Si Cameron llevara Siria al Parlamento espa?ol
La C¨¢mara de los Comunes rechaz¨® la ofensiva b¨¦lica y Obama la presentar¨¢ al Congreso Rajoy nunca habr¨ªa perdido una votaci¨®n similar debido a las listas cerradas y la disciplina de grupo
El no del Parlamento brit¨¢nico a la acci¨®n armada en Siria propuesta por el primer ministro es un hito hist¨®rico. En Espa?a ser¨ªa, sencillamente, inconcebible. Si David Cameron, en lugar de a la C¨¢mara de los Comunes, hubiera llevado su iniciativa sobre la acci¨®n armada al Congreso de los Diputados de la madrile?a carrera de San Jer¨®nimo, los buques de la Royal Navy, casi con total seguridad, estar¨ªan ya rumbo al Mediterr¨¢neo oriental cargados de armamento. Pero a quien se debe el primer ministro brit¨¢nico, a quien ten¨ªa que pedir permiso para intervenir era a su Parlamento. Y no solo se lo neg¨® la oposici¨®n laborista, algo que se produce en cada votaci¨®n parlamentaria en Espa?a cuando el PSOE o IU rechazan iniciativas del Ejecutivo. Un total de 39 parlamentarios de la coalici¨®n entre tories y liberales que sostiene el Gobierno (30 conservadores y nueve liberales) tambi¨¦n se opusieron provocando que perdiera la votaci¨®n, algo in¨¦dito en nuestro pa¨ªs.
In¨¦dito porque, como recuerda el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad del Pa¨ªs Vasco Alberto L¨®pez Basaguren, en Espa?a los diputados y senadores deben su cargo ¨²nicamente al partido. ¡°En nuestro pa¨ªs, si quieres estar en la lista electoral y por tanto en el Parlamento, no tienes que implicarte en la campa?a electoral o trabajar a favor de tus electores en tu circunscripci¨®n. Debes camelarte al dirigente de tu partido que hace las listas¡±, prosigue Basaguren. ¡°Esa misma raz¨®n es la que impide a los candidatos que luego se convierten en parlamentarios ir en contra del partido¡±.
L¨®pez-Medel, del PP, se sinti¨® aislado tras cuestionar la guerra de Irak
Sin embargo, en Reino Unido, en muchos casos, s¨ª es posible. ¡°En algunas circunscripciones en las que es seguro que ganar¨¢ uno u otro partido, estos colocan a sus candidatos m¨¢s fieles, los que les garantizar¨¢n cierta disciplina en el Parlamento; pero en los distritos m¨¢s disputados, el trabajo del candidato con sus electores, su cercan¨ªa a ellos y la percepci¨®n que estos tengan de ¨¦l y de su trabajo es fundamental¡±, prosigue el catedr¨¢tico vasco. Estos ¨²ltimos son los que, tras la elecci¨®n, adquieren gran fuerza pol¨ªtica que les garantiza cierta independencia respecto de los aparatos. ¡°Echarlos del partido o quitarles la candidatura si son indisciplinados con lo que ordena la formaci¨®n es dif¨ªcil, porque pueden seguir ganando su esca?o present¨¢ndose como independientes¡±, concluye Basaguren.
El castigo a la discrepancia
Como el de David Cameron en Reino Unido, han sido varios los Gobiernos espa?oles que han perdido votaciones en las Cortes. En 1995 Felipe Gonz¨¢lez (PSOE) tuvo que convocar elecciones al retirarle su apoyo CiU para aprobar los Presupuestos. Varias iniciativas de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero tambi¨¦n se encontraron con la oposici¨®n de la C¨¢mara, aunque en ning¨²n caso estuvo en peligro la estabilidad de su Ejecutivo. Sin embargo, ninguna de esas iniciativas fue derrotada por los votos en contra de los diputados del partido gobernante. Los que se han alzado en contra del criterio del grupo han sido castigados. Estos son algunos ejemplos.
Juan Morano (PP). El veterano senador por Le¨®n, exdiputado y exalcalde de esa capital, rompi¨® en junio de 2012 la disciplina de su partido y vot¨® a favor de enmiendas de la oposici¨®n a los Presupuestos que defend¨ªan la subsistencia de las ayudas al carb¨®n que el Gobierno de Rajoy quer¨ªa recortar. Su partido lo acus¨® de "deslealtad" y lo suspendi¨® de funciones, pero Morano decidi¨® abandonar el PP. Desde entonces ocupa un esca?o del grupo mixto.
Carme Chac¨®n (PSOE). 13 diputados del Partido Socialista de Catalu?a (PSC) votaron el pasado 22 de febrero a favor del derecho a decidir en Catalu?a junto a CiU, ERC e ICV. La exministra de Defensa no sigui¨® las instrucciones ni del PSOE ni del PSC y se ausent¨® de la votaci¨®n. El grupo impuso a todos ellos una multa de 600 euros y expuls¨® a los diputados del PSC de su direcci¨®n.
