La endogamia enferma al campus
El sistema de selecci¨®n del profesorado universitario lastra la producci¨®n cient¨ªfica
Convocatoria de una plaza de catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Latina en la Universidad de C¨®rdoba, agosto de 2013. Perfil requerido: ¡°Especialista en el poeta Estacio¡±. A los cinco aspirantes que se presentaron a la plaza junto a Gabriel Laguna, profesor de Filolog¨ªa Latina del campus de C¨®rdoba cuya tesis es sobre ese poeta latino del siglo I, la convocatoria les son¨® un tanto ajustada al curr¨ªculum del profesor Laguna, el candidato local.
La Universidad de C¨®rdoba termin¨® por anularla, despu¨¦s de recibir sus cinco recursos. El campus reconoci¨® que estaba hecha a la medida de Laguna. ¡°Todo es un montaje contra m¨ª¡±, arguye hoy el docente, cuyo caso es peculiar porque ahora ¨¦l es acusado de participar en el ama?o de una plaza, pero en una ocasi¨®n anterior ¨¦l fue v¨ªctima de un caso similar. Una sentencia a su favor anul¨® en 2005 la adjudicaci¨®n de la plaza de Filolog¨ªa Latina de la Universidad de Ja¨¦n a la que hab¨ªa concursado, y que gan¨® la candidata de esa facultad. El motivo: la ¡°amistad manifiesta¡± de la profesora que gan¨® con el secretario del tribunal. El secretario hab¨ªa prologado los libros y dirigido la tesis de la candidata.
La historia del profesor Laguna, que no es ni mucho menos aislada, ejemplifica una enfermedad extendida y arraigada en la universidad espa?ola. Un mal que est¨¢ lastrando la producci¨®n cient¨ªfica de los campus y de los centros p¨²blicos de investigaci¨®n. Se llama endogamia, y consiste en que la mayor¨ªa de los aspirantes locales ¡ªde la misma universidad donde se convoca el concurso¡ª ganan las plazas de docente o investigador, muchas veces dise?adas a la medida de sus curr¨ªculos. El pasado 3 de marzo, otra sentencia anulando la concesi¨®n de una plaza de catedr¨¢tico en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla hizo aflorar de nuevo el problema. Un mal que preocupa a muchos. ¡°Como no se ataje radicalmente va a condenarnos para siempre a ser un pa¨ªs mediocre con una ciencia de segundas¡±, lamenta el Premio Nacional de Investigaci¨®n Jordi Bascompte.
En el 96% de los casos el profesor que gan¨® una plaza ya trabajaba en la universidad donde se coloc¨® de forma indefinida. La cifra, rotunda, la publicaron en un estudio del a?o 2006 los investigadores del Instituto de Pol¨ªticas y Bienes P¨²blicos del CSIC Luis Sanz-Men¨¦ndez y Laura Cruz-Castro. ¡°Antes, cuando el sistema crec¨ªa, el problema era grave pero no grav¨ªsimo¡±, afirma Sanz-Men¨¦ndez. ¡°Ahora se ha incrementado, porque como solo se repone el 10% de las plazas, los m¨¢s m¨®viles son los que se est¨¢n marchando¡±, se lamenta.
¡°Mi pecado: querer una plaza ya dada¡±
¡°Pensaba que con tu esfuerzo pod¨ªas conseguir tus metas. Estaba totalmente equivocado. Fui un rom¨¢ntico y cre¨ª en el sistema¡±. Las palabras del doctor en Historia David Garrido encierran rabia, coraje y desilusi¨®n. Hace m¨¢s de una d¨¦cada, Garrido se present¨® a la convocatoria de una plaza de profesor del ¨¢rea de Ciencia y T¨¦cnica Historiogr¨¢fica de la Universidad de Alicante. ¡°Mi primer pecado fue presentarme a una plaza que estaba ya dada¡±, afirma. Tras serle asignado el puesto a Ver¨®nica Mateo Ripoll, quien durante dos a?os trabaj¨® como ayudante de esta universidad, Garrido acudi¨® a los tribunales para impugnar la decisi¨®n. ¡°Mi segundo fue rebelarme¡±, dice.
En una primera sentencia, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) reconoci¨® que la candidata local no reun¨ªa los requisitos exigidos para participar en la convocatoria. Seg¨²n el auto y atendiendo a la Ley Org¨¢nica de Reforma Universitaria de 1983, Ripoll no pod¨ªa presentarse al haber trabajado durante m¨¢s de dos a?os en esta universidad y no haber acreditado previamente que durante ese periodo tambi¨¦n colabor¨® en otro centro, como as¨ª fue.
