?Mejor en la guarder¨ªa o con una ¡®madre de d¨ªa¡¯?
Hay familias que prefieren dejar a sus hijos con cuidadoras que atienden a un grupo peque?o La f¨®rmula, com¨²n en pa¨ªses como Alemania o Francia, carece de cobertura legal en Espa?a
Hace una d¨¦cada, In¨¦s G¨¢mez regres¨® a Madrid tras ejercer durante tres a?os como educadora infantil en Berl¨ªn. No trabajaba en escuelas, sino en su propia casa, con grupos de un m¨¢ximo de cuatro ni?os menores de tres a?os. La llamaban tagesm¨¹tter, que significa madre de d¨ªa, un oficio regulado y subvencionado en Alemania. Tambi¨¦n lo est¨¢ en otros pa¨ªses europeos como Reino Unido, donde se denomina childminder (cuidadora de ni?os), y en Francia, assistante maternelle (asistente maternal). No son meras cuidadoras. ¡°Somos profesionales que ofrecemos un servicio pedag¨®gico, no asistencial, en una vivienda familiar en lugar de una guarder¨ªa tradicional¡±, aclara G¨¢mez.
Las profesionales establecen sus reglas, ante la falta de normativa
Al instalarse de nuevo en Espa?a, G¨¢mez no se plante¨® buscar empleo en una escuela infantil, ni p¨²blica ni privada. ¡°No me ve¨ªa en aulas con 20 ni?os. Es imposible atender bien a tantos a la vez¡±, explica. Quer¨ªa seguir trabajando en casa, con grupos reducidos, pero se encontr¨® con que en Espa?a existe un absoluto vac¨ªo legal para esta actividad. No hab¨ªa ninguna normativa que la avalase, estableciendo par¨¢metros como el tipo de formaci¨®n necesaria para ejercer esta funci¨®n o las normas b¨¢sicas de seguridad. Tampoco hab¨ªa ninguna norma que la prohibiera. As¨ª que decidi¨® importar el modelo emple¨¢ndose como aut¨®noma. Fue la primera en Madrid. Hoy hay dos asociaciones que agrupan a medio centenar de profesionales en la capital, una de ellas fundada por la propia G¨¢mez, mientras surgen iniciativas similares en otras ciudades como Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla o Pamplona, con precios parecidos a las tarifas de las escuelas privadas. ¡°Hay una demanda creciente de familias que quieren un ambiente m¨¢s familiar que el que ofrecen las escuelas infantiles, pero que a la vez sea profesional¡±, asegura.
No m¨¢s de cuatro ni?os por vivienda
??Las madres de d¨ªa acogen a menores de tres a?os en sus casas un m¨¢ximo de ocho horas al d¨ªa y en grupos de no m¨¢s de cuatro ni?os. Si hay alguno de menos de 12 meses, suelen reducir el grupo a tres porque los beb¨¦s requieren m¨¢s cuidados.
??Las casas suelen tener un espacio al aire libre o un parque cerca. Usualmente tienen una habitaci¨®n para cunas y las medidas de seguridad habituales en hogares con ni?os.
??Las cuotas var¨ªan seg¨²n las ciudades y las zonas. Generalmente, son un poco m¨¢s altas que las de los centros infantiles privados.
??Todas las madres de d¨ªa tienen una titulaci¨®n espec¨ªfica. Suelen ser educadoras infantiles, pedagogas o psicopedagogas.
??Las formas de contrataci¨®n del servicio var¨ªan en cada caso. Unas se dan de alta como aut¨®nomas, otras se emplean como trabajadoras del hogar y algunas crean asociaciones con las familias para trabajar como empleadas de esa entidad. En todos los casos se contratan seguros de responsabilidad civil para el cuidado de ni?os.
??Las vacaciones son las mismas que las escolares, excepto en verano. Suelen cerrar solo en agosto.
El modelo se extiende por Espa?a, pero sigue sin haber una normativa estatal ni inspecciones que supervisen la actividad. A falta de marco legal, son las propias profesionales las que se est¨¢n autorregulando. ¡°En las asociaciones seguimos unas normas comunes de formaci¨®n y seguridad. Esto da confianza a las familias¡±, comenta G¨¢mez. ¡°Pero creemos que no es suficiente. Hace a?os que estamos pidiendo a las Administraciones que normalicen la profesi¨®n como lo est¨¢ en otros pa¨ªses europeos. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, se muestran abiertos a nuestras propuestas, pero de momento seguimos con el vac¨ªo legal¡±, prosigue.