Celia Villalobos (PP). Vot¨® a favor de la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo elaborada por el Gobierno de Zapatero en contra del criterio de su partido. La diputada del PP fue sancionada por ello con una multa de 300 euros.
Uno de esos diputados especialmente fuertes frente al partido es Sarah Wollaston. El pasado jueves vot¨® en contra de la propuesta de Cameron, el l¨ªder de su partido, el conservador. Y al d¨ªa siguiente explic¨® las razones que le llevaron a hacerlo en el diario The Guardian. ¡°El pa¨ªs estaba abrumadoramente en contra de tal acci¨®n [armada]¡±, mantuvo en su art¨ªculo. ¡°La gente sopes¨® los argumentos morales y los riesgos y concluy¨® que habr¨ªa sido un error iniciar una guerra de mayor envergadura¡±, a?adi¨®. La diputada por la circunscripci¨®n de Totnes (suroeste de Inglaterra, 67.562 habitantes) se?alaba que ¡°la sombra de Irak¡± sobrevol¨® todo el debate en los Comunes y que la verdadera ¡°l¨ªnea roja¡± a la que se refiere Cameron y el Gobierno de EE UU ¡ªel uso de armas qu¨ªmicas por el ej¨¦rcito sirio como excusa para justificar la intervenci¨®n¡ª ¡°se traspas¨® en 1985, cuando Sadam Husein despleg¨® esos horrores [las armas qu¨ªmicas] contra las fuerzas iran¨ªes¡± mientras Occidente, seg¨²n la diputada, miraba a otro lado.
Si se sigue la argumentaci¨®n de Basaguren, el catedr¨¢tico de la UPV, Wollaston pudo mantener esa posici¨®n p¨²blicamente y votar en contra del ataque que propon¨ªa el l¨ªder de su partido porque su puesto no depende ¨²nicamente de su formaci¨®n. La conservadora, una m¨¦dica de familia sin ninguna experiencia pol¨ªtica hasta 2009, se convirti¨® en la candidata de ese partido por Totnes. Lo consigui¨® tras vencer a dos contrincantes en unas primarias abiertas a simpatizantes y no militantes de ese distrito electoral, despu¨¦s de que su antecesor se viera envuelto en el esc¨¢ndalo de los gastos de los parlamentarios que estall¨® ese a?o. Su segunda victoria la obtuvo en las elecciones generales de 2010, las que llevaron a Cameron al 10 de Downing Street.
Gracias a la legitimidad de esas victorias, Wollaston ha podido oponerse al menos en otras dos ocasiones al criterio del partido. La primera, en 2010, al sostener una enmienda procedente de la C¨¢mara de los Lores que pretend¨ªa establecer un umbral del 40% de participaci¨®n para los refer¨¦ndums. Ese mismo a?o vot¨® a favor de otra enmienda presentada en los Comunes por la oposici¨®n del partido laborista para incrementar el n¨²mero de clientes de Equitable Life que pudieron pedir una indemnizaci¨®n tras la quiebra de la aseguradora.
Tras el rev¨¦s de Cameron, los otros dos principales l¨ªderes favorables a la intervenci¨®n, el presidente estadounidense, Barack Obama (dem¨®crata), y el franc¨¦s Fran?ois Hollande (socialista) optaron tambi¨¦n por debatir el pol¨¦mico ataque en sus respectivos Parlamentos. Obama parece haber logrado el apoyo del Congreso al garantizarse el voto a favor de los principales l¨ªderes republicanos. La iniciativa de Hollande se debati¨® ayer mismo en la Asamblea Nacional aunque sin votaci¨®n. Si la hubiera habido, los analistas creen que algunos de sus correligionarios hubieran podido votar en contra.
En la fortaleza (brit¨¢nica) o la debilidad (espa?ola) de los parlamentarios frente a sus partidos tambi¨¦n tiene que ver el sistema electoral y el tama?o de la circunscripci¨®n. ¡°El tama?o medio en Reino Unido es de unos 60.000 o 70.000 habitantes, lo que incrementa la cercan¨ªa del candidato y los electores¡±, explica Fernando Vallesp¨ªn, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. ¡°El hecho de que el sistema sea uninominal [el candidato que obtiene m¨¢s votos se queda el ¨²nico esca?o en juego y los dem¨¢s se quedan sin nada] les obliga a acercarse a sus electores y a hacer campa?a sobre temas locales¡±. El parlamentario se convierte en una especie de portavoz del territorio por el que fue elegido. ¡°Un veterano miembro de la C¨¢mara de los Comunes me cont¨® una vez que un vecino de su distrito le escribi¨® para que se eliminara el n¨²mero 13 de todas las calles de su pueblo porque tra¨ªa mala suerte¡±, cuenta Vallesp¨ªn. ¡°El parlamentario se puso manos a la obra para trasladar la petici¨®n a los pol¨ªticos locales¡±, a?ade.
