Cuando no es posible planificar la maternidad
Unos 222 millones de mujeres no tienen acceso a educaci¨®n sexual ni anticonceptivos La mayor¨ªa vive en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo En la UE las barreras son los anticonceptivos y la educaci¨®n sexual
Hace 40 a?os, la ¨²nica manera que muchas mujeres ten¨ªan para prevenir un embarazo no deseado era mantener al hombre bien lejos. ¡°Eso era lo que dec¨ªan mi abuela, y luego mi madre. El m¨¦todo para controlar el tama?o de la familia era evitar el contacto con el marido...¡±, recuerda Jenny Tonge. La brit¨¢nica, m¨¦dico especialista en planificaci¨®n familiar primero y baronesa y parlamentaria en la C¨¢mara de los Lores, despu¨¦s, creci¨® en una sociedad en la que solo las mujeres casadas pod¨ªan recibir informaci¨®n sobre anticonceptivos. ¡°En los a?os sesenta, si no ten¨ªas anillo no hab¨ªa nada que hacer, pero a¨²n llev¨¢ndolo no todas sab¨ªan que ten¨ªan esa posibilidad¡±, abunda. En Espa?a, la contracepci¨®n estaba prohibida para todos. Hombres y mujeres; casadas y solteras. Vender, publicitar o informar sobre preservativos o acerca de las antibaby(como se conoc¨ªa popularmente a la p¨ªldora, introducida en Europa en 1961) estaba penado con arresto y con hasta 200.000 pesetas de multa (1.200 euros).
A¨²n as¨ª, algunos colectivos de mujeres daban informaci¨®n sobre planificaci¨®n familiar, y los anticonceptivos se consegu¨ªan; eso s¨ª, de estraperlo o, en el caso de la p¨ªldora, como tratamiento m¨¦dico para ¡°regular el ciclo menstrual¡±. Esas pr¨¢cticas ilegales desencadenaron alg¨²n susto, sobre todo en forma de redada. Pero tambi¨¦n alguna condena, como la impuesta en 1977 a un hombre por vender preservativos en el Rastro madrile?o; algo que supon¨ªa, seg¨²n dijo la sentencia, una ¡°vocaci¨®n al vicio¡± y una ¡°ofensa de la moral colectiva¡±. Sin embargo, la mayor¨ªa de los procesos judiciales quedaban en nada, como la acusaci¨®n contra EL PA?S por ¡°propaganda anticonceptiva¡± por publicar un art¨ªculo cient¨ªfico sobre m¨¦todos de planificaci¨®n familiar. Un delito por el que la Fiscal¨ªa ped¨ªa para su director, en aquel momento Juan Luis Cebri¨¢n, dos meses de arresto y una multa de 50.000 pesetas (300 euros).
El uso de ¡°procedimientos para evitar la procreaci¨®n¡± no se despenaliz¨® hasta 1978 en Espa?a. Se autoriz¨® entonces la venta de condones y de la p¨ªldora anticonceptiva (con receta m¨¦dica, como ahora); un m¨¦todo que hoy, con m¨¢s de 16,5 millones de envases dispensados al a?o en las farmacias ¡ªdatos proporcionados por IMS-Health, la consultora de referencia en el sector¡ª, se ha convertido en el segundo m¨¦todo anticonceptivo m¨¢s utilizado, despu¨¦s del preservativo ¡ªunos 60 millones de cajas entre los que se venden en las farmacias y en otros establecimientos de libre servicios, seg¨²n las cifras facilitadas por Nielsen¡ª.
Como en Espa?a, paso a paso el panorama mundial ha cambiado: la sexualidad se ha separado de la reproducci¨®n. Al menos en la teor¨ªa. Porque, todav¨ªa hoy, la receta de abstinencia que aplicaba la abuela de Tonge u otros m¨¦todos ineficaces, como el ogino o la marcha atr¨¢s, son la ¨²nica opci¨®n para 222 millones de mujeres que no desean quedarse encinta y no pueden acceder a una contracepci¨®n moderna; es decir preservativos o, sobre todo (para prevenir el embarazo) anticonceptivos hormonales ¡ªp¨ªldoras, implantes, parches¡ª o dispositivos intrauterinos, m¨¦todos que permiten que ellas no dependan de que su pareja acepte o no ponerse la goma.
La mayor¨ªa de esas mujeres vive en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, como radiograf¨ªa un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Poblaci¨®n y Desarrollo (UNFPA). Lugares donde el poder decidir cu¨¢ndo tener hijos y cu¨¢ntos se engendran puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte para ellas ¡ªpor los problemas en el parto, la f¨ªstula obst¨¦trica o las complicaciones del embarazo adolescente¡ª y para sus hijos.
