Rajoy dio una entrevista a la tele. ?Por qu¨¦?
Los pol¨ªticos deben evaluar si salir en la televisi¨®n ser¨¢ ¨²til a los ciudadanos y a ellos mismos La falta de respuestas o la respuesta equivocada pueden poner al electorado en contra
I?aki Gabilondo, que ha entrevistado a todos los presidentes de la democracia menos a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar (porque este no quiso), explic¨® con una vieja ocurrencia period¨ªstica inglesa la sensaci¨®n que le dej¨® la entrevista que el presidente Mariano Rajoy le concedi¨® a Gloria Lomana, directora de Informativos de Antena 3, el ¨²ltimo lunes. En dos a?os de mandato era la segunda vez que Rajoy acud¨ªa a un plat¨®; la primera vez hab¨ªa ido a Televisi¨®n Espa?ola, hace un a?o justo. En esta ocasi¨®n el presidente se somet¨ªa al cuestionario que le fue desgranando Gloria Lomana.
Al final de ese encuentro, en el que Rajoy explic¨® que confiaba en la inocencia de la infanta Cristina, la sensaci¨®n que tuvo Gabilondo fue la misma que le produjo a aquel cr¨ªtico ingl¨¦s determinado estreno insulso: ¡°Fulanito de Tal estren¨® anoche una obra de teatro. ?Por qu¨¦?¡±.
?Por qu¨¦ se produjo esa sensaci¨®n? Seg¨²n Gabilondo, daba la impresi¨®n de que el presidente ¡°no ten¨ªa ganas de decir nada¡±. Los periodistas se preparan mucho las entrevistas, es su oficio, ¡°pero lo que qued¨® en mi ¨¢nimo¡±, dice Gabilondo, ¡°es que el presidente no se la prepar¨®. Y se la tendr¨ªa que haber preparado. Si no, ?para qu¨¦ la concedi¨®? No es la primera vez que me pasa ante una entrevista de estas caracter¨ªsticas¡±. Lo que cree Gabilondo es que la sucesiva dilaci¨®n de temas pol¨¦micos fue despachada por Rajoy con este moto (¡°No quiero adelantar acontecimientos¡±) porque us¨® la entrevista para enviar ¡°un mensaje tranquilizador a la gente¡± con respecto a Catalu?a y en relaci¨®n a los mercados. ¡°Los mensajes tranquilizadores se env¨ªan con hechos. En todo caso, para tranquilizar es mejor un valium que una entrevista. A la sexta pregunta yo le hubiera preguntado: ¡®Se?or Rajoy, ?y por qu¨¦ me ha concedido usted esta entrevista?¡±.
Desde la perspectiva de la periodista, dice Gabilondo, pregunt¨® lo que deb¨ªa, ¡°pero si el otro no quiere decir nada, porque esa es su estrategia o porque no tiene nada que decir, es imposible insistir¡±.
I?aki Gabilondo: ¡°Si no se hab¨ªa preparado la cita, ?para qu¨¦ la concedi¨®?¡±
Fernando ?nega, otro veterano que, adem¨¢s, trabaj¨® junto a Adolfo Su¨¢rez y acaba de publicar un libro sobre esa experiencia, insiste en esa idea: ¡°Un presidente de Gobierno acude a una entrevista porque quiere transmitir un mensaje claro. No va porque le han puesto una pistola en el pecho... ?Qu¨¦ sentido tiene que luego no diga nada? Yo dir¨ªa que un presidente ha de tener en cuenta que le habla al ciudadano; ha de aportar novedades, porque si no dice algo muy concreto no interesa a la gente. Y en este caso corre un riesgo grave no diciendo nada, porque la gente est¨¢ muy cabreada, quiere soluciones¡±. Tras una de las entrevistas al presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, recuerda ?nega, ¡°me pregunt¨¦ para qu¨¦ hab¨ªa ido si no ten¨ªa nada que decir. Pero luego ca¨ª en la cuenta de que hab¨ªa deslizado un aviso a ETA: estoy dispuesto a negociar. Ya era algo. En esta ocasi¨®n, Rajoy fue a enviar un mensaje a Catalu?a: no habr¨¢ consulta ni independencia. Pero cit¨® un plan que no detall¨®. ?Entonces a qu¨¦ ven¨ªa el mensaje?¡±.
