¡°Los programas escolares reducen el estigma social¡±
El director del albergue municipal y la casa de amparo de Zaragoza reclama que no se recorten las becas de comedor
Gustavo Garc¨ªa Herrero lleva 17 a?os trabajando en un albergue para personas sin hogar. Ha visto, cuenta, situaciones terribles. ¡°Aun as¨ª, a veces, cuando como con mi hija, que trabaja en un comedor escolar, me cuenta cosas que me revuelven el est¨®mago, de lo que enfrentan algunos ni?os cuando no est¨¢ abierto el centro¡±, se?ala por tel¨¦fono. Garc¨ªa Herrero, director del albergue municipal y la casa de amparo de Zaragoza y miembro de la Asociaci¨®n Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, afirma que ¡°dejar que un ni?o pase hambre es cruzar la l¨ªnea roja de la dignidad humana¡±. Y est¨¢ ocurriendo, asegura, por mucho que algunos sectores miren para otro lado.
Pregunta. ?Qu¨¦ valor tienen los estos programas estivales de comedores para alumnos?
Respuesta. Son muy importantes. Claro que no van a acabar con la crisis ni van a arreglar la situaci¨®n de los menores, pero suponen una gran diferencia. En este tiempo de crisis la pol¨ªtica p¨²blica debe garantizar a todos los ciudadanos los servicios b¨¢sicos, y una adecuada alimentaci¨®n a los menores es irrenunciable. No solo desde el punto de vista personal y humano, sino por los costes sociales futuros: sanitarios, educativos, de desapego hacia las instituciones.
P. ?Es importante que se hagan en las escuelas?
R. Los comedores sociales estigmatizan a la gente, que siente que les roban la dignidad, y por eso muchos los rechazan. Y precisamente una de las claves de estos programas es que se hagan en el contexto educativo, con actividades extraescolares y no solo para ni?os y ni?as pobres [como ocurre en Canarias], sino tambi¨¦n como medida de conciliaci¨®n de la vida personal y familiar, porque reducen el estigma. A veces hay una especie de pudor en las clases medias empobrecidas repentinamente, que no tienen las estrategias de otras personas acostumbradas a vivir en entornos marginales. En estos casos, tambi¨¦n es importante la escuela para detectarlos, porque les cuesta recurrir directamente a los servicios sociales; piensan que son cosas para pobres y marginados, y ellos no se ven as¨ª.
P. Dice que hay ni?os que est¨¢n pasando hambre. ?Le consta?
R. S¨ª, conozco situaciones. Con cualquier trabajador social o profesor te contar¨¢ muchos casos dram¨¢ticos de ni?os y ni?as que pasan aut¨¦ntica hambre; hambre en sentido real, no metaf¨®rico. Incluso, trabajadores de instalaciones deportivas comentan que resulta evidente la diferencia con a?os atr¨¢s cuando los ni?os se quitan la ropa para ir a la piscina. Es incre¨ªble que en un tema de tanta trascendencia no se haya hecho un estudio a nivel nacional para conocer el alcance del problema. Aun sin esos estudios, sabemos que hay miles de ni?os que est¨¢n pasando hambre.
P. ?Y qu¨¦ hay que hacer?
R. Hay recursos p¨²blicos suficientes para evitarlo, y los comedores escolares son una pieza fundamental. Por eso reivindicamos que no se reduzcan las becas de comedor; son claves para garantizar una alimentaci¨®n adecuada de todos los menores. En Arag¨®n reclamamos adem¨¢s que el servicio se extienda al desayuno. Facilitar¨ªa la conciliaci¨®n y garantizar¨ªa una nutrici¨®n adecuada, no solo a los ni?os que no la tienen por falta de recursos, sino tambi¨¦n por culpa de los malos h¨¢bitos.
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