¡°Todos hacemos cosas de las que no estamos orgullosos¡±

Tiene los ojos azules, la piel clara salpicada por pecas y la melena rubia y al aire. Luce unos pendientes coquetos, un vestido ce?ido y una rebequita azul desva¨ªdo. Nada parece indicar que la mujer que tenemos enfrente transport¨® desde Chicago (EE?UU) a Bruselas (B¨¦lgica) una maleta llena de fajos de billetes de un narcotraficante. Tampoco que pas¨® 13 meses en prisi¨®n. Y sin embargo... en 2004, Piper Kerman ingresaba voluntariamente en la c¨¢rcel de mujeres de Danbury, en Connecticut (EE?UU). Respond¨ªa as¨ª por una temporada de su vida, all¨¢ por 1993, cuando a los 23 a?os inici¨® una relaci¨®n con una mujer ¡°que me pareci¨® muy sofisticada¡±. Poco m¨¢s tarde descubri¨® que se dedicaba al tr¨¢fico de hero¨ªna. ¡°Yo sab¨ªa que lo sensato habr¨ªa sido salir corriendo en direcci¨®n contraria pero la segu¨ª¡±.

Un d¨ªa la mujer le dijo: ¡°Necesito que hagas algo por m¨ª¡±. Y Kerman obedeci¨®. ¡°Sent¨ª que no pod¨ªa negarme¡±, dice introduciendo la bolsita de t¨¦ en el agua hirviendo. ¡°Sobre todo por temor al narcotraficante para el que ella trabajaba, aunque nunca lo conoc¨ª¡±.

Durante la temporada que pas¨® en prisi¨®n, vivi¨® de todo. La amabilidad del resto de las presas ¡ª¡°nada m¨¢s entrar me ofrecieron champ¨², caf¨¦...¡±¡ª, la drogradicci¨®n de algunas de ellas, comparti¨® el sufrimiento que sent¨ªan por estar lejos de sus hijos peque?os... O el ingreso en la misma prisi¨®n de su exnovia. Historias que se le quedaron grabadas. ¡°Cuando las cosas se pon¨ªan feas, mi compa?era de litera, mi bunky, me dec¨ªa, ¡®cuando llegues a casa escribe sobre la vida aqu¨ª¡±.

Hija de profesores, Kerman se puso a escribir su historia al poco de ser libre. ¡°Mientras estuve presa intercambi¨¦ muchas cartas con mis amigos donde les explicaba muchas cosas. Una vez fuera les ped¨ª que me enviaran una copia. Con ese material y mis recuerdos me puse a escribir Orange is the new black¡±.

Kerman abri¨® su historia al resto del mundo y se prest¨®, por tanto, a ser juzgada por cada lector o cada persona que se pone ante ella. ¡°No me importa, he descubierto que todos hacemos cosas de las que no estamos orgullosos, aunque ese algo no sea ilegal¡±.

Cuando las cosas se pon¨ªan feas, mi compa?era de litera?me dec¨ªa: "cuando salgas, escribe sobre esto"

Mientras Kerman promocionaba el libro (que ahora publica en Espa?a la editorial Ariel), recibi¨® una llamada de Jenji Kohan, la directora de la exitosa serie Weeds (sobre una mujer que saca a su familia adelante vendiendo marihuana). Hoy es la consultora de la laureada serie hom¨®nima que en Espa?a emite Canal?+ (que en junio estrena la segunda temporada). Para ello tuvo que aceptar que una serie no es lo mismo que un libro. ¡°Intento no cuestionar demasiado el trabajo de los guionistas. El libro es muy realista y deja sitio para la introspecci¨®n. Una serie muy fiel probablemente habr¨ªa sido aburrida¡±. Eso s¨ª, no le pasa una a los guionistas cuando cree que no est¨¢n siendo fieles a la realidad de la vida dentro del centro penitenciario.

Desde que sali¨® de la c¨¢rcel, trabaja para ONG que ayudan a mejorar las condiciones de vida de las presas fuera y dentro de prisi¨®n. ¡°Les ayudamos a encontrar techo, a encontrar un empleo, salud... Hace poco hemos conseguido que 18 Estados hayan prohibido esposar a las presas durante el parto. ?Que por qu¨¦ se hac¨ªa? Pura crueldad¡±.

Y se lleva una lecci¨®n de vida: ¡°Haber compartido c¨¢rcel con mujeres que han abusado o abusan de las drogas me ha hecho entender mi propia responsabilidad hacia ellas¡±.