Aquella llamada perdida
La b¨²squeda de los restos de los dos ¨²nicos desaparecidos es una prioridad para los responsables de rescatar el barco
Desde hace 21 meses, Elio Vicenzi mira su tel¨¦fono m¨®vil y ve una llamada perdida. La que le hizo, la noche del 13 de enero de 2012, su esposa, Maria Grazia Trecarichi, y que ¨¦l no atendi¨® porque ya se hab¨ªa ido a dormir.
Maria Grazia Trecarichi italiana de Siracusa, es una de las dos personas que a¨²n contin¨²an desaparecidas tras el naufragio del Costa Concordia. El otro es el camarero indio Russell Rebello. ¡°Maria Grazia amaba viajar¡±, cuenta Elio Vicenzi, un profesor de matem¨¢ticas de 64 a?os, durante una entrevista al diario La Repubblica, ¡°me enter¨¦ de una oferta de un crucero por el Mediterr¨¢neo y se lo regal¨¦ por su 50 cumplea?os. Se fue con nuestra hija Stefania y su novio. Tambi¨¦n iba otra amiga, Luisa¡±. Todos se salvaron, menos Maria Grazia.
El relato de Elio Vicenzi comienza con aquella maldita llamada perdida: ¡°No escuch¨¦ la llamada de tel¨¦fono porque ya estaba dormido. Qui¨¦n sabe cu¨¢ntas veces he mirado la pantalla del m¨®vil con esta llamada perdida, cu¨¢ntas preguntas me he hecho sobre el destino y sobre por qu¨¦ suceden ciertas cosas. Nunca me duermo antes de ver el telediario, y en cambio el 13 de enero me fui a la cama pronto¡Y el d¨ªa siguiente, al salir hacia el colegio, olvid¨¦ el tel¨¦fono en casa¡±.
El esposo de Maria Grazia Trecarichi ha vuelto a la isla para buscar sus restos
El profesor de Matem¨¢ticas no se enter¨® del naufragio hasta la hora del almuerzo. ¡°Me llam¨® un amigo nuestro, Pippo. Al no lograr hablar conmigo, Maria Grazia lo hab¨ªa llamado a ¨¦l desde el barco. Le hab¨ªa dicho que Stefania estaba ya en una lancha de salvamento y que ella estaba esperando la llegada de otra. La llamada se interrumpi¨® despu¨¦s con un ?Dios, Dios, nos estamos resbalando hacia el agua!¡±
Dice Elio que su mujer no embarc¨® en la misma lancha de salvamento que su hija porque, en aquellos momentos de confusi¨®n sobre la nave a la deriva, hab¨ªa regresado al camarote para encontrar un abrigo que ponerse sobre el vestido ¡°elegante y ligero¡± que llevaba puesto. ¡°En aquel caos¡±, sigue su relato, ¡°Stefania consigui¨® embarcar y llegar al Giglio. Mi mujer la llam¨® y le dijo una mentira para tranquilizarla: ¡°estoy ya sobre una lancha¡±. Pero lamentablemente no era verdad. Al principio, por error, el nombre de Maria Grazia apareci¨® en la lista de los supervivientes, pero cuatro d¨ªas despu¨¦s los carabinieri aceptaron la denuncia por desaparici¨®n. No estaba en los hospitales y no ten¨ªamos noticias suyas. Estaba claro que le hab¨ªa sucedido algo grave¡¡±.
Dice que su mujer perdi¨® la lancha de salvamente porque fue a por un abrigo
Ahora Elio Vicenzi ha vuelto a la isla del Giglio. Espera que, tras el reflote del barco, los restos de su esposa puedan ser encontrados para darles sepultura. Dice que no le guardar rencor al capit¨¢n Schettino: ¡°Tanto luto debe de ser ya un peso suficiente para ¨¦l¡±. Los responsables de rescatar el Costa Concordia dijeron ayer que la b¨²squeda de los restos de Maria Grazia Trecarichi y del camarero Russell Rebello es ¡°una prioridad¡±, pero no se emprender¨¢ hasta que la nave est¨¦ completamente estabilizada y segura. ¡°No queremos que haya ninguna v¨ªctima m¨¢s. Por eso, en cuanto terminen los trabajos para fijar la nave, planificaremos y emprenderemos la b¨²squeda¡±.
Una angustia parecida a la de Vicenzio, pero m¨¢s reducida en el tiempo, vivi¨® la familia espa?ola Tom¨¢s. Juan, Ana y sus cuatro hijos ¡ªuna joven de 18, dos gemelos de 16 y un chaval de siete¡ª se hab¨ªan embarcado sobre la nave junto al t¨ªo Guillermo, al que todos quer¨ªan y cuidaban como un hermano m¨¢s dadas sus limitaciones para comportarse como un adulto. A pesar de la confusi¨®n durante los minutos y las horas posteriores a la colisi¨®n, todos lograron ponerse a salvo, menos el t¨ªo Guillermo.
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