En la sentencia ¡ªconfirmada por el Supremo en 2010¡ª, el TSJCV reconoce tambi¨¦n el derecho de Garrido de ser evaluado otra vez. ¡°El nuevo examen fue una pantomima. Entre las razones para no darme la plaza, la comisi¨®n asegur¨® que sab¨ªa demasiado¡±, sostiene. Tras recurrir este resultado, en diciembre, el TSJCV le dio la raz¨®n e inst¨® a la Universidad a conformar un nuevo equipo que le eval¨²e. Seg¨²n la instituci¨®n, se est¨¢ a la espera de componer la comisi¨®n para que se vuelva a celebrar la oposici¨®n. ¡°Mi pregunta es si esta vez me evaluar¨¢n objetivamente. No creo¡±, afirma Garrido.
Los investigadores del CSIC acaban de terminar un nuevo estudio en el que han analizado las carreras de 1.300 profesores universitarios que lograron la plaza entre 1997 y 2001. Tras hacer un seguimiento de su productividad cient¨ªfica (antes y despu¨¦s del doctorado) por un periodo de, al menos, entre cinco y siete a?os desde que obtuvieron la plaza, concluyen: ¡°La productividad media de los docentes o investigadores endog¨¢micos decae a medio plazo de forma muy significativa¡±, explica Sanz-Men¨¦ndez. Y lo hace, indica, ¡°por debajo de los niveles de los otros dos grupos que clasificamos: los no endog¨¢micos o m¨®viles y los que vuelven a su universidad tras estar fuera algunos a?os¡±. En sentido contrario, los m¨®viles son el grupo de mayor productividad. ¡°Las universidades con mayor personal local tienden a ser menos productivas¡±, a?ade el investigador del CSIC.
El que no se mueve produce menos. ?Por qu¨¦? ¡°Un buen investigador es aquel que, como los insectos, pasa por muchos estados larvarios¡±, explica Bascompte, que es, adem¨¢s, uno de los dos espa?oles que integran el comit¨¦ editorial de la revista Science. ¡°Si te mueves y te expones a diferentes formas de pensar la ciencia, entonces saltas a diferentes estados¡±. ?l, que tras el doctorado en Biolog¨ªa se march¨® a EE UU, reclama: ¡°Necesitamos gente que se haya entrenado en distintos sitios, que haya visto distintas culturas cient¨ªficas¡±. El presidente de la Federaci¨®n de Catedr¨¢ticos, Miguel ?ngel Esteso, habla de ¡°abrir las puertas¡±. ¡°La endogamia atenta contra el principio fundamental de la Universidad, en lugar de universalizarla la estamos convirtiendo en local¡±.
Y en la universidad espa?ola hay un claro problema de productividad cient¨ªfica. Lo puso en evidencia el a?o pasado el informe de sabios para la reforma universitaria encargado por el ministro Jos¨¦ Ignacio Wert. ¡°M¨¢s de la mitad (el 57,6%) del personal docente e investigador tiene una actividad investigadora nula o casi inexistente¡±, escribieron negro sobre blanco los nueve expertos presididos por la catedr¨¢tica de Bioqu¨ªmica y Biolog¨ªa Molecular de la Universidad Complutense de Madrid Mar¨ªa Teresa Miras-Portugal. El dato est¨¢ formulado a tenor de los sexenios (retribuciones complementarias que reconocen la investigaci¨®n) que tiene el profesorado funcionario en las universidades espa?olas (51.101 en total, con datos de 2012). El 37,6% de los docentes no tienen ning¨²n sexenio, el 20% posee solo uno y el 18,4% tiene dos reconocidos. Solo el 3,7% tiene cinco sexenios reconocidos (el 1,4% seis, el m¨¢ximo posible). ¡°Es evidente que el panorama de la investigaci¨®n en las universidades espa?olas es manifiestamente mejorable¡±, concluyen los sabios que, por si acaso, recuerdan que la Ley Org¨¢nica de Universidades establece que ¡°la investigaci¨®n es un derecho y un deber del personal docente e investigador de las universidades¡±.
El catedr¨¢tico de Derecho Administrativo Javier Barn¨¦s es quien ha conseguido que el Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa haya anulado recientemente la plaza de su especialidad en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, que hab¨ªa sido otorgada al candidato local Eduardo Gamero. El tribunal argumenta que ¡°no queda suficientemente motivada la raz¨®n de establecer un perfil tan ajustado (la plaza requer¨ªa ser especialista en Derecho del Deporte) que favorece a determinados candidatos, entre ellos el local, y que no garantiza los principios de igualdad, m¨¦rito y capacidad¡±. Barn¨¦s se congratula de la decisi¨®n: ¡°Los jueces est¨¢n haciendo bien sus deberes. Ahora le toca a la Ley de Universidades, que no ha tomado medidas para evitar graves situaciones de conflicto de intereses¡±.