Tambi¨¦n en la Uni¨®n Europea, 25 a?os despu¨¦s de que el ¨²ltimo Estado miembro ¡ªRuman¨ªa¡ª legalizase los anticonceptivos, quedan barreras que derribar para acceder a ellos, y a la informaci¨®n de c¨®mo utilizarlos. En Espa?a, un 62% de las mujeres en edad f¨¦rtil ¡ªo sus parejas sexuales¡ª emplean m¨¦todos modernos para evitar el embarazo; frente al 82% de las noruegas o el 76% de las suecas. A mitad de camino, las guatemaltecas (un 34%) y, en el otro lado de la balanza, las mujeres de Sierra Leona, pa¨ªs r¨¦cord de mortalidad maternoinfantil, donde menos de un 8% de las mujeres usa anticonceptivos, seg¨²n los datos de UNFPA, que estos d¨ªas, junto al Foro Europeo de Poblaci¨®n y Desarrollo (EPF) y parlamentarios de 134 pa¨ªses, ha pasado revista a los objetivos de desarrollo y salud sexual y reproductiva fijados en la Convenci¨®n de El Cairo en 1994.
Una inversi¨®n que compensa
Que una mujer pueda decidir tener hijos y cu¨¢ndo reduce la mortalidad materna e infantil, disminuye los embarazos no planificados y los abortos. Un an¨¢lisis de la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates, muy enfocada en la planificaci¨®n familiar, indica adem¨¢s que por cada euro que se invierte en este campo los Gobiernos pueden ahorrar hasta seis.
Entidades internacionales como la UNFPA se centran ahora en buscar mecanismos para eliminar las barreras que frenan el uso de anticonceptivos. Para ello ha puesto en marcha la campa?a Condomize! para fomentar el uso del preservativo.
Otras fundaciones como la de los Gates investigan nuevos m¨¦todos: implantes, inyectables ¡ªque pueden llegar a tener un efecto de seis meses¡ª, anticonceptivos no hormonales o esterilizaci¨®n no quir¨²rgica femenina.
¡°La situaci¨®n de Europa es incomparable con la de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, pero tampoco hay pleno acceso a la anticoncepci¨®n; sobre todo entre los m¨¢s j¨®venes¡±, apunta Vicky Claes, directora de International Planned Parenthood Federation European Network (IPPF-EN). Las principales barreras en la UE, dice, son la falta de informaci¨®n, la financiaci¨®n de los anticonceptivos y la escasez de servicios sanitarios especializados para menores; tambi¨¦n algunos sistemas que impiden que estos puedan acceder a los servicios de salud sin sus padres. ¡°Y los mitos relacionados con algunos anticonceptivos, como que la p¨ªldora engorda o que el preservativo resta placer ¡ªa¨²n muy extendidos¡ª, no ayudan¡±, a?ade.
En Espa?a, donde unas 1.400 adolescentes dan a luz cada a?o ¡ªy unas 13.000 interrumpen su embarazo¡ª, el 35,6% de los j¨®venes de entre 15 y 19 a?os no utiliza ning¨²n anticonceptivo, seg¨²n el ¨²ltimo estudio Daphne sobre anticoncepci¨®n (de 2011). Y el 23,1% de quienes se protegen no lo hace de manera adecuada. Mientras, solo el 4,5% de los j¨®venes finlandeses con pareja no usa ning¨²n m¨¦todo anticonceptivo, como indica el estudio Reprostat, elaborado por expertos de la Comisi¨®n Europea.
Las diferencias a escala mundial entre los pa¨ªses ricos y aquellos que no lo son est¨¢n claras. La pobreza, la inexistencia de sistemas p¨²blicos de salud y el lastre de una sociedad patriarcal, que impide a las mujeres tomar decisiones sobre su cuerpo ¡ªincluso sobre temas m¨¦dicos¡ª explican el alarmante dato de que solo un 1% de las sudanesas ¡ªpor poner un ejemplo¡ª emplea alg¨²n m¨¦todo moderno para prevenir el embarazo. Pero ?cu¨¢l es la raz¨®n de las brechas de acceso que existen entre los pa¨ªses de un espacio com¨²n, como la UE? Algunos datos y modelos las explican: en Portugal, la anticoncepci¨®n es gratuita para quienes se registran en los servicios de salud. En Suecia, los anticonceptivos financiados cuestan al a?o unos 10 euros.
