Casi listos para la experiencia del turismo espacial
Las primeras naves para ascender a 100 kil¨®metros despegar¨¢n en 2014. Un consorcio europeo reta a la industria de EE UU
?Cu¨¢nto estar¨ªa dispuesto a pagar por vivir la aventura del espacio? A la vista de la oferta que se perfila para los pr¨®ximos a?os, bastantes personas se lo van a pensar, o incluso lo tienen ya m¨¢s que decidido. Una excursi¨®n hasta esa zona por encima de la superficie terrestre en que se ve el horizonte curvo del planeta y el cielo negro t¨ªpico de las fotos de los astronautas puede costar unos 180.000 euros por persona, y el viaje durar¨¢ unas dos horas, entre ascenso y descenso, con unos minutos, arriba, de experiencia de flotar como en microgravedad. La empresa estadounidense Virgin Galactic, pionera en esta oferta tur¨ªstica, afirma haber superado las 600 reservas para sus vuelos en la nave SpaceShipTwo, que est¨¢ terminando de probar. Tiene capacidad para seis intr¨¦pidos pasajeros y dos pilotos, y los vuelos suborbitales que ofrece, a 100 kil¨®metros de altura, empezar¨¢n a operar en 2014. Su impulsor y propietario, Richard Branson, junto con sus dos hijos Holly y Sam, ser¨¢n los primeros a bordo.
Ahora llega la alternativa europea, de la mano de una empresa Suiza, S-3, que, en colaboraci¨®n de una docena de empresas aeroespaciales, incluidas cuatro espa?olas, apunta hacia la explotaci¨®n tur¨ªstica del espacio y con el puerto espacial correspondiente en Canarias. El primer objetivo de S-3 (Swiss Space Systems) es ofrecer puesta en ¨®rbita de sat¨¦lites, de unos 250 kilos, a bajo coste y partiendo de la superficie terrestre con un avi¨®n comercial modificado en lugar de un cohete. Pero si todo sale bien, enseguida se adaptar¨¢ la nave espacial en que se basa el sistema para embarcar pasajeros (cuatro y dos pilotos) y llevarlos hasta la frontera de 100 kil¨®metros para asomarse al espacio en una experiencia que durar¨¢ hora y media en total, con 15 o 20 minutos flotando arriba. ¡°No nos importa en absoluto que los estadounidenses lo hagan antes¡±, dice muy seguro Augusto Caramagno, director de S-3 Espa?a, con una visi¨®n del que entiende que la competencia, al menos por el momento, sencillamente va abriendo mercado. S-3 ha elegido Canarias como un lugar ¨®ptimo para sus operaciones espaciales al combinar una localizaci¨®n geogr¨¢fica adecuada para el lanzamiento de sat¨¦lites con su atractivo tur¨ªstico e infraestructuras. ¡°Podemos usar las pistas del aeropuerto comercial de Gran Canaria¡±, a?ade este ingeniero industrial italiano. La nave que subir¨¢ a 100 kil¨®metros, llamada SOAR (veh¨ªculo espacial suborbital reutilizable), ¡°medir¨¢ 17 metros de largo y 14 de envergadura, y pesar¨¢ 35 toneladas¡±, explica.
Otra opci¨®n es el Lynx, de la empresa estadounidense XCOR, un veh¨ªculo de dos plazas (piloto y pasajero) para despegar y aterrizar como un avi¨®n y con propulsi¨®n como un cohete para ascender hasta los 100 kil¨®metros. El precio por plaza ser¨¢ de unos 70.000 euros, anuncia la compa?¨ªa. Para los vuelos suborbitales, los pasajeros pasar¨¢n un examen m¨¦dico y har¨¢n una preparaci¨®n previa de unos tres d¨ªas.
Cien kil¨®metros ya son muchos: casi 10 veces m¨¢s que la altura de crucero de los aviones comerciales. Pero todav¨ªa est¨¢ muy por debajo de la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS), que da una vuelta a la Tierra cada hora y media a poco m¨¢s de 400 kil¨®metros de altura. Tambi¨¦n en ella se han admitido turistas, pero pagando entre 20 y 40 millones de d¨®lares a la Agencia Espacial Rusa para ir y volver en una de sus c¨¢psulas Soyuz. Siete millonarios (seis hombres ¡ªuno ha ido dos veces¡ª y una mujer) vivieron esa experiencia, incluida una semana de estancia en la ISS, desde que el estadounidense Denis Tito se convirtiera en el primer turista orbital, en 2001, hasta 2010, cuando esta oferta se suspendi¨® por el aumento del tr¨¢fico de explotaci¨®n de la ISS y la escasez de naves para los astronautas profesionales. Hay otras iniciativas para comercializar esta forma de explotaci¨®n de la ISS convirti¨¦ndola parcialmente en hotel, pero no se han concretado. Por supuesto tambi¨¦n hay ideas para la Luna como destino, o incluso Marte, pero habr¨¢ que esperar bastante.