La clave es el sistema. ¡°No asegura la calidad¡±, dice, tajante, uno de los integrantes de la comisi¨®n de sabios para la reforma universitaria, Rafael Puyol, rector honorario de la Universidad Complutense. El informe de la comisi¨®n de expertos es un serio varapalo al proceso vigente por el que los profesores e investigadores adquieren una plaza en Espa?a. ¡°No siempre selecciona a los mejores¡±, sostiene Pujol. ?C¨®mo es el sistema? La Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n (ANECA) acredita los m¨¦ritos del docente, y este concursa luego por la plaza que convoca la universidad. La adjudicaci¨®n la decide una comisi¨®n formada por los miembros que determinen los estatutos de cada universidad, con ¡°la necesaria aptitud docente y cient¨ªfica¡±.
Los docentes de EE UU y Reino Unido deben captar fondos
Ninguna universidad espa?ola est¨¢ entre las 200 mejores del mundo, seg¨²n la prestigiosa clasificaci¨®n de la Universidad Jiao Tong de Shangh¨¢i. El ranking est¨¢ liderado por las instituciones anglosajonas, sobre todo las de Estados Unidos, con Harvard a la cabeza y Stanford en el segundo puesto.
?C¨®mo eligen a sus profesores? En Estados Unidos el sistema es estricto y abierto al mundo, y tambi¨¦n tiene en cuenta la capacidad de los candidatos para atraer donaciones privadas. Las universidades eligen a los profesores con mejor historial de publicaci¨®n en revistas especializadas, con mejor curr¨ªculum de investigador ¡ªsi esa es la principal actividad del centro¡ª y con mayor experiencia en actividades relacionadas con su departamento. Investigadores, asistentes o instructores que quieran acceder a un puesto fijo, conocido como tenure, deben, adem¨¢s, aceptar un periodo de prueba de hasta siete a?os al final del cual lograr¨¢n el contrato de permanencia o ser¨¢n despedidos. Seg¨²n datos de 2009, el n¨²mero de profesores con plaza fija ha descendido dr¨¢sticamente en las ¨²ltimas d¨¦cadas y supone el 33,5% de los empleados.
En Reino Unido, la selecci¨®n de profesorado e investigadores en sus prestigiosas universidades se basa en el curr¨ªculo, en los trabajos publicados y en una entrevista personal, al igual que en Espa?a, pero la gran diferencia es que en las universidades brit¨¢nicas la antig¨¹edad en el centro universitario no punt¨²a ¡°o incluso te puede perjudicar¡±, explican las doctoras Sonia Contera y Sonia Trigueros, codirectoras del Instituto de Nanociencia para la Medicina de Oxford. En cambio, lo que s¨ª cuenta mucho es la experiencia que se haya demostrado en captar inversi¨®n para la investigaci¨®n y la influencia que esas investigaciones han tenido en el pasado.
Hasta el 41% del personal acad¨¦mico de Oxford, por ejemplo, procede de fuera de Reino Unido. Eso s¨ª, en el mundo de la empresa, la presencia de brit¨¢nicos es la norma. De entre los 1.450 fellows de la Royal Society, considerados los cient¨ªficos m¨¢s eminentes de Reino Unido, solo unos 140 son extranjeros. Y, por cierto, apenas el 5% son mujeres.
Pero al final, dicen los sabios, ¡°como las comisiones de las universidades que seleccionan entre los acreditados resultan pr¨¢cticamente superfluas, toda selecci¨®n real, recae, exclusivamente, sobre la ANECA¡±. Y el baremo que usa la ANECA para valorar los m¨¦ritos de los docentes es ¡°notoriamente inadecuado¡±, dicen. El ejemplo que ponen es llamativo. La agencia punt¨²a con 55 puntos la investigaci¨®n (el m¨¢ximo hasta para un Nobel), 35 por actividad docente y profesional y 10 por gesti¨®n, administraci¨®n y otros m¨¦ritos. As¨ª, un Nobel que haya dado pocas clases y que no sea proclive a la gesti¨®n podr¨ªa no llegar a los 80 puntos necesarios para su acreditaci¨®n como catedr¨¢tico. Dicen los expertos: ¡°Incluso el Einstein de 34 a?os que en 1913 acept¨® su c¨¢tedra berlinesa habr¨ªa tenido dificultades si se le hubiera juzgado con el baremo de la ANECA. Acept¨® la c¨¢tedra con la condici¨®n de no tener obligaciones docentes¡±.
