¡°Los Juegos nos sacar¨ªan del hoyo¡±
El pebetero de 1992 se encendi¨® con una flecha lanzada por el arquero paral¨ªmpico espa?ol
El 25 de julio de 1992, una estela de fuego contuvo la respiraci¨®n de medio planeta. ?l, parsimonioso, prendi¨® la flecha ayudado por Juan Antonio San Epifanio Epi, empu?¨® su arco y ejecut¨® una par¨¢bola de 67 metros que ilumin¨® el gas inflamable del pebetero del Estadio Ol¨ªmpico de Montju?c. ¡°Fue la hostia¡±, describe Antonio Rebollo, ¡°no pod¨ªa permitir que se me fuera la mente. Lo esencial era que el fuego no se apagara. Concentraci¨®n pura¡±. Un a?o entero de ensayos secretos, entrenamiento sofrol¨®gico y cientos de flechas volando por el cielo de Barcelona. Despu¨¦s, la gloria. ¡°Me sent¨ª como Dios¡±, detalla el protagonista, que acude a la cita con una r¨¦plica de aquella flecha que transform¨® para siempre el destino del deporte espa?ol; ¡°en ese momento, todo el mundo te adora. Hasta que se acabaron los Juegos¡±.
Detr¨¢s de ese instante ic¨®nico, del barniz de la gloria, la realidad es muy diferente. ¡°Estoy desenga?ado. Me fastidia que se me recuerde solo como el arquero cojo ¡ªsecuela de la poliomielitis que sufri¨® de ni?o¡ª de Barcelona y no se me diera reconocimiento como a otros deportistas¡±, dice antes de sorber la cerveza. Tras los Juegos del 92, Rebollo particip¨® en todo tipo de exhibiciones y eventos. ¡°Con el objetivo de promocionar el deporte¡±, matiza; ¡°me han paseado como a una mascota, y ya est¨¢. Me he sentido utilizado. Han intentado darme premios en un despacho, de forma clandestina, sin ning¨²n tipo de reconocimiento p¨²blico. A lo mejor es que no quieren sacar a un cojo¡±. Especialmente dolido se muestra con la Comunidad de Madrid, que ha prescindido de ¨¦l en la candidatura de 2020. ¡°Parece ser que el arquero del 92 no es de Madrid ni ha hecho nada por Madrid. No se han dignado ni a llamarme. Ni con el Gobierno actual ni con el anterior¡±.
D¡¯Andruben. Madrid
Dos jarras de cerveza: 3,50 euros.
Total: 7 euros
Por eso no quiere o¨ªr hablar de la clase pol¨ªtica. ¡°Se les llena la boca con la palabra Espa?a, pero no han hecho m¨¢s que abusar de ella¡±. Criado en el distrito madrile?o de Simancas, abandon¨® su hogar con solo 13 a?os. Compagin¨® el arco, que ahora utiliza para cazar jabal¨ªes, con trabajos de cerrajero y alba?il. Ahora, con 59 a?os, sigue levant¨¢ndose a las seis de la ma?ana para ir a Torrej¨®n de Ardoz y ejercer de ebanista. ¡°Mi oficio de toda la vida, junto al deporte¡±. Medallista paral¨ªmpico en Barcelona, tambi¨¦n logr¨® metales en Nueva York (1984) y Se¨²l (1988), y se proclam¨® nueve veces campe¨®n de Espa?a y una de Europa.
Con la elecci¨®n de los Juegos de 2020 en el horizonte, ¨¦l aparca el resentimiento y lo tiene claro: ¡°Me encantar¨ªa que nos los diesen. La insistencia debe tener un premio. Supondr¨ªa una pizca de esperanza para el pa¨ªs y sacar¨ªa a mucha gente del hoyo del paro. Juan Antonio Samaranch ¡ªentonces presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional¡ª, consigui¨® adem¨¢s que a partir del 92 los Juegos dejasen de ser deficitarios. Ahora son un negocio, se gana dinero¡±. Y esgrime: ¡°Se ha invertido mucho dinero y hay un endeudamiento bestial, pero hay que aprovechar las obras fara¨®nicas. La ciudad es extraordinaria. Ya lo dicen: de Madrid al cielo¡±.
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