Francisco ha perdido una oportunidad
Benedicto XVI se dec¨ªa rodeado de lobos. Su sucesor, Francisco, menos ingenuo, quiz¨¢s logre abatirlos o, al menos, devolverlos al monte. Lo ocurrido ayer no lo presagia. Su arzobispo ante el Comit¨¦ de Derechos del Ni?o lanz¨® este desafiante mensaje, una especie de ¡°y t¨² m¨¢s¡± que no deja en buen lugar a su superior. ¡°Se encuentran abusadores entre los miembros de las profesiones m¨¢s respetadas y, m¨¢s lamentablemente, incluso entre miembros del clero¡±. Ha sido su primera deposici¨®n oficial ante el comit¨¦, pero no el primer indicio de esa actitud. En 2009, se defendi¨® negando la mayor, con el argumento de que la mayor¨ªa de los cl¨¦rigos pederastas ¡°no son ped¨®filos sino homosexuales tentados por adolescentes provocativos¡±. El portavoz del Vaticano, el jesuita Lombardi, tampoco estuvo fino cuando quiso reforzar lo o¨ªdo en Ginebra: ¡°Nadie ama y acaricia a los ni?os como el Papa. ?Qu¨¦ jefe de los 193 Estados del comit¨¦ puede representar mejor testimonio que Francisco y su amor tan fuerte por la infancia?¡±. Bonita manera de regar fuera de tiesto.
Se crey¨® por la ma?ana que el Vaticano iba a pedir perd¨®n por este pasado de suciedad. Habr¨ªa sido la nonag¨¦sima novena petici¨®n de perd¨®n. Juan Pablo II proclam¨® las 98 anteriores en su largo pontificado, la mayor¨ªa con motivo del Jubileo del 2000. ¡°Perd¨®n por los pecados de los hijos de la Iglesia y reconocimiento, ante Dios y los hombres, de las faltas pasadas y presentes¡±, dijo.
Pero el perd¨®n no sustituye a la justicia. ¡°No podemos seguir adelante como hasta ahora¡±, clam¨® Benedicto XVI en 2010, acosado por el caso Maciel, encubierto tozudamente por el Vaticano, entre otros muchos en otros pa¨ªses. ¡°De pronto, tanta suciedad. Ha sido como el cr¨¢ter de un volc¨¢n del que de pronto sali¨® una nube de inmundicia que todo lo oscureci¨® y lo ensuci¨®¡±. A?adi¨® esta terrible observaci¨®n, sobre la verg¨¹enza. ¡°Algunos sacerdotes ya no se atreven a dar la mano a un ni?o, y ni hablar de hacer un campamento de vacaciones con ni?os¡±.
Se cree que Ratzinger luch¨® para erradicar esa verg¨¹enza, sin pa?os calientes. Si lo hizo, no pudo. ?Lo lograr¨¢ Francisco? Ha perdido una oportunidad. En todo caso, m¨¢s que pedir perd¨®n por pecados y delitos del pasado, har¨ªa mejor en evitar los del presente, para no tener que arrepentirse dentro de 100 a?os, o en siglos, como suele ocurrirle a la Iglesia romana: marginaci¨®n de la mujer, ataque inmisericorde a los homosexuales, oposici¨®n a los m¨¦todos anticonceptivos, miedo a la ciencia, insultos a las personas abocadas al aborto... Acaba de decir el cardenal electo Fernando Sebasti¨¢n: ¡°Las mujeres que abortan quieren quitarse de en medio al hijo para disfrutar de la vida¡±. ?Qui¨¦n pedir¨¢ perd¨®n por tama?a barbaridad?
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