¡°Retratar a un ser humano es el reto m¨¢s grande¡±
Este naturalista ha fotografiado palmo a palmo la flora y fauna de Do?ana
![Garrido vive en una casa aislada en el coraz¨®n de Do?ana.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DURRJVLCML7IK7AIW5XSKSMQXU.jpg?auth=af466a5243e17846579ac4810a00f920cb7b3df75fb714f692eaec444b92fd67&width=414)
En el jard¨ªn de la estaci¨®n de Atocha aparece H¨¦ctor Garrido Guil con un racimo de c¨¢maras al hombro y una maleta para pasar un mes fuera. Acaba de llegar de Sevilla y dentro de un par de horas sale para La Habana, as¨ª es la vida de este naturalista y fot¨®grafo que desde hace 18 a?os vive en el coraz¨®n del coto de Do?ana, ¡°la ?frica de Europa¡±, seg¨²n su definici¨®n. H¨¦ctor creci¨® en el campo, en una granja cerca de Aljaraque (Huelva) junto a las marismas del Odiel. ¡°Era un sitio id¨ªlico, lleno de fauna y de paisajes incre¨ªbles: bosques, marismas, playas enormes¡±. Su curiosidad infantil no era capaz de abarcar todo lo que hab¨ªa que explorar. ¡°Cada d¨ªa al salir del colegio ocultaba los libros en el hueco de un ¨¢rbol y recog¨ªa mis prism¨¢ticos para perderme en la naturaleza en busca de sus secretos¡±.
A veces lo hac¨ªa solo. Otras, arrastraba consigo a cuanto ni?o se cruzaba en su camino. Con 14 a?os, junto a unos cuantos de esos chicos, fund¨® el primer grupo ecologista de Huelva ¡ª¡°se llamaba Larus, como las gaviotas en lat¨ªn¡±¡ª y a partir de entonces empez¨® a militar 24 horas al d¨ªa en la causa de la naturaleza. ¡°Larus fue el germen del actual movimiento ecologista en aquel rinc¨®n de Andaluc¨ªa, que tan importante ha sido para valorar adecuadamente lo que representa Do?ana¡±.
Samarkanda (estaci¨®n de Atocha). Madrid
- Dos caf¨¦s.
Total: 3,80 euros.
Naturaleza y fotograf¨ªa, sus dos ¡°grandes vocaciones¡±, a veces ¡°han caminado juntas y a veces separadas¡±, explica. Formado en la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana y en otros prestigiosos centros cient¨ªficos europeos, al principio trabaj¨® exclusivamente como naturalista en distintos organismos, sobre todo en Do?ana y en las marismas del Odiel. Sin embargo, poco a poco, sin apenas darse cuenta, la c¨¢mara fue dejando de ser un simple instrumento que le serv¨ªa para documentar sus investigaciones hasta adquirir vida propia. No cambiaron sus intereses ni sus temas; alcornoques, linces, dunas m¨®viles, colibr¨ªs, lib¨¦lulas y nidos de cig¨¹e?a siguieron siendo protagonistas de sus im¨¢genes, pero fauna y flora se despegaron de lo obvio y lo inmediato y adquirieron una dimensi¨®n art¨ªstica que no pas¨® inadvertida.
Hace justo 18 a?os, el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas ¡ªal que la Estaci¨®n Biol¨®gica est¨¢ adscrito¡ª le pidi¨® a H¨¦ctor que trabajara en exclusiva para ellos. ?l puso una sola condici¨®n: que le permitieran vivir en El Martinazo, una zona aislada y de belleza espectacular dentro de Do?ana, donde hab¨ªa una casa abandonada. La arregl¨® y para all¨¢ se mud¨® con su familia, y fue as¨ª que sus hijos se criaron en compa?¨ªa de ciervos, gamos, jabal¨ªes, esp¨¢tulas, linces y otros animales del coto, que a veces entraban a su casa a buscar comida.
Desde entonces, H¨¦ctor Garrido ha retratado palmo a palmo esta fabulosa reserva biol¨®gica generando un material ¨²nico, base del Banco de Im¨¢genes de Do?ana. En su haber figuran 16 libros de fotograf¨ªa y naturaleza y m¨¢s de 40 exposiciones en Europa, Am¨¦rica y ?frica, pero ahora se enfrenta a un nuevo ¡°reto¡±. Hace tres a?os traslad¨® el foco de sus c¨¢maras a La Habana para fotografiar a un centenar de artistas, pintores, cineastas, escritores y gente del mundo de la cultura. ¡°Para m¨ª, retratar a un ser humano es el mayor reto de un fot¨®grafo. Es como la culminaci¨®n de una evoluci¨®n profesional¡±. Dice que hay que andar ¡°mucho camino¡± antes de ¡°hacerlo bien¡±. ¡°Cuando dispara a un igual, el buen fot¨®grafo est¨¢ retrat¨¢ndose a s¨ª mismo a trav¨¦s del personaje¡±.
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