Manuel Campo Vidal, que ha hecho pr¨¢cticamente todos los debates electorales de la democracia, cree que hay dos Rajoy y en esa entrevista hubo solo uno. ¡°Hay un Rajoy que en el trato corto es ingenioso y ocurrente y otro que es un hombre retra¨ªdo frente a un periodista, y sobre todo ante una c¨¢mara. ?l debe saber que la ciudadan¨ªa merece informaci¨®n de primera mano de por d¨®nde va el pa¨ªs. Si ¨¦l, en una entrevista de tanta audiencia, no aprovecha la oportunidad y se la deja a sus intermediarios, ?para qu¨¦ va a un plat¨®?¡±.
La primera entrevista a Rajoy como presidente la hizo Mar¨ªa Casado, con periodistas de otros medios. La responsable de Los desayunos tuvo a su lado a Victoria Prego, otra veterana entrevistadora de presidentes, entre otros periodistas... ¡°Est¨¢bamos en plena discusi¨®n sobre el rescate y esa fue la primera pregunta que le hice: ¡®?Espa?a necesita un rescate?¡¯ Tard¨® siete segundos en contestar, eso me sorprendi¨®... Luego la entrevista fue muy interesante; a¨²n el asunto catal¨¢n no era tan consistente como ahora, lo del rescate era lo m¨¢s complejo. Tuvimos una hora y me pareci¨® que se la hab¨ªa preparado, sobre todo en lo econ¨®mico¡±, dice Casado.
?Y en esta ¨²ltima, c¨®mo lo vio? ¡°Explic¨® m¨¢s contenido en la primera... Debe ser que est¨¢ a mitad de legislatura y ahora le sale mejor decir ¡®no adelantemos acontecimientos¡¯ que cuando llevaba un a?o en el Gobierno...¡±. ?C¨®mo ha de afrontar un periodista una entrevista as¨ª? ¡°Haciendo las preguntas que est¨¢n en la calle. Pero siempre he pensado que nunca conseguir¨¢s que un pol¨ªtico con poder te d¨¦ un titular que ¨¦l no quiera darte. En cuanto a la actitud del entrevistador, piensa que eres el pellejo del que te est¨¢ viendo. Y uno debe dejar claro que intentas sacarle todo lo que est¨¦ en tu mano¡±. Esa actitud, dice Gabilondo, y dicen todos, cada uno a su manera, ha de ser ¡°de educada transigencia¡±, pero, como dice Gloria Lomana, ¡°no soy ni juez ni fiscal, yo pregunto, y repregunto¡±.
Julia Otero: ¡°Un l¨ªder tiene que saber las claves del futuro¡±
Antes de volver a Lomana, escuchemos a Luis Arroyo, experto en comunicaci¨®n que ha asesorado a Zapatero en comparecencias p¨²blicas. De la disposici¨®n a los medios de Zapatero, por ejemplo, ¨¦l recuerda una an¨¦cdota: ¡°Fuimos al espacio Tengo una pregunta para usted, en TVE. Dos horas, sesenta preguntas de ciudadanos de toda condici¨®n. No hab¨ªa nada en juego, no ten¨ªamos nada nuevo que contar, no hab¨ªa crisis, y las elecciones las ganar¨ªamos luego sin problemas, era 2007... Pero fuimos: el resultado es conocido. El presidente respondi¨® bien casi dos horas... Pero la gente recuerda solo los siete segundos tontos de la fallida respuesta al precio del caf¨¦...¡±. El presidente equivoc¨® el precio, y el rid¨ªculo resumi¨® esas dos horas... Desde entonces, dice Arroyo, ¡°recomiendo a todo el mundo al que invitan a un plat¨® que se pregunte para qu¨¦ antes de aceptar¡±.
Ya en el plat¨®, dice, ¡°no creo que haya obligaciones espec¨ªficas de los periodistas. En todo caso, creo que la deontolog¨ªa de un periodista deber¨ªa estar guiada por la honestidad. Igual que la de un pol¨ªtico. Con eso avanzar¨ªamos en calidad democr¨¢tica¡±. ?Y con respecto a esta ¨²ltima entrevista? ¡°?l siempre ha despreciado a los medios como parte de un engranaje de espect¨¢culo del que ¨¦l reniega... Por eso la resistencia a dejarse preguntar... Cree que hace lo que debe y que lo ¨²nico que importa es salir de la crisis econ¨®mica. Lo dem¨¢s le parecen gilipolleces. Es uno de los l¨ªderes menos valorados del mundo, pero ¨¦l cree que en dos a?os todo eso ser¨¢n minucias cuando pueda decir que ya salimos¡±.