Nada que ver con Espa?a, donde las mujeres pagan entre cuatro y ocho euros al mes por las p¨ªldoras anticonceptivas financiadas por la sanidad p¨²blica; una lista de f¨¢rmacos que adem¨¢s mengu¨® en julio del a?o pasado, cuando el Gobierno excluy¨® de la subvenci¨®n p¨²blica ocho contraceptivos de ¨²ltima generaci¨®n. Y esos modelos portugu¨¦s o sueco se comparan peor a¨²n con Eslovaquia, donde el Gobierno aprob¨® en 2011 una ley que proh¨ªbe financiar anticonceptivos. Estos productos han pasado a considerarse all¨ª desde entonces productos ¡°no esenciales¡±, como los f¨¢rmacos para perder peso o los productos para dejar de fumar.
El 62% de las espa?olas en edad f¨¦rtil se protege. En Noruega son el 82%
Sin embargo, es en el acceso a la informaci¨®n donde m¨¢s diferencia existe en todos los pa¨ªses. Tambi¨¦n entre los europeos. ¡°El coste de los anticonceptivos es un escollo para los j¨®venes y m¨¢s a¨²n en una situaci¨®n econ¨®micamente complicada, pero la base del problema es el conocimiento, la educaci¨®n sexual y reproductiva; aquello que permite a las personas tener un mejor conocimiento de su cuerpo, de su salud, de su sexualidad y de sus necesidades y las de los dem¨¢s¡±, dice Jenny Tonge. La baronesa brit¨¢nica habla delante de una chica que lleva luminosas mechas azules y de otra que se cubre los cabellos con un hiyab. Ambas aguardan en la sala de espera de la cl¨ªnica de salud sexual para j¨®venes del barrio central de Estocolmo, que Tonge visita con la ministra sueca de Cooperaci¨®n Internacional, Hillevi Engstr?m, y el director de la UNFPA, Babatunde Osetimehin, participantes los tres en la reuni¨®n de alto nivel sobre derechos reproductivos celebrada en la capital sueca a la que EL PA?S acudi¨® invitado por la agencia de la ONU y el EPF.
Las dos muchachas no son las ¨²nicas que esperan para entrar en la consulta del centro, donde se da informaci¨®n especializada a j¨®venes de entre 12 y 23 a?os y se les proporcionan m¨¦todos anticonceptivos y apoyo psicol¨®gico si lo necesitan. La visita es secreta. Ni siquiera los m¨¢s j¨®venes necesitan permiso de sus padres para ir a la cl¨ªnica y recibir consejo m¨¦dico. Un punto fundamental para que funcione el proyecto, como destaca Hillevi Engstr?m. ¡°Tener servicios efectivos de salud sexual y reproductiva es clave para el desarrollo de los pa¨ªses y un elemento fundamental para las mujeres. Ayuda a atajar los embarazos no deseados y, por tanto, los abortos, y combate las enfermedades de transmisi¨®n sexual. Es, sin duda, una inversi¨®n¡±, afirma.
Al director de UNFPA le gusta el ejemplo sueco que vende Engstr?m; un modelo que tambi¨¦n tiene una base de educaci¨®n sexual. En Suecia, esta formaci¨®n se convirti¨® en obligatoria en 1955. Desde entonces, explica la ministra, todos los menores la estudian en la escuela a partir de los 11 a?os. Osetimehin no llega tan lejos a la hora de opinar si esta informaci¨®n debe ser obligatoria. ?l no se sale del lenguaje equilibrista de la ONU, y repite ¡ªcomo lo hacen decenas de declaraciones¡ª que cada Estado es soberano para organizar sus sistemas, pero que la informaci¨®n sobre sexualidad es ¡°una prioridad¡±. ¡°Hay que fomentar centros de salud sexual especializados en j¨®venes, donde puedan acudir no solo a recibir consejo m¨¦dico, tambi¨¦n a ser escuchados. Estos elementos son clave y ni la ideolog¨ªa ni la econom¨ªa pueden servir para quitar peso a los derechos reproductivos de la agenda pol¨ªtica¡±, afirma, algo m¨¢s tajante, el m¨¦dico nigeriano.
Osetimehin habla de crisis porque sabe que muchos programas dedicados a la salud sexual se han recortado con la recesi¨®n econ¨®mica; sobre todo en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, que dependen de las ayudas para cooperaci¨®n y de fundaciones especializadas. Pero tambi¨¦n menciona la ideolog¨ªa, porque los grupos contrarios a los derechos reproductivos est¨¢n agudizando sus discursos. Y no solo contra el aborto, su caballo de batalla tradicional; tambi¨¦n claman contra la contracepci¨®n, a la que culpan del descenso de la natalidad en Europa, y contra la educaci¨®n sexual. Hace solo unos meses el voto de los eurodiputados m¨¢s conservadores tumb¨® un informe que instaba a los pa¨ªses a incluir esa formaci¨®n en el curr¨ªculo educativo y a garantizar el acceso a anticonceptivos baratos; tambi¨¦n al aborto seguro. La campa?a de los lobbies que se oponen a los derechos sexuales, que defienden, entre otras cosas, que solo las familias ¡ªy no los Gobiernos¡ª puedan decidir c¨®mo educar a los hijos en estos temas, fue legendaria.