Solo dos comunidades, Navarra y Pa¨ªs Vasco, han dado un paso adelante. En Navarra, una orden foral regula desde el a?o 2006 el ¡°servicio de atenci¨®n a menores de tres a?os en el domicilio de las cuidadoras¡±. La norma exige una titulaci¨®n espec¨ªfica a las profesionales, impone requisitos y normas de seguridad en las casas y establece un m¨¢ximo de cuatro ni?os por educadora. Durante cuatro a?os, entre 2008 y 2012, la actividad estuvo incluso subvencionada por el Gobierno navarro, a trav¨¦s de la asociaci¨®n Casas Amigas, pero el a?o pasado los recortes se llevaron por delante la ayuda.
Desde entonces algunas de las educadoras que trabajaban en aquel proyecto, una veintena, han seguido ejerciendo como aut¨®nomas agrupadas en tres colectivos distintos, Creciendo Juntos, Madres de D¨ªa de Pamplona y Cuid¨¢ndote. ¡°Hemos tenido que subir entre un 5% y un 10% algunas tarifas para poder seguir adelante sin la subvenci¨®n. Hay muchos gastos a los que hacer frente: Seguridad Social, mantenimiento de las viviendas, seguros¡¡±, comenta Ver¨®nica Guti¨¦rrez, de la asociaci¨®n Madres de D¨ªa de Pamplona. El precio medio del servicio ahora ronda los 350 euros mensuales por cinco horas y los 450 por ocho horas.
Un programa similar, denominado Nidos familiares para el cuidado infantil, se puso en marcha de manera experimental en 2011 en el Pa¨ªs Vasco. Financiado por la Consejer¨ªa de Empleo y Pol¨ªticas Sociales del Gobierno regional, entonces dirigido por el PSOE, el proyecto arranc¨® ese a?o con cinco casas en Bilbao y se ampli¨® en 2012 con otras 18 viviendas repartidas por toda la regi¨®n.
Pa¨ªs Vasco y Navarra, las ¨²nicas comunidades que lo han regulado
Pero la iniciativa desat¨® muchas cr¨ªticas en esta comunidad, hasta el punto de crear divisi¨®n dentro del propio Ejecutivo. La Consejer¨ªa de Educaci¨®n rechaz¨® desde el primer momento el programa, por considerar que los recursos p¨²blicos deb¨ªan destinarse a las escuelas infantiles, no a financiar este tipo de iniciativas privadas, y propuso no darle continuidad m¨¢s all¨¢ de 2013, cuando se agotara la partida presupuestaria prevista. El nuevo Gobierno del PNV ha recogido el guante y asegura que va a darle carpetazo. ¡°Est¨¢ en fase de evaluaci¨®n, pero es muy probable que no siga el a?o que viene¡±, asegura un portavoz.
Las cr¨ªticas tambi¨¦n surgieron entre los profesionales de la educaci¨®n. ¡°No estamos en contra de que exista esta alternativa, pero s¨ª de que se financie con fondos p¨²blicos. Apoyando programas como este, lo que hace la Administraci¨®n es desentenderse de la atenci¨®n a la primera infancia promoviendo redes privadas¡±, argumenta Arantza Fern¨¢ndez de Garayalde, portavoz del sindicato de docentes vascos STEE-EILAS. ¡°Consideramos adem¨¢s que donde mejor est¨¢n los ni?os es en las escuelas infantiles, con programas pedag¨®gicos contrastados y profesionales formados para dar respuesta a las necesidades de esta etapa. El proyecto de nidos familiares solo exige una formaci¨®n de 200 horas y las cuidadoras est¨¢n solas durante ocho horas con cuatro criaturas, sin apoyo de compa?eros ni el respaldo de un equipo pedag¨®gico¡±, prosigue. ¡°Adem¨¢s, ?qu¨¦ pasa si la cuidadora enferma? ?Qui¨¦n cubre su baja?¡±, se pregunta.