Julia Otero, que ahora ejerce en Onda Cero, ha entrevistado a todos los presidentes (auton¨®micos incluidos, menos a Aznar cuando era presidente)... Ella cree que un l¨ªder en el ejercicio del poder ¡°es el que recibe la ¨²ltima llamada¡± y por tanto ¡°ha de ser capaz de saber las claves del futuro¡±. As¨ª debe asumir la entrevista. Y el periodista ¡°ha de hacer las preguntas que los ciudadanos se hacen. Con la actitud adecuada, cr¨ªtica, para repreguntar y para poner en aprietos al pol¨ªtico¡±.
Cuando el liderazgo es mayor, el pol¨ªtico, seg¨²n Julia Otero, ¡°ser¨¢ m¨¢s libre ante el micr¨®fono, le har¨¢ menos caso a los asesores. Tendr¨¢ menos miedo a cometer un error dial¨¦ctico, a decir cosas que resulten impopulares... El l¨ªder seguro de s¨ª mismo no reh¨²ye las preguntas. El que se muestra inseguro dar¨ªa ¨®rdenes durante las entrevistas: usar¨¢ monos¨ªlabos para que vayas terminando un tema. Rajoy tiene algunos tics que indican que ¨¦l quiere que pases p¨¢gina¡±. Adem¨¢s, indica Otero, ¡°Rajoy ha conseguido diluirse en el Gobierno, no se impone como presidente sino que traslada sus responsabilidades como l¨ªder a los distintos ministros¡±.
Gloria Lomana: ¡°El presidente debe hablar claramente pues hay millones de ciudadanos ¨¢vidos por conocer... Deber¨ªan ver una entrevista como una oportunidad¡±.
Ahora domina la demoscopia, advierte Otero, ¡°el miedo a las redes sociales tensa al l¨ªder, y esto disminuye su liderazgo precisamente¡±. No piensa distinto Pepa Bueno, que dirigi¨® Los desayunos, entrevist¨® a todo el mundo y ahora hace lo propio en Hoy por hoy de la Ser. ¡°Un presidente ha de dar datos a la ciudadan¨ªa, explicar y argumentar, anticiparse al futuro... No se entiende un pol¨ªtico que no cuente su trabajo... Y un periodista ha de ir cargado de datos, para salir al paso, para ser irrebatible. El presidente no es tu amigo ni tu enemigo, ante ¨¦l has de mostrar una distancia profesional; no se trata de que seas incisivo para quedar bien con la profesi¨®n... A m¨ª me sorprendi¨® que el presidente fuera a su segunda entrevista sin estar dispuesto a explicar su acci¨®n de Gobierno. T¨¦cnicamente me pareci¨® un error de comunicaci¨®n¡±.
Como sus colegas, la protagonista per¨ªod¨ªstica de este ¨²ltimo caso de entrevista presidencial, Gloria Lomana, considera que la actitud de un l¨ªder ante un micr¨®fono ¡°es la de hablar claramente pues hay millones de ciudadanos ¨¢vidos por conocer... Deber¨ªan ver una entrevista como una oportunidad...¡±.
Ella cree que en el directo los pol¨ªticos son en general reticentes, por eso imponen sus normas, sus espacios, sus minutados... ¡°Los periodistas debemos reclamar que eso se acabe, porque es una falla democr¨¢tica¡±.
En este ¨²ltimo caso, ella tuvo la percepci¨®n de que Rajoy hu¨ªa de los titulares... El presidente y los pol¨ªticos en general ¡°tienen la tendencia a evadirse, a no cuantificar, a no adelantar planes... A Zapatero me cost¨® sudor sacarle la palabra ¡®crisis¡¯ que durante mucho tiempo no hab¨ªa pronunciado¡±. Ella hizo ¡°las preguntas que hab¨ªa que hacer. 40 preguntas en 40 minutos... La repregunta es una obligaci¨®n del periodista. Las hice. Ante el tema catal¨¢n se sab¨ªa de antemano que se cerrar¨ªa ante preguntas comprometidas. Mi obligaci¨®n era cercarle y repreguntarle, pero no te puedes encelar en un tema¡±.
Ella se fue con ¡°una buena sensaci¨®n desde el punto de vista televisivo¡±. ?Sinti¨® inc¨®modo al presidente? Por ejemplo, cuando sali¨® el asunto de la infanta Cristina. ¡°No, hizo la declaraci¨®n sobre su convicci¨®n de que la Infanta es inocente en el momento en que yo le empezaba a repreguntar¡±.
Lo cierto es que esa respuesta es la que ahora da la vuelta al menos a nuestro mundo. Parece obvio que no fue el presidente a la tele para decir eso. Pero s¨ª resulta pertinente la pregunta de Gabilondo: es evidente que no les abre el apetito. Entonces, ?por qu¨¦ fue Rajoy? ?Por qu¨¦ van los presidentes a la tele?
