El reto de cerrar la era Rouco
Chirr¨ªa la laicidad en una Espa?a donde los obispos cobran de Hacienda
Una cosa es predicar, otra dar trigo. Francisco se enfrenta en Espa?a al desaf¨ªo de demostrar si sus muy jaleadas formas de ejercer el pontificado se traducen en obras concretas. El primer reto es retirar a Rouco del arzobispado de Madrid. El cardenal es tambi¨¦n presidente de la Conferencia Episcopal y cumple este mes 77 a?os, dos arriba sobre la edad obligada para su jubilaci¨®n. En la misma situaci¨®n se encuentra el otro cardenal en activo en Espa?a, el arzobispo de Barcelona, Mart¨ªnez Sistach, de 76 a?os. Este Papa quiere aplicar lo decidido en el Vaticano II sobre el retiro de sus jerarcas. ?l mismo lament¨® que no se le aceptase la renuncia cuando la present¨® al cumplir los 75 (en diciembre tendr¨¢ 77). Convencido de que llegar¨ªa su retiro en meses, envi¨® algunos de sus enseres a la residencia que hab¨ªa escogido en Buenos Aires. Benedicto XVI dio largas. Hoy es su sustituto. Los papas anteriores exig¨ªan la jubilaci¨®n a los prelados que les eran antip¨¢ticos, mientras sus afines prolongaban mandato varios a?os. Si Francisco aplica lo que predica, el relevo de Rouco simbolizar¨¢ un camino. Hay gran curiosidad.
?Reemplazar a Rouco no es tarea f¨¢cil. Se hacen quinielas ¡ªcon el cardenal Ca?izares entre los aspirantes, lo que se?alar¨ªa continuismo¡ª, y los optimistas auguran sorpresas. Rouco lleva tres mandatos liderando el episcopado, solo igualado por el cardenal Taranc¨®n. Su huella es profunda para bien o para mal seg¨²n quien juzgue. Es, quiz¨¢s, el cardenal contempor¨¢neo m¨¢s pol¨ªtico, y el m¨¢s influyente, junto a Ciriaco Sancha, primado de Toledo y Patriarca de las Indias a finales del siglo XIX, y el citado Taranc¨®n. Pero con Rouco y el tropel de sus afines culmina un mandato fracasado. ?l mismo lo reconoce cuando dice, apocal¨ªptico, que Espa?a es un pa¨ªs de misi¨®n y una naci¨®n martirial, vencida por relativismos y anticlericalismos furibundos. Ayer mismo lo recordaba en una pastoral el obispo de Girona, Pardo i Artigas: ¡°?Qu¨¦ hemos hecho mal para que muchos j¨®venes hayan arrinconado la fe cristiana? Podemos decir como los ap¨®stoles: Nos hemos esforzado toda la noche y no hemos pescado nada¡±.
Es un lamento que confirman las encuestas, la ¨²ltima a cargo del CIS. Pese a que el 72% de los espa?oles dice ser cat¨®lico, solo una minor¨ªa practica esa confesi¨®n (apenas el 20%), y a¨²n muchos menos cumplen con los preceptos que imponen sus pastores, como acudir a misa los domingos (el 64% no lo hace nunca). Pese a todo, el Estado espa?ol se comporta como si fuera nacionalcat¨®lico. Acaba de ocurrir con motivo del llamado Funeral de Estado por las v¨ªctimas del accidente ferroviario en Galicia, un acto confesional cat¨®lico pese a que entre los fallecidos hab¨ªa fieles de otras religiones, agn¨®sticos y ateos. La Federaci¨®n de Iglesias Evang¨¦licas de Espa?a (FEREDE) ha expresado ¡°pesar e indignaci¨®n¡±. Recuerda que un homenaje funerario de ese tipo, ¡°si es oficial, deber¨ªa ser aconfesional, lo cual no va re?ido a que se puedan oficiar otros actos civiles o religiosos propios de las creencias de los fallecidos, sin car¨¢cter oficial¡±. A?ade: ¡°La celebraci¨®n de un funeral oficial confesional vulnera la neutralidad religiosa que consagra nuestra Constituci¨®n, as¨ª como el principio de laicidad del Estado que, sin ir m¨¢s lejos, el propio papa Francisco acaba de defender en su visita a Brasil. Lamentamos que unas circunstancias dolorosas sirvan para hacer visible una vez m¨¢s la confesionalidad encubierta de las instituciones del Estado, tantas veces denunciada, tantas veces ignorada, tantas veces negada¡±.
Chirr¨ªa, efectivamente, la alabanza papal de la laicidad (separaci¨®n Estado-Iglesia) en una Espa?a donde obispos y sacerdotes reciben su salario de Hacienda cada mes sin que el cat¨®lico ponga un euro m¨¢s de su bolsillo (247 millones este a?o), y donde el Estado tiene en n¨®mina a los profesores de catolicismo en las escuelas (700 millones) y a incontables capellanes en cuarteles, hospitales, c¨¢rceles, cementerios o capillas universitarias (50 millones).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.