En Espa?a, apunta Luis Enrique S¨¢nchez, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Planificaci¨®n Familiar Estatal (FPFE), se dan los dos factores sobre los que alerta el director de la UNFPA. ¡°La nueva ley del aborto har¨¢ retroceder al pa¨ªs tres d¨¦cadas en derechos reproductivos¡±, asevera. El anteproyecto de ley impulsado por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, elimina la opci¨®n de las mujeres a decidir libremente interrumpir su embarazo ¡ªposible ahora hasta la semana 14 de gestaci¨®n¡ª y permitir¨¢ el aborto solo bajo dos supuestos: violaci¨®n o riesgo para la salud f¨ªsica o psicol¨®gica de la mujer. La ley Gallard¨®n supone, adem¨¢s, un alejamiento de los modelos vigentes en la mayor¨ªa de la UE, donde la mujer puede abortar sin alegar ninguna raz¨®n durante las etapas tempranas del embarazo. ¡°Adem¨¢s de la regresi¨®n en derechos, estamos ante un anteproyecto de ley que no tiene ning¨²n contenido relacionado con la prevenci¨®n de embarazos no deseados o salud sexual y reproductiva¡±, incide S¨¢nchez.
En Eslovaquia, una ley proh¨ªbe la financiaci¨®n p¨²blica de la contracepci¨®n
Raquel Hurtado, del ¨¢rea joven de la FPFE, incide en otro ¨¢ngulo que empa?a tambi¨¦n las perspectivas de un pa¨ªs donde se registran m¨¢s de 112.000 abortos al a?o. A pesar de que Espa?a no estaba muy boyante en servicios de salud sexual, el n¨²mero de centros ha menguado desde 2010, cuando se iniciaron los recortes en las partidas de Sanidad y Educaci¨®n. En Madrid, por ejemplo, dos servicios especializados en j¨®venes han cerrado, otro ha recortado sus horarios, varios se han reconvertido en otro tipo de cl¨ªnicas menos especializadas y todos han reducido su personal. Lejos queda Espa?a del modelo sueco. Tampoco cumple la recomendaci¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), que marca que debe haber un centro de atenci¨®n a la sexualidad por cada 100.000 habitantes menores de 29 a?os. En todo el pa¨ªs solo hay una docena; en Alemania, por ejemplo, son m¨¢s de 200.
En Espa?a, adem¨¢s, no hay ni rastro de educaci¨®n sexual en el curr¨ªculo educativo. Tampoco intenci¨®n de incluir esa materia. Mucho ha llovido desde que en 1983 el Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez asegur¨® que incluir¨ªa como materia educativa la informaci¨®n sobre anticonceptivos en bachillerato y formaci¨®n profesional. Nunca ocurri¨®. Ni su Ejecutivo ni los venideros lo hicieron. Lo m¨¢s cercano fue meter ciertos contenidos en la difunta Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, que el Gobierno de Mariano Rajoy suprimi¨® el curso pasado.
Y mientras algunos pa¨ªses de la UE est¨¢n relajando sus esfuerzos en prevenci¨®n, otros, sobre todo de Am¨¦rica Latina y el Caribe, intensifican sus esfuerzos para atajar el embarazo adolescente. Esa regi¨®n es la ¨²nica en la que los partos de ni?as de menos de 15 a?os aumentaron en la ¨²ltima d¨¦cada. En Colombia, Bolivia, Honduras o El Salvador m¨¢s de un 20% de las mujeres de entre 20 y 24 a?os ha dado a luz antes de los 18. Un panorama similar al de Paraguay, donde el Gobierno ha ideado una especie de bonos gratuitos para que los j¨®venes puedan acceder a la contracepci¨®n.
La Conferencia de El Cairo de 1994 defini¨® los derechos sexuales y reproductivos como derechos humanos. Tambi¨¦n fij¨® metas claras para dar poder a las mujeres. Una de ellas, proporcionarles los medios para poder decidir libremente sobre su maternidad. Veinte a?os despu¨¦s, las mujeres de Sierra Leona, Bangladesh o Zambia a¨²n deben pedir permiso a su marido para ir al sanitario que podr¨ªa prescribirles anticonceptivos. La mayor¨ªa de ellas ni siquiera puede permitirse aplicar la receta de la abuela de Jenny Tonge.
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