Otras formas de enfrentarse a las c¨¢maras
Las entrevistas a los mandatarios son diferentes en cada pa¨ªs. Los usos y costumbres democr¨¢ticos y period¨ªsticos han ido dibujando pr¨¢cticas distintas. En Reino Unido, por ejemplo, los pol¨ªticos, por supuesto, intentan a menudo eludir una respuesta directa a las preguntas m¨¢s inc¨®modas, recurriendo a generalidades o desvi¨¢ndose del tema en cuesti¨®n, pero ello forma parte de la liza con el entrevistador que seguir¨¢ incidiendo en el mismo asunto hasta conseguir su objetivo.
El escenario es el mismo cuando se trata de entrevistar al jefe de Gobierno, porque el p¨²blico no lo entender¨ªa de otro modo. La cultura pol¨ªtica y period¨ªstica del Reino Unido hace impensable un guion pactado de antemano que coarte al informador, que este se abstenga de formular cuestiones candentes y esenciales o que el propio primer ministro haga caso omiso de una pregunta. Durante una ya c¨¦lebre entrevista emitida por la BBC en 1997, el presentador Jeremy Paxman lleg¨® a repetir una docena de veces exactamente la misma pregunta al entonces ministro del Interior, el conservador Michael Howard, reticente a pronunciarse sobre la pol¨ªtica de prisiones. Probablemente, un episodio similar ante las c¨¢maras resultar¨ªa inconcebible si el interrogado fuera el inquilino de Downing Street, pero ello no significa que, ante una pregunta sin respuesta n¨ªtida, el periodista dejara de buscar nuevos ¨¢ngulos para volver a ponerla sobre la mesa.
Al otro lado del Atl¨¢ntico, la relaci¨®n de mutuo respeto entre la prensa y los presidentes de Estados Unidos ha garantizado a lo largo de la historia que estos ofrezcan amplias y frecuentes entrevistas a los medios. Desde citas en las grandes cadenas de televisi¨®n nacionales hasta en las radios locales, los norteamericanos tienen numerosas ocasiones de escuchar a los mandatarios. Estos, adem¨¢s, se dirigen a la naci¨®n a trav¨¦s de un mensaje radiof¨®nico una vez a la semana. Se espera que un presidente se ponga a disposici¨®n de los periodistas en ruedas de prensa que pueden tener una duraci¨®n de m¨¢s de una hora. La ¨²nica condici¨®n que se reserva el presidente es la de establecer el orden de preguntas y se da por hecho que los periodistas preguntar¨¢n aquello que el mandatario no siempre quiere contestar. La prensa norteamericana tambi¨¦n acostumbra a trabajar en reportajes o perfiles de los presidentes en los que pueden llegar a pasar semanas junto a los pol¨ªticos accediendo incluso al interior de la Casa Blanca ¡ªMichael Lewis, de Vanity Fair, sigui¨® a Obama durante seis meses¡ª recabando declaraciones de sus asesores y asistentes para completar la informaci¨®n.
En Francia, la relaci¨®n con la prensa parece cambiar en funci¨®n de qui¨¦n ocupe el El¨ªseo. Es costumbre que las entrevistas en televisi¨®n con el presidente de la Rep¨²blica sean poco agresivas, rozando la complacencia, y tienen la funci¨®n de permitir al jefe del Estado lanzar mensajes o anuncios pol¨ªticos en momentos puntuales. Esto fue as¨ª a menudo durante la etapa de Nicolas Sarkozy, cuando ese modelo adquiri¨® tintes de propaganda. Al llegar al cargo en mayo de 2012, Fran?ois Hollande se comprometi¨® a acabar con eso y, a cambio, dar cada seis meses una conferencia de prensa ¡°en terreno neutral¡± y sin l¨ªmite de preguntas. Su idea, dijo, era primar la transparencia, atender a todos los medios por igual, y poner un poco de orden en la comunicaci¨®n presidencial. Hasta ahora, Hollande ha dado dos entrevistas a la cadena p¨²blica France 2 y cuatro ruedas de prensa-r¨ªo, aunque solo una de estas se celebr¨® fuera de palacio. La ¨²ltima, el 14 de enero, reuni¨® a casi 600 periodistas, ¨¢vidos de aclaraciones sobre su romance con la actriz Julie Gayet.
Con informaci¨®n de Patricia Tubella (Londres), Miguel Mora (Francia) y Cristina F. Pereda (Washington).
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