En sus conclusiones, el comit¨¦ de expertos recomienda que se impida cualquier contrataci¨®n por una universidad de un doctor propio, salvo que haya estado en el exterior por un periodo no inferior a tres a?os. Y abogan por la ¡°desfuncionarizaci¨®n¡± de la universidad, un aspecto pol¨¦mico que motiv¨® dos votos particulares. ¡°Deber¨ªa aumentar el porcentaje de personal contratado en los campus¡±, afirma Puyol. Por ley, los no funcionarios pueden llegar al 49%, y la cifra actual est¨¢ en torno a ese porcentaje: hay 8.500 doctores con contrato indefinido y 42.200 docentes e investigadores con un contrato de duraci¨®n determinada.
Otras voces insisten, sobre todo, en que la rigidez del sistema impide retener el talento. ¡°Yo no voy a descubrir la p¨®lvora, hay gente a la que deber¨ªan pagar cinco veces m¨¢s que a m¨ª¡±, dice Fernando Hiraldo, investigador del CSIC y exdirector de la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana. ¡°Los grandes descubrimientos los hace una parte muy peque?a de la comunidad cient¨ªfica, hay que lograr que el talento excepcional se sienta mimado¡±, argumenta. De la misma forma, indica Hiraldo, una financiaci¨®n que premiara a los departamentos con mayor producci¨®n ayudar¨ªa a introducir incentivos en el sistema.
No a todos disgusta. Molesta menos, fundamentalmente, a quienes tienen una responsabilidad en la direcci¨®n y gesti¨®n de las universidades, donde se percibe cierta resistencia a los cambios. ¡°Es perfectamente comprensible que ante dos candidatos con el mismo perfil el departamento se quede con el que ya estaba porque sabe c¨®mo trabaja. Eso pasa en la empresa privada y no se ve mal¡±, razona Manuel Jos¨¦ L¨®pez, presidente de la Conferencia de Rectores (CRUE). ¡°El problema es que no existe un incentivo salarial o mejores medios para que alguien se cambie de una facultad a otra. Porque, adem¨¢s, te atan v¨ªnculos personales con la ciudad en la que est¨¢s¡±, prosigue. Vicent Climent, presidente de la conferencia de rectores de las universidades p¨²blicas valencianas, incide en la misma l¨ªnea: ¡°Los conflictos por casos de endogamia con denuncias o reclamaciones son m¨ªnimos, no m¨¢s de un 2% de las convocatorias¡±, apunta. ¡°El sistema de acreditaci¨®n por la ANECA fue un gran avance para valorar los m¨¦ritos de los candidatos. Se respeta la continuidad de los equipos de investigaci¨®n, pero tambi¨¦n se les exige que tengan un curr¨ªculo competitivo para promocionar¡±, sostiene.
Algunas iniciativas, m¨¢s bien aisladas, han tratado de poner coto al localismo. En la Universidad Carlos III, la Pompeu Fabra, la Aut¨®noma de Barcelona y la Universidad de Alicante, algunos departamentos han adoptado la pol¨ªtica antiendog¨¢mica de no contratar a sus propios doctores salvo que hayan sido contratados al menos durante un periodo de tres a?os por otra universidad. Catalu?a, por su parte, cuenta con el Plan Serra Hunter, para contratar docentes de alta cualificaci¨®n. Este a?o se incorporar¨¢n 75 profesores con una ¡°trayectoria acad¨¦mica contrastada, excelente trayectoria investigadora, con capacidad de liderazgo y que, preferentemente, acrediten experiencia internacional a nivel doctoral o postdoctoral¡±, seg¨²n la convocatoria, de car¨¢cter internacional, publicada hace unas semanas. El programa contempla contratar unos 500 docentes hasta 2020.
El Gobierno, mientras tanto, no mueve ficha. El informe de los sabios ha cumplido un a?o y no ha tenido ninguna traslaci¨®n normativa. El Ministerio de Educaci¨®n rechaz¨® responder a las preguntas de EL PA?S sobre este asunto, y declin¨® tambi¨¦n que alg¨²n responsable de la ANECA atendiera a este peri¨®dico.
Con informaci¨®n de Elisa Sili¨®, Ivanna Vallesp¨ªn y Juanma J¨¢tiva.
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