La carrera de Pek¨ªn a Madrid
Uno de cada cinco alumnos del grado en Comercio de la Complutense es chino Es el preferido de los universitarios que llegan del pa¨ªs asi¨¢tico, que se han multiplicado por 10 en una d¨¦cada
?scar ¡ªno hay un chino sin nombre en castellano¡ª vino a Espa?a a estudiar Comercio hace tres a?os. Cuando enumera los motivos que le llevaron a hacerlo el primero es el f¨²tbol. ¡°Soy madridista¡±, aclara. Para demostrarlo manda por WhatsApp una autofoto con Cristiano Ronaldo. Se define como ¡°un profesional del yoy¨®¡± que disfruta en El Corte Ingl¨¦s y tocado el saxof¨®n. Pero detr¨¢s de esa imagen hay un buen estudiante que cuenta con el cari?o de sus compa?eros espa?oles. ¡°Es el m¨¢s enrollado¡±, dicen de ¨¦l. Tuvo que aprender a marchas forzadas espa?ol en Valladolid, donde no ten¨ªa muchos compatriotas. Eso fue una gran ventaja. Ahora se rodea de otros chinos y no progresa tanto. En la facultad de Comercio y Turismo de la Universidad Complutense hay 320 alumnos chinos, de un total 2.800. Casi todos se concentran en el grado de Comercio, donde representan un 20% del total. Una cifra asombrosa pero lejana al 80% del m¨¢ster Investigaci¨®n en Periodismo. La china es ya la comunidad extranjera no comunitaria m¨¢s grande en la Universidad.
Son tantos que los carteles en la cafeter¨ªa est¨¢n en mandar¨ªn. En clase, estos alumnos, la mayor¨ªa producto de la pol¨ªtica de hijo ¨²nico, siempre se sientan juntos en el mismo banco de primera fila para ayudarse y entender entre todos lo m¨¢ximo posible. El problema es que a veces comprenden el vocabulario, pero no el concepto de la frase entera. Los hay pudientes ¡ªcon intenci¨®n de abrir una agencia de viaje en el barrio Salamanca, por ejemplo¡ª y tambi¨¦n humildes que lloran por no poder permitirse pagar por tripitir una asignatura. Hijos de empresarios, visten modernos y deportivos, suelen tener lo ¨²ltimo en tecnolog¨ªa. Algunos no se separan de sus port¨¢tiles, que despliegan en un aula anclada en los a?os setenta y, si van solos, tienden a aislarse con m¨²sica.
Son tantos que los carteles en la cafeter¨ªa est¨¢n en mandar¨ªn
Las chicas, extremadamente t¨ªmidas, se azoran cuando la periodista se les acerca. Aunque Flora y Felipe no responden a este perfil asustadizo. Hablan de corrido y sin dejar de sonre¨ªr. Vienen de provincias alejadas de Pek¨ªn hasta hace poco no hab¨ªa academias de castellano. ¡°Hay m¨¢s extranjeros en nuestra clase que espa?oles. De Francia, Ucrania, Sudam¨¦rica...¡±, relatan.
A trancas y barrancas ambos van sacando asignaturas, pero otros sin apenas nivel de espa?ol est¨¢n muy perdidos. ¡°Vienen a verme porque suspenden y yo le digo: ¡®No vais a aprobar nunca si no entend¨¦is las preguntas. ?Echaos un novio espa?ol¡±, relata Ana Rosado, que ense?a Comercio Internacional. ¡°Quieren aprender patrones de la econom¨ªa occidental para adaptarlos a China. Poder pasar de resolver un contrato con un apret¨®n de manos, a hacerlo con un papel y una firma. En unos a?os tendr¨¢n sus propios formadores y no necesitar¨¢n salir por este motivo, pero les seguir¨¢ interesando el idioma¡±, sostiene.
Pese a tener una media de 9 sobre 10 en China muchos tiran la toalla. En el examen de la materia Derecho Civil de septiembre estaban convocados 65 alumnos, 28 de ellos chinos. Se presentaron diez y aprobaron tres, seg¨²n las listas colgadas. Para ellos es un trampol¨ªn tambi¨¦n para hacer negocios en Latinoam¨¦rica. En Espa?a, los estudiantes chinos han pasado en una d¨¦cada de ser 500 a 5.722, fruto del esfuerzo de casi todos los rectores y los ¨²ltimos tres ministros, que han peregrinado a China para vender las excelencias acad¨¦micas. ¡°El espa?ol pronto ser¨¢ el segundo idioma que se estudian en China. Por delante del japon¨¦s o el ruso¡±, explica Inmaculada Gonz¨¢lez Puy, directora del Instituto Cervantes de Pek¨ªn. Ella lleg¨® all¨ª hace 30 a?os cuando no era posible aprender chino en Espa?a y no tiene visos de volverse. Est¨¢ ¡°enamorada¡± de su cultura milenaria. El 80% de sus 4.000 alumnos planea estudiar en Espa?a.
