Costa Rica descubre a sus ind¨ªgenas
La minoritaria poblaci¨®n aut¨®ctona aumenta en un 40% en una d¨¦cada Aunque sigue rezagada, cada vez tiene m¨¢s poder de decisi¨®n en proyectos de inter¨¦s general
Con solo una d¨¦cada de diferencia el registro oficial de poblaci¨®n ind¨ªgena en Costa Rica aument¨® un 40%. Siguen siendo una minor¨ªa marginada y desfavorecida, pero tener 40.000 miembros m¨¢s es un paso significativo en este pa¨ªs de piel menos morena que en el resto de la regi¨®n centroamericana. En el censo del a?o 2011 hab¨ªa m¨¢s de 100.000 ind¨ªgenas, despu¨¦s de los 64.000 que se reportaron en el Censo Nacional del a?o 2000. Los ind¨ªgenas ya no son el 1,7% de la poblaci¨®n costarricense, sino el 2,4%, y eso es bueno, seg¨²n sus dirigentes y las organizaciones que trabajan contra su marginaci¨®n.
Cualquier explicaci¨®n que se d¨¦ al incremento resulta ser una buena noticia. Si la poblaci¨®n aument¨® en solo 11 a?os es bueno por el peso de un grupo que, por su tama?o exiguo, ha quedado excluido de las decisiones generales del pa¨ªs. Si lo que aument¨® fue el registro, a¨²n mejor, porque significa que ahora hay m¨¢s personas que se declaran ind¨ªgenas y que hace unos a?os no estaban dispuestas a hacerlo. Tambi¨¦n resulta positivo que las instituciones capitalinas hayan podido al fin llegar hasta cada choza escondida en las monta?as para saber c¨®mo viven.
En cualquier caso, Costa Rica est¨¢ descubriendo a sus propios ind¨ªgenas. Esa ha sido al menos la conclusi¨®n de la oficina local del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que mantiene un proyecto permanente de promoci¨®n del di¨¢logo con comunidades aut¨®ctonas. Se evidencia incluso en los medios de comunicaci¨®n radicados en San Jos¨¦, lo que demuestra una mayor conciencia de la presencia de las poblaciones aut¨®ctonas en el desarrollo general, seg¨²n la representante del PNUD en Costa Rica, Yoriko Kasukawa
¡°Ser una minor¨ªa tan peque?a es una desventaja en comparaci¨®n con otros pa¨ªses cercanos, pero esta es una democracia que respeta a las minor¨ªas. Ahora queda seguir trabajando en ir m¨¢s all¨¢ del respeto. La visibilizaci¨®n es un paso y por supuesto el siguiente es la atenci¨®n de todas sus necesidades b¨¢sicas y el acceso al desarrollo desde su cosmovisi¨®n¡±, declar¨® Kasukawa, quien intenta promover en suelo tico algunos m¨¦todos de organizaci¨®n ind¨ªgena que conoci¨® en su anterior estancia en Bolivia.
Adem¨¢s del impulso del PNUD, a tono con la tendencia internacional de promoci¨®n de poblaciones originarias, hay coyunturas locales que han obligado a los gobernantes a dedicar atenci¨®n a un grupo que est¨¢ creciendo en n¨²mero. La m¨¢s notable y sensible es el poder que poseen los ind¨ªgenas sobre territorios otorgados por ley a estas comunidades, en zonas para proyectos de inter¨¦s nacional, como el desarrollo de energ¨ªa el¨¦ctrica. El proyecto estatal El Diqu¨ªs es el principal de ellos y requerir¨ªa inundar parte de poblados ind¨ªgenas en la zona sur del pa¨ªs para construir un embalse de 6.800 hect¨¢reas, el m¨¢s grande de Centroam¨¦rica. Por ello, la Relatoria especial de la ONU para Derechos de Pueblos Ind¨ªgenas oblig¨® en 2012 a un di¨¢logo con estas comunidades.
Este proyecto, pensado para producir 630 megavatios para abastecimiento nacional y exportaci¨®n, con una inversi¨®n de 2.100 millones de d¨®lares, obligar¨ªa al reasentamiento de caser¨ªos de T¨¦rraba, una de las 24 reservas intransferibles creadas por ley, en las que vive solo la mitad de la poblaci¨®n ind¨ªgena y donde uno de cada cuatro habitantes no pertenece a este grupo demogr¨¢fico, como se demostr¨® con el ¨²ltimo registro del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Censos (INEC).
De uno de estos territorios sali¨® Mirna Rom¨¢n, una joven ng?be que acaba de recibir el reconocimiento de ser la primera m¨¦dico de este grupo ind¨ªgena, gracias a sus esfuerzos por completar la educaci¨®n b¨¢sica fuera de su pueblo y a una beca universitaria del Gobierno de Cuba. Naci¨® en la reserva Altos de San Antonio, creada en el 2001 en el cant¨®n sure?o de Coto Brus, donde hasta hace un a?o era imposible llegar en veh¨ªculo. Ahora al menos hay un camino y lo siguiente, dice la joven, es instalar servicios de atenci¨®n sanitaria b¨¢sica. Aunque el 90% de la poblaci¨®n ind¨ªgena est¨¢ asegurada por cuenta del Estado, el acceso a esta atenci¨®n sanitaria es limitada.
¡°No puedo estar de acuerdo con quien diga que en San Jos¨¦ se han preocupado suficiente del bienestar de los ind¨ªgenas. Eso no ha sido cierto y no lo est¨¢ siendo, pero s¨ª tendr¨¢ que serlo en alg¨²n momento porque estamos alcanzando metas con nuestro esfuerzo¡±, dijo a EL PA?S esta joven de 27 a?os, a quien las autoridades de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) prometieron en noviembre un puesto laboral en su poblado originario, donde ella pretende mezclar la medicina tradicional con la profesional, una tendencia que trasciende las fronteras de las reservas ind¨ªgenas.
Mirna es hu¨¦rfana de padre desde los tres a?os. Su madre se qued¨® a cargo de ella y de los otros ocho hijos. Trabaj¨® en el campo sembrando hortalizas para vender o para el autoconsumo y solo Mirna logr¨® acabar la educaci¨®n b¨¢sica, impartida en castellano en la escuela de su poblado y luego en un colegio en Ciudad Neily, a donde tuvo que emigrar. Sus hermanos no lograron acabar al colegio y son parte del 70% que tienen incompleta la educaci¨®n b¨¢sica en los territorios ind¨ªgenas.
El caso de Mirna se public¨® en casi todos los medios de comunicaci¨®n hace pocas semanas, como un ejemplo de superaci¨®n de las comunidades aut¨®ctonas, m¨¢s j¨®venes y m¨¢s f¨¦rtiles que el promedio de la poblaci¨®n nacional, aunque con una tasa de alfabetizaci¨®n inferior: 90% frente al 97% del pa¨ªs. La m¨¦dico ng?be, sin embargo, no puede a¨²n ejercer, pues espera la homologaci¨®n de su t¨ªtulo cubano. Hace un mes las autoridades de la CCSS celebraron su llegada y le prometieron ayuda ante la prensa. Ya han pasado varias semanas y nada se concreta, pero ella cree que pronto podr¨¢ trabajar en su tierra, recetando hojas de ¡°u?a de gato¡± a los diab¨¦ticos o ¡°gavilana¡± para el dolor de barriga. Y si no, el tratamiento m¨¦dico que por a?os no han tenido.
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