Gran Canaria ofrece condiciones ¨®ptimas para un puerto espacial
De momento, parece que la opci¨®n m¨¢s asequible va a ser la de los vuelos suborbitales como los Virgin Galactic o los de S-3, si se cumplen los ambiciosos planes. El vuelo comienza con el despegue de un avi¨®n comercial adaptado (en el caso de S-3) o de un futurista aparato de doble fuselaje dise?ado especialmente para el SpaceShipTwo, que asciende hasta 10.000 metros. Entonces se separa la nave, que inicia su ascenso hasta los 100 kil¨®metros; tras unos minutos de disfrute de los turistas en todo lo alto, mirando el espacio con escasa atm¨®sfera por encima, la nave regresa a la Tierra. Tanto el avi¨®n inicial como la nave vuelven al aeropuerto, se revisan y est¨¢n de nuevo listos para el siguiente vuelo. En el caso de la puesta en ¨®rbita de un sat¨¦lite, en el sistema S-3, este sale de la peque?a nave, se enciende un m¨®dulo con motor y sube hasta 700 kil¨®metros. Es cuatro veces m¨¢s barato que el lanzamiento convencional con un cohete, dice Pascal Jaussi, director general de S-3. ¡°Y podemos operar en cualquier parte del mundo donde haya una pista de 2.600 metros¡±, a?ade.
El coste del proyecto S-3 asciende a 200 millones de euros y S-3 Espa?a, que cuenta con el apoyo de las autoridades canarias, supone una inversi¨®n de 60 millones. Participan Elecnor, Deimos, Sener y Aernnova, por parte espa?ola, as¨ª como Dassault y Thales Alenia Space, adem¨¢s de los colaboradores acad¨¦micos de universidades de Europa, EE UU y Rusia. La Agencia Europea del Espacio (ESA) es consultora de la iniciativa. Para ver despegar en Canarias el Airbus A-300 negro de S-3 con el SOAR enganchado a la parte superior habr¨¢ que esperar hasta 2018 (en la configuraci¨®n de puesta en ¨®rbita de sat¨¦lites), y hasta 2020 con los primeros pasajeros en la cabina presurizada, han explicado esta semana en Maspalomas (Gran Canarias) los responsables de S-3 en la presentaci¨®n de sus planes.
Pero ya el a?o que viene mismo podr¨ªan empezar los vuelos parab¨®licos, una pr¨¢ctica que ven¨ªa siendo casi exclusiva del entrenamiento de los astronautas profesionales y que ahora, adem¨¢s, es oferta tur¨ªstica. Se trata de volar en un avi¨®n comercial en el que se han eliminado las butacas de la parte central para que en ella puedan flotar en condiciones similares a las de microgravedad los intr¨¦pidos pasajeros durante un minuto en cada subida y bajada brusca del avi¨®n. Es como una monta?a rusa, pero en el aire, a 10.000 metros de altura. ¡°Como ingenier¨ªa, nos cuadran los tiempos para estar listos en 2014, y nosotros nos ocupar¨ªamos de desarrollar los refuerzos estructurales que hay que hacer en el Airbus A-300 para hacer los vuelos parab¨®licos¡±, se?ala Adel Ben Smida, de Aernnova Ingeniering.
S-3 no dice el precio que habr¨¢ que pagar por esta experiencia, pero cita los 6.000 euros por persona en vuelo parab¨®lico que ofrece una empresa francesa.
S-3 aglutina retos y realidades de la industria espacial europea, ¡°pero usamos tecnolog¨ªas disponibles¡±, recalca Caramagno.
El SOAR ser¨¢ totalmente autom¨¢tico en su primera versi¨®n, para poner en ¨®rbita sat¨¦lites a una altura de hasta 700 kil¨®metros. ¡°El sistema de guiado, navegaci¨®n y control se est¨¢ dise?ando en Espa?a (Elecnor Deimos y Sener) en estrecha colaboraci¨®n con el equipo de ingenieros de S-3 en suiza¡±, se?ala el director de S-3 Espa?a. La versi¨®n tripulada llevar¨¢ dos pilotos, pero tambi¨¦n tendr¨¢ algunas fases de vuelo autom¨¢ticas. La nave es heredera del dise?o de la Hermes, que la ESA prepar¨® en los a?os ochenta como veh¨ªculo espacial y que luego abandon¨®, y, m¨¢s directamente, del IXV, un veh¨ªculo experimental de reentrada controlada en la atm¨®sfera terrestre que prepara la agencia.