Les digo: "No vais a aprobar nunca si no entend¨¦is las preguntas. ?Echaos un novio espa?ol¡±
Los intentos de fomentar la integraci¨®n no suelen funcionar. ¡°Se a¨ªslan. En primero nos obligaban m¨¢s a trabajar en grupo con ellos¡±, cuentan los espa?oles Mario, Marcos y ?lvaro y el alem¨¢n Bj?rn mientras comen. Se tratan con el popular ?scar y hablan de ¡°la china¡±, una chica biling¨¹e, como si no hubiese m¨¢s entre un centenar de mujeres. ¡°Yo el trimestre pasado tuve que hacer un trabajo con dos chinos y escrib¨ª las 100 p¨¢ginas solo porque son incapaces de redactar¡±, cuenta uno entre resignado y divertido. ¡°Lo normal es que uno hable espa?ol y el resto no¡±. Por eso la profesora Rosado mont¨® en 2011 el programa Buddy (colega), que pone en contacto a 50 parejas de toda la Complutense. Se ense?an su idioma nativo y se ayudan. Muchos terminan amigos.
Los alumnos espa?oles de la cafeter¨ªa no creen que la presencia de los orientales retrase al resto de la clase. Otros creen, en cambio, que pasa factura. ¡°No puedes cubrir matr¨ªculas a costa de bajar la calidad, porque un t¨ªtulo de la Complutense en Latinoam¨¦rica tiene prestigio¡±, conf¨ªa una docente de este campus. ¡°Est¨¢n m¨¢s pendientes de sus maquinitas que de atender¡±, asegura un profesor de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) que lleg¨® a tener un 50% de alumnos de este pa¨ªs en un m¨¢ster de Humanidades.
El pasado oto?o, en la Feria de la Educaci¨®n de Pek¨ªn el ministro Jos¨¦ Ignacio Wert reconoci¨® el problema idiom¨¢tico y prometi¨® estrategias para solventarlo. A Inmaculada Delgado, directora del Centro Complutense para la Ense?anza del Espa?ol, le gusta dividir al colectivo en dos. ¡°Garantizo que quien sigue nuestro programa de 800 horas de espa?ol logra un 100% de ¨¦xito en el grado. Tenemos un alumno chino n¨²mero uno en Matem¨¢ticas, otro en Qu¨ªmica... Lo que pasa es que hay chinos muy osados que se quieren comer el mundo sin saber¡±.
En el m¨¢ster Investigaci¨®n en Periodismo 67 de sus 90 alumnos son chinos
?Y por qu¨¦ vienen tantos? En 2007 se firm¨® un acuerdo de reconocimiento de t¨ªtulos y diplomas, incluida la Selectividad china (Gaokao). Y, adem¨¢s, si certifican en el Cervantes un nivel A2 de castellano (el segundo m¨¢s bajo de seis) en la oficina consular no les piden ning¨²n papel acreditativo m¨¢s. La directora del instituto de Pek¨ªn est¨¢ segura de que a la larga se exigir¨¢ m¨¢s nivel, ¡°porque no discriminar va en contra de las universidades¡±. Los hay cr¨ªticos. ¡°Lo que se produce es una b¨²squeda desesperada de financiaci¨®n despu¨¦s de los recortes en nuestros presupuestos¡±, razona el docente de la URJC, que concentra 666 alumnos chinos. Esta universidad, con 11 convenios bilaterales, tiene un campus en Fuenlabrada, donde est¨¢ el mayor pol¨ªgono chino de Espa?a, as¨ª que parte del alumnado es biling¨¹e.
El m¨¢ster Investigaci¨®n en Periodismo, con 67 de sus 90 alumnos chinos, cumple este patr¨®n econ¨®mico. ¡°Cuando hace dos cursos subieron las tasas de 1.700 a 4.000 euros se fueron los europeos y los latinoamericanos, y parte de los espa?oles¡±, cuenta Mar¨ªa Jes¨²s Casals, su directora, contenta de la experiencia porque ¡°tienen un compromiso muy grande con sus familias o su Gobierno¡±. Disfruta dando clase de Ret¨®rica: ¡°Es parte de su cultura. Aprendemos mucho cuando hablan de sus fil¨®sofos¡±.
Alcal¨¢ de Henares (504 alumnos) y Pontificia de Salamanca (104) han abierto oficina comercial. Granada, con 105, tambi¨¦n despunta. En pocos a?os 600 millones de chinos ser¨¢n clase media. El negocio no ha hecho m¨¢s que empezar.
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