¡°En Espa?a, sin embargo, ocurre justo al contrario. La circunscripci¨®n provincial, el sistema proporcional y el hecho de que las listas, cerradas y bloqueadas [los ciudadanos no pueden elaborarlas ni alterar el orden de sus nombres], las elaboren los partidos provoca que gran parte de los electores desconozcan los nombres de la papeleta¡±, prosigue el profesor de la UAM. ¡°Aqu¨ª se vota al partido o al candidato de cada formaci¨®n a presidente del Gobierno m¨¢s que a los que aparecen en la lista¡±. Al contrario que en el sistema ingl¨¦s, los candidatos de cada circunscripci¨®n no cuentan. Cuentan el PP o el PSOE. Y sus l¨ªderes: Mariano Rajoy, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba... Los candidatos reales son, para la mayor¨ªa, perfectos desconocidos.
Al igual que en Reino Unido, la Constituci¨®n Espa?ola da a los parlamentarios libertad absoluta a la hora de votar lo que quieran y proh¨ªbe el mandato imperativo, es decir, la obligaci¨®n de defender en el Parlamento lo que le exijan sus electores. Sin embargo, si los diputados o senadores desobedecen a los dirigentes de sus grupos parlamentarios ¡ªes decir, a sus formaciones¡ª deben asumir las consecuencias. Es lo que se llama la disciplina de voto. Se recoge en los reglamentos internos de los grupos parlamentarios. El del grupo socialista en el Congreso, por ejemplo, establece sanciones que van de los 200 a los 600 euros a los que se ausenten injustificadamente o sin permiso de las votaciones parlamentarias o a los que voten en contra del criterio del grupo. Y desobedecer repetidamente puede suponer acabar en el grupo mixto o como diputado o senador no adscrito y no repetir como candidato, porque, como se ha dicho antes, las listas las hace el partido.
Jes¨²s L¨®pez-Medel, exdiputado del PP entre 1996 y 2008, no pudo votar en contra de la guerra de Irak porque el entonces presidente del Gobierno (y de su partido) Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar no someti¨® la intervenci¨®n espa?ola al Parlamento. ¡°Tampoco lo habr¨ªa hecho; no lo hice nunca¡±, se?ala. Pero s¨ª manifest¨® p¨²blicamente su rechazo a esa operaci¨®n militar y critic¨® algunos puntos de vista de su formaci¨®n, como la defensa de la teor¨ªa de la conspiraci¨®n en los atentados del 11-M. ¡°Al d¨ªa siguiente sent¨ª un aislamiento inmediato por parte de los dirigentes de mi grupo y de los diputados de base¡±, recuerda L¨®pez-Medel. ¡°Era el presidente de la Comisi¨®n de Justicia e Interior del Congreso, la segunda m¨¢s importante de la c¨¢mara, pero me convert¨ª en una persona marginada¡±, a?ade. ¡°Yo solo quer¨ªa expresar matices, pero el grupo no lo admit¨ªa. Y en las juntas directivas del partido nadie expresaba su opini¨®n, solo obedec¨ªan¡±, recuerda. El partido fue limitando poco a poco la actividad parlamentaria de L¨®pez-Medel hasta que, en 2008, ¨¦l mismo se dio cuenta de que no merec¨ªa la pena seguir y se retir¨®. ¡°Todo esto provoca que los que tienen ideas propias huyan despavoridos de la pol¨ªtica. Los que est¨¢n en ella y aceptan en sistema tampoco los quieren all¨ª. No puede confundirse la lealtad con la sumisi¨®n¡±, concluye.
Desde la llegada de la democracia, durante muchos a?os, esa sumisi¨®n de la que habla L¨®pez-Medel no se ha cuestionado. Pero con la crisis y el paro, la inoperancia de los partidos mayoritarios para hacerles frente y la corrupci¨®n, movimientos como el 15-M lo pusieron en la agenda al grito de No nos representan. Entre las reivindicaciones de estos grupos sociales se encuentra un cambio en la ley electoral que permita las listas abiertas para que los parlamentarios vuelvan la vista a sus electores en lugar de mantenerla en el aparato de las formaciones a las que pertenecen.
Los partidos tienen mucho poder, pero el sistema funciona¡±, se?ala Vallesp¨ªn
Vallesp¨ªn, el catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAM, advierte de los riesgos de esas demandas. ¡°Puede que los partidos tengan un poder excesivo que provoque que la representatividad de los parlamentarios se resienta, como mantienen estos movimientos, pero conviene recordar que el sistema electoral espa?ol, desde su creaci¨®n, ha funcionado¡±, explica. ¡°Desde la transici¨®n hemos tenido gobiernos estables, formados ¨²nicamente por grandes partidos que se han alternado en el poder y casi siempre han agotado las legislaturas¡±, prosigue. ¡°Es el dilema entre representatividad y eficacia¡±.
Esos dos valores, representatividad y eficacia, tomar¨¢n previsiblemente gran relevancia en los pr¨®ximos comicios. Las ¨²ltimas encuestas reflejan un panorama devastador para los dos principales partidos, PP y PSOE, y un gran incremento de apoyo a IU y UPyD, dos formaciones que abogan por un cambio en la ley electoral. Quiz¨¢ entonces la autonom¨ªa de nuestros parlamentarios respecto a sus formaciones saldr¨¢ reforzada.
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