¡°S-3 nos interesa porque nos metemos en el modelo de negocio de los lanzadores aerotransportados para minisat¨¦lites¡±, explicaba Diego Rodr¨ªguez, director del departamento de Espacio de Sener. ¡°Adem¨¢s, hay una coincidencia de tecnolog¨ªas porque hemos trabajado en el IXV de la ESA en aspectos que hacen falta en el SOAR¡±. Tambi¨¦n la empresa Deimos ha participado intensamente en IXV y ahora quiere aprovechar la experiencia para S-3. ¡°Nuestro inter¨¦s en el proyecto S-3 es doble: por un lado como miembro del consorcio de empresas que dise?an el sistema, con la responsabilidad de la ingenier¨ªa de misi¨®n y el guiado, navegaci¨®n y control de los distintos veh¨ªculos, y por otro lado como usuario de este nuevo lanzador para poner en ¨®rbita nuestros sat¨¦lites o sistemas satelitales que construyamos para terceros¡±, se?ala Miguel Bell¨®-Mora, director de Elecnor Deimos.
Si se domina el vuelo hipers¨®nico para subir a 100 kil¨®metros, ?por qu¨¦ regresar siempre al aeropuerto de partida? S-3 mira hacia posibles vuelos punto a punto, es decir, viajes superr¨¢pidos de un continente a otro pasando por la frontera del espacio.
¡°El vuelo suborbital ser¨¢ tan seguro como un avi¨®n comercial¡±
¡°Desde ni?o he so?ado con ser astronauta e ir al espacio¡±, dice Pascal Jaussi. Seguramente dir¨ªan lo mismo muchas personas, pero muy pocas son, a los 37 a?os, fundador y director general de una empresa espacial, S-3, de nuevo cu?o (con potentes industrias internacionales a bordo), para poner sat¨¦lites en ¨®rbita, dentro de pocos a?os, y llevar turistas a echar un vistazo al espacio, a principios de la pr¨®xima d¨¦cada. Suizo, piloto comercial de la extinta Swiss Air, ingeniero aeron¨¢utico y con un m¨¢ster en gesti¨®n de empresas, Jaussi ha intentado ser astronauta, pero las convocatorias para desempe?ar ese trabajo son escas¨ªsimas, dice.
?Qu¨¦ tiene en com¨²n con los emprendedores estadounidenses de este mundillo? ¡°El ser visionario y pionero en el espacio, es decir: tener la idea de lo que quieres hacer y ponerte a hacerlo¡±, responde Jaussi. ¡°Y la mayor diferencia... En EE?UU, dices ¡®vamos al espacio¡¯ y todo el mundo te apoya, mientras que en Europa somos m¨¢s conservadores; pero, por eso mismo, cuando echas a andar tienes todo mucho m¨¢s firme: la ingenier¨ªa, los socios, la seguridad del sistema, etc¨¦tera. En S-3 estamos preparados y ahora podemos ir r¨¢pido¡±. Para ¨¦l, el objetivo fundamental es lograr el acceso al espacio barato y con la misma seguridad que un avi¨®n comercial, porque, recalca, su visi¨®n es que el vuelo suborbital sea una aventura familiar, no una experiencia de alto riesgo.
De modales suaves, Jaussi habla bajo y parece t¨ªmido, nada que ver con el t¨®pico del emprendedor arriesgado que parece que se va a comer el mundo. Pero, sin duda, es persistente en la iniciativa del espacio y su viabilidad tecnol¨®gica y econ¨®mica. S-3 cuenta ya con m¨¢s de medio centenar de personas, en su mayor¨ªa de alta cualificaci¨®n t¨¦cnica, trabajando en su base de operaciones en Payerne (Suiza), y otras 200 implicadas en el proyecto a trav¨¦s de los socios. Su principal aportaci¨®n personal, dice, es haber integrado este equipo.
¡°Empec¨¦ a pensar en esto en 2005, cuando estaba en la Universidad; Claude Nicollier, el veterano astronauta europeo, era profesor m¨ªo, y mi ¨ªdolo. Y ¨¦l me anim¨®: ¡®Hazlo¡±, cuenta Jaussi. Ahora Nicollier es asesor de primera l¨ªnea de S-3.
Lo de ir al espacio... espera lograrlo dentro de pocos a?os. ¡°S¨ª, intentar¨¦ ir a bordo del primer vuelo de nuestra nave¡±.
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