El precio es similar al de una guarder¨ªa: unos 350 euros al mes por cinco horas
Carmen Ferrero, presidenta de la Junta de Portavoces de la Plataforma por la Educaci¨®n Infantil P¨²blica de Madrid, tiene una opini¨®n parecida. ¡°Si funciona bien, una escuela infantil es el mejor lugar para estimular el desarrollo de los ni?os. Ah¨ª est¨¢n atendidos por personal muy especializado y se mueven en un entorno m¨¢s rico que si se quedan en una casa: hay otros ni?os de diferentes edades, tienen m¨¢s est¨ªmulos y variedad de referencias¡±, sostiene. Ferrero, no obstante, cree que deber¨ªa regularse la profesi¨®n de madre de d¨ªa. ¡°Ya que existe esa actividad, deber¨ªa estar sometida a un control exhaustivo¡±, asevera.
In¨¦s G¨¢mez asegura, por el contrario, que donde mejor est¨¢n los ni?os es en un ambiente m¨¢s reducido. ¡°Est¨¢ demostrado que los ni?os menores de tres a?os no est¨¢n preparados para socializar, por mucho est¨ªmulo que tengan alrededor. Lo importante en esa etapa es el afecto, que se sientan seguros. Eso es lo que sienta las bases para socializar de manera sana en el futuro¡±, afirma. ¡°Se sabe tambi¨¦n, y esto est¨¢ tipificado, que en torno a los nueve meses los beb¨¦s sufren un proceso de p¨¢nico al extra?o que puede producirle un estr¨¦s traum¨¢tico que puede repercutir incluso en su salud¡±.
El debate pedag¨®gico en torno al cuidado de la primera infancia viene de lejos. Por un lado est¨¢ la tesis de que las guarder¨ªas son los lugares m¨¢s adecuados para promover las habilidades sociales y acad¨¦micas de los ni?os antes de su entrada formal al colegio. Por el contrario, otras teor¨ªas subrayan que una salida del hogar demasiado temprana puede interrumpir v¨ªnculos afectivos y dar lugar a problemas de comportamiento. Ambas tesis cuentan con investigaciones cient¨ªficas que las respaldan, aunque los ¨²ltimos trabajos parecen aunar las dos corrientes. Un amplio estudio promovido por el Instituto de Salud Infantil de EE UU publicado en 2010 sostiene que lo importante de verdad es la calidad de los cuidados recibidos, por encima de si se proporcionan en casa o en la guarder¨ªa.
Las integrantes de la Asociaci¨®n de Madres de D¨ªa siguen el m¨¦todo Waldorf
Seg¨²n G¨¢mez, la calidad de la atenci¨®n en las escuelas infantiles est¨¢ lastrada por la masificaci¨®n de las aulas. Con ligeras variaciones entre comunidades, el n¨²mero m¨¢ximo de alumnos permitido en cada una es de ocho para los ni?os menores de un a?o, 12-13 para los de uno a dos a?os y 18-20 para los de dos a tres a?os. ¡°As¨ª no se puede trabajar. Cuando te formas para educar ni?os aprendes una serie de cosas que luego no puedes aplicar porque tienes demasiados ni?os a tu cargo¡±, sostiene. Un lamento que comparten muchas de las profesionales que trabajan en estos centros.
Esta fue precisamente la raz¨®n que llev¨® a Manuela Sanz a dejar su empleo en una escuela infantil privada. ¡°Conoc¨ª a In¨¦s G¨¢mez en una charla y me di cuenta de que no pod¨ªa seguir trabajando en aulas masificadas. Era frustrante para m¨ª¡±, recuerda. De esta forma, hace cuatro a?os Sanz entr¨® a formar parte de la Asociaci¨®n Madres de D¨ªa, creada en el a?o 2006 por G¨¢mez para agrupar a educadoras que, como ella, siguen el m¨¦todo pedag¨®gico Waldorf ¡ªque trata de adaptarse al ritmo de desarrollo de cada ni?o fomentando su creatividad y el juego libre¡ª. Y se puso a trabajar en su casa.
No solo eso: Manuela Sanz se ha convertido en una de las madres de d¨ªa que m¨¢s est¨¢n peleando por normalizar la profesi¨®n, hasta el punto de que el a?o pasado decidi¨® crear su propia asociaci¨®n, la Red de Madres de D¨ªa, para dar visibilidad al colectivo ante las Administraciones y las familias.
¡°Es una organizaci¨®n que da cabida a otros m¨¦todos pedag¨®gicos, no solo Waldorf. Cre¨ª que era necesario para que pudieran tener voz otras educadoras. No nos une un m¨¦todo, sino una disposici¨®n: el respeto al ritmo de desarrollo de cada ni?o¡±, explica Sanz.
