¡°Da igual de d¨®nde vengas, puedes competir con los mejores¡±
Esta ingeniera se educ¨® en un colegio que aupaba el talento de los pobres
Algunos dir¨¢n que tuvo suerte. Y s¨ª, la tuvo. Una mano inocente sac¨® el papel que pon¨ªa su nombre entre los cientos de ni?os que aspiraban a entrar en el colegio San Joaqu¨ªn, de la Fundaci¨®n Astoreca, en la comuna de Renca, pr¨®xima a Santiago de Chile. Ese fue el momento que marc¨® la diferencia en la vida de Daniela Rebolledo, que por aquel entonces contaba cinco a?os. Todo lo que vino despu¨¦s ¡ªdelegada de clase, jugadora del equipo nacional de balonmano y licenciada en Ingenier¨ªa Civil Industrial¡ª fue m¨¦rito suyo.
Pero todo esto puede parecer menos si no se tiene en cuenta el contexto en el que creci¨®. ¡°Mi mam¨¢ biol¨®gica se qued¨® embarazada con 14 a?os. Era imposible que me criara, as¨ª que me dej¨® con mi mami [una t¨ªa abuela] que ten¨ªa 60 a?os y con mi tata, que muri¨® cuando yo ten¨ªa dos a?os¡±. Se quedaron solas. Sin m¨¢s recursos que una pensi¨®n de jubilaci¨®n de 70.000 pesos al mes (unos 90 euros). ¡°Mi mami vend¨ªa ensaladas por las casas del barrio para ir juntando monedas y cubrir as¨ª las necesidades b¨¢sicas¡±, relata Rebolledo. Su amplia sonrisa choca frontalmente con el drama que relatan sus palabras. ¡°Ella es as¨ª¡±, explica Ximena Torres, directora acad¨¦mica de la Fundaci¨®n Astoreca y antigua profesora de ¡°la Dani¡±, como la llama cari?osamente despu¨¦s de m¨¢s de 20 a?os de relaci¨®n. Y contin¨²a: ¡°Tiene esa facilidad para querer y ser querendona, de sonre¨ªr y ser siempre positiva¡±. ¡°Ya pare, que me sonrojo y me pongo a llorar aqu¨ª mismo¡±, interrumpe la aludida. Ambas r¨ªen. Se nota su complicidad. ¡°Esta ni?ita es el esp¨ªritu del San Joaqu¨ªn¡±, resume la responsable de que Rebolledo aprendiera a leer y a escribir.
¡°En los dem¨¢s colegios de zonas con escasos recursos te ense?an a conformarte. Si uno sali¨® pobre pues mira¡ es lo que hay. ?Qu¨¦ va a hacer un joven que crece con esa mentalidad cuando salga del colegio? Obviamente no tiene nada que hacer contra los alumnos de centros privados que ya se saben buenos. En el San Joaqu¨ªn te ense?an que t¨² tambi¨¦n vales. Qu¨¦ t¨², independientemente de d¨®nde vengas, puedes competir con los mejores¡±. Su discurso va subiendo en intensidad conforme habla. ¡°Hice amigos en la universidad que viv¨ªan en una casa de tres pisos, con ascensor, en un barrio superlujoso, pero al final eso daba igual. Todos nos quemamos las cejas con el mismo libro. Y ahora optamos a los mismos trabajos¡±.
¡°Para m¨ª, la educaci¨®n no es un objetivo, es una herramienta. Una llave que abre puertas¡±, opina. ¡°Mi sue?o era ser ingeniera¡±. Y hoy, a sus 24 a?os, se ha convertido en la primera becada por la Fundaci¨®n Agbar en graduarse. ¡°Sin ese dinero no habr¨ªa podido estudiar. La universidad es muy cara en Chile. Doy gracias por no estar ligada a ninguna casa comercial. Mi sueldo es para m¨ª¡±, afirma con orgullo. Rebolledo empez¨® a trabajar en Aguas Andinas ¡ªfilial de la empresa Agbar en Chile¡ª a principios de este a?o, 20 d¨ªas antes de graduarse. ¡°Estoy haciendo lo que me gusta. Lo que he elegido¡±, dice. ¡°Pero otros ni?os de mi barrio no tuvieron esa oportunidad. Y eso tiene que cambiar. Tenemos que construir m¨¢s centros como los de Astoreca que apuesten por una educaci¨®n de calidad para todos. No solo para los ricos¡±.
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