¡°Mis carencias eran el para¨ªso al lado de los ind¨ªgenas¡±
Este abogado tard¨® 12 a?os en lograr la condena contra el general R¨ªos Montt
A¨²n recuerda la fecha, haciendo un esfuerzo. Era por la ma?ana, el 6 de junio de 2001, cuando Edgar P¨¦rez se present¨® en la oficina de Gesti¨®n Penal de los juzgados de Guatemala y, con un grupo de v¨ªctimas, registr¨® una querella contra el expresidente del pa¨ªs, el general Jos¨¦ Efra¨ªn R¨ªos Montt, por genocidio contra los mayas de la etnia ixil. Los hechos sucedieron entre 1981 y 1982. Pasar¨ªan 12 a?os hasta que aquella denuncia dio lugar a una sentencia, el pasado 10 de mayo, que cambi¨® la historia, en sentido retroactivo, del pa¨ªs centroamericano. R¨ªos Montt fue el primer jefe de Estado condenado por genocidio por la justicia de su propio pa¨ªs.
El pasado 23 de octubre, P¨¦rez estuvo junto a Juan Francisco Soto, director de la principal ONG que ha impulsado el proceso contra el dictador, explicando esta odisea judicial a un grupo de abogados espa?oles en la sede de la Fundaci¨®n Abogac¨ªa Espa?ola.
Desde mediados de los noventa, en Guatemala se daba una situaci¨®n que puede sonar familiar. Las v¨ªctimas de la guerra civil, con sus propios medios, buscaban a sus muertos en fosas comunes, con la ayuda de voluntarios. P¨¦rez era uno de ellos. ¡°Acompa?aba a v¨ªctimas en los procesos de exhumaci¨®n, me contaban las historias de las masacres, ubic¨¢bamos las fosas comunes y present¨¢bamos a la fiscal¨ªa las denuncias sobre la existencia de los cementerios clandestinos¡±. ¡°En esa ¨¦poca era casi imposible que los jueces fueran receptivos¡±, recuerda. La discriminaci¨®n era tan fuerte en el pa¨ªs que hasta los ind¨ªgenas le miraban con recelo, a pesar de su aspecto, por llevar chaqueta y corbata.
P¨¦rez, de 44 a?os, naci¨® en la Ciudad de Guatemala, en un barrio marginal llamado Colonia Sakerti. Era un ¨¢rea roja, conflictiva (en t¨¦rminos guatemaltecos). De padres obreros, creci¨® con siete hermanos. ¡°Me quejaba de muchas carencias. Despu¨¦s conoc¨ª la historia de los pueblos ind¨ªgenas. Mis carencias eran el para¨ªso¡±.
Salir de las duras calles de Guatemala para interesarse por el campo y los derechos humanos fue un proceso extra?o. Antes de ser abogado, P¨¦rez se dedic¨® a la lucha grecorromana. Estuvo en el equipo nacional de Guatemala.
Fundaci¨®n Abogac¨ªa Espa?ola. Madrid
Dos botellas de agua.
Cortes¨ªa de la Fundaci¨®n.
¡°As¨ª pude viajar y tener otra perspectiva de la realidad del pa¨ªs¡±, afirma. ¡°Dentro es dif¨ªcil darse cuenta. Viajando es como se toma conciencia. En algunos sitios me preguntaban: ¡®?C¨®mo est¨¢ la guerra?¡¯, y yo dec¨ªa: ¡®?Qu¨¦ guerra?¡¯ no ten¨ªamos informaci¨®n objetiva para saber. Era una verg¨¹enza no tener criterios para poder contestar¡±. As¨ª se interes¨® por lo que estaba pasando en su pa¨ªs con ¡°la gente m¨¢s vulnerable¡±.
Estudi¨® en la universidad p¨²blica, donde la matr¨ªcula costaba 5 quetzales (0,46 euros). ¡°Lo m¨ªnimo que pod¨ªa hacer era devolver algo, hacer algo por quien m¨¢s lo necesita, que son los campesinos¡±. Se interes¨® por cada denuncia de masacres, cada detalle de horror. Hasta que, hacia el cambio de siglo, aquellos familiares hab¨ªan acumulado tantas denuncias que ¡°el sistema judicial de Guatemala [pol¨ªticamente] no lo iba a resistir¡±. Por eso, decidieron denunciar al exjefe del Estado por un crimen imprescriptible. Esa ser¨ªa la justicia de todos.
A estas alturas ha batallado contra todas las instancias de la justicia de su pa¨ªs. Y a¨²n no ha terminado. La fuerza, explica, no sale de ¨¦l.
¡°Lo formidable es la resistencia de las v¨ªctimas. A pesar de que el sistema les niega el acceso a la justicia, siguen creyendo en el sistema judicial. Siguen creyendo que, un d¨ªa, les va a responder¡±.
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