de la regulaci¨®n de la producci¨®n, consumo y venta de la marihuana. ¡°Desde 2010 ya ten¨ªamos un proyecto promovido por algunos diputados que hac¨ªa referencia al auto-cultivo. Despu¨¦s se le dio un tratamiento de seguridad con la idea de combatir al narcotr¨¢fico y sacar una porci¨®n de su mercado. Es una forma de dividir su incidencia y que no se forme un Estado paralelo como se ha establecido en otros pa¨ªses¡±, explica el qu¨ªmico y diputado Julio Battistoni, miembro del Frente Amplio, la coalici¨®n de partidos en el Gobierno. El proyecto prev¨¦ que el Estado otorgue licencias para la producci¨®n y distribuci¨®n, que cada cultivador posea un m¨¢ximo de seis plantas, la creaci¨®n de clubes de cannabis con hasta 45 miembros y 99 plantas y que cada usuario tenga derecho a 40 gramos mensuales para el consumo propio que podr¨¢ adquirir en las farmacias.
En Uruguay, el mercado de la marihuana representa casi el 80 % del total de las drogas
En Uruguay, a diferencia de la mayor parte de Am¨¦rica Latina, el mercado de la marihuana representa casi el 80 % del total de las drogas y un negocio de unos 30 millones de d¨®lares, seg¨²n la JND. Hace ya varios a?os que diversos grupos de usuarios ¨Cque la JND cifra en 120.000- y auto-cultivadores exig¨ªan al Gobierno la regularizaci¨®n de esta droga. La ley vigente, aprobada en 1974, durante la dictadura militar, permite el consumo de marihuana y otras drogas, pero la producci¨®n y la venta est¨¢n prohibidas.
En 2009, la polic¨ªa allan¨® la casa de Juan Vaz, 46 a?os, y le encontr¨® un cultivo. Despu¨¦s de ser condenado a dos a?os y cuatro meses y pasar 11 meses en prisi¨®n, fund¨® la Asociaci¨®n de Estudios del Cannabis de Uruguay (AECU), que ha sido uno de los grupos de presi¨®n que han abierto el debate. ¡°Cuando conoces la c¨¢rcel no quieres que vaya nadie. A mi hijo le expliqu¨¦ que es como Mordor, del Se?or de los Anillos, pero aqu¨ª los orcos se comen a los orcos¡±, apunta Vaz. Desde entonces, su asociaci¨®n, con la ayuda de varios abogados, ha asesorado a 22 auto-cultivadores detenidos.
Aunque se prev¨¦ que la ley entre en vigor a finales de a?o, ya existen seis clubes de cannabis ¨Cactualmente ilegales-. Vaz y sus socios adem¨¢s, celebraron en mayo la segunda Copa Cann¨¢bica, una competici¨®n en la que expertos de varios pa¨ªses catan marihuana y premian las mejores muestras. La cultura del cannabis en Uruguay, asegura Vaz, se empez¨® a organizar hace unos 10 a?os y con la nueva ley, calcula, los cultivadores llegar¨¢n hasta los 25.000.
Es com¨²n pasear por algunas de las plazas de Montevideo y que en el aire se respire un intenso olor a marihuana. ¡°Yo a la plaza del Entrevero le llamo el paseo del cannabis¡±, ironiza Battistoni, que pasa todos los d¨ªas por ah¨ª camino de su oficina. Pero a pesar de los movimientos pro-cannabis, de la voluntad del Ejecutivo y de esta escena costumbrista, un 63% de los uruguayos est¨¢n en contra de la ley, seg¨²n la ¨²ltima encuesta divulgada esta semana por la consultora Cifra.
La ONU ha expresado su ¡°preocupaci¨®n¡± por la aprobaci¨®n del proyecto
En la c¨¢mara de los diputados el proyecto sali¨® adelante por la mayor¨ªa absoluta del Frente Amplio -el resto de partidos se opon¨ªan, aunque no al auto-cultivo-, e incluso en las filas de la coalici¨®n hubo quien tuvo fuertes cr¨ªticas. ¡°La marihuana es una bosta¡±, declar¨® Dar¨ªo P¨¦rez, diputado y m¨¦dico, antes de votar favorablemente. Algunos estamentos importantes como la Asociaci¨®n de Qu¨ªmica y Farmacia del Uruguay, no obstante, dudan de la distribuci¨®n de la marihuana por no ¡°ser un producto de salud registrado¡± en el Ministerio de Salud P¨²blica. "Somos los responsables de todos los productos de la salud registrados en el MSP; como esto no se trata de un producto de la salud no entra en la ¨®rbita de nuestra competencia profesional. Es como un peluche¡±, ha apuntado su secretario, Eduardo Savio. La ONU, a trav¨¦s de la Junta Internacional de la Fiscalizaci¨®n de Estupefacientes (JIFE), emiti¨® un comunicado en el que expresaba su ¡°preocupaci¨®n¡± por la aprobaci¨®n del proyecto. El texto aseguraba que viola la Convenci¨®n sobre Narc¨®ticos de 1961, de la que Uruguay es parte y afirmaba que podr¨¢ tener ¡°graves consecuencias en la salud y el bienestar de la poblaci¨®n y para la prevenci¨®n del uso de marihuana entre los j¨®venes".
El Gobierno uruguayo, sin embargo, ha llegado a una conclusi¨®n diferente a Naciones Unidas y al resto de Am¨¦rica Latina, y ha emprendido el camino de la legalizaci¨®n. ¡°?ltimamente he reflexionado mucho sobre el delito. Yo s¨¦ que plantar es ilegal pero no me siento una delincuente¡±, reflexiona Nelly, ¡°aunque cada vez que pasa un coche patrulla por mi calle se me sale el coraz¨®n del pecho¡±. Parece que ahora se le conceder¨¢ su deseo: ¡°Yo solo quiero plantar en paz¡±.
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