Hay oferta en ciudades como Barcelona, Valencia, Bilbao o Sevilla
Varios son los objetivos de esta nueva asociaci¨®n. En primer lugar, ofrecer un punto de apoyo mutuo. ¡°Es verdad que estamos todo el d¨ªa solas y muchas veces surgen dudas pedag¨®gicas. Pero podemos resolver ese problema creando una buena red profesional¡±, apunta Sanz. Otra meta es lograr una regulaci¨®n para la actividad, que incluye una titulaci¨®n reglada. ¡°Hasta que eso se consiga, estamos poniendo en marcha talleres. Para ser madre de d¨ªa es fundamental la formaci¨®n constante¡±.
En un a?o, una veintena de iniciativas se han incorporado a la red creada por Manuela Sanz, la mayor¨ªa en Madrid. ¡°Pero se han mostrado interesadas m¨¢s de 150 personas de toda Espa?a. Esto prueba que cada vez hay m¨¢s personas que se interesan por este modelo¡±, asevera. ¡°Si se logra normalizar la profesi¨®n como en otros pa¨ªses, las familias podr¨ªan acceder a las ayudas establecidas para los centros privados. No queremos ser un servicio elitista, queremos que sea accesible para todas aquellas familias que prefieran este modelo, pero no podemos ajustar m¨¢s los precios¡±, apunta.
Patricia G., madre de un ni?o de un a?o, constata ese creciente inter¨¦s. Vive en pleno centro de Madrid y no le ha sido f¨¢cil encontrar una madre de d¨ªa para su hijo. ¡°Estuvimos en dos procesos de selecci¨®n, pero no conseguimos plaza. Pero no nos rendimos y al final, organiz¨¢ndonos con otras tres familias, contratamos a una que estaba empezando a establecerse. El ni?o lleva ya un mes con ella y est¨¢ encantado¡±, relata. ?Por qu¨¦ tanto empe?o? ¡°Porque quer¨ªa implicarme en su educaci¨®n m¨¢s de lo que te permiten las escuelas, seguir su desarrollo m¨¢s de cerca, que hubiera menos ni?os, que estuviera en un ambiente m¨¢s familiar¡±, responde. De momento, est¨¢ muy satisfecha con su elecci¨®n.
Algunos alertan de que el auge de la crianza natural es un paso atr¨¢s en igualdad
?Y por qu¨¦ la denominaci¨®n de madres de d¨ªa? ?Se sigue considerando el cuidado de los beb¨¦s como una labor exclusivamente femenina? ¡°La denominaci¨®n no tiene tanto que ver con el sexo del educador como con el tipo de v¨ªnculo que se establece entre el educador y el ni?o. Es un v¨ªnculo m¨¢s ¨ªntimo que el que existe entre un profesor y un alumno, que hace referencia al apego que une a una madre con su hijo en los primeros meses de un beb¨¦¡±, explica In¨¦s G¨¢mez, admitiendo, no obstante, que la mayor¨ªa de las madres de d¨ªa son mujeres.
El sindicato STEE-EILAS inclu¨ªa este hecho entre sus cr¨ªticas al proyecto de nidos familiares en el Pa¨ªs Vasco. ¡°En lugar de conseguir el objetivo para el que se ide¨®, la conciliaci¨®n del cuidado de los hijos y el trabajo de sus padres, est¨¢ logrando el efecto contrario, ya que empuja de nuevo la figura de la mujer al hogar y al ¨¢mbito privado¡±, argumentaba en una nota la organizaci¨®n.
Lorena Saletti-Cuesta, investigadora de la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica y autora de varios trabajos sobre feminismo y maternidad, advierte sobre el peligro de utilizar argumentos biol¨®gicos para apoyar ciertas teor¨ªas pedag¨®gicas. ¡°Hay un auge de las teor¨ªas sobre los beneficios de la crianza natural, que ensalzan por encima de todo el instinto maternal, que supone un paso atr¨¢s en la lucha por la igualdad de las mujeres¡±, sostiene Saletti-Cuesta. ¡°No se trata de rechazar estos discursos; por supuesto tienen partes positivas. Pero hay que observar con mirada cr¨ªtica si realmente no est¨¢n perpetuando la l¨®gica de g¨¦nero de siempre: el cuidado de ni?os corresponde a la mujer porque es algo natural¡±, previene la experta.
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