Michael Sam, ante todo futbolista, pero tambi¨¦n homosexual
La celebraci¨®n de la llegada del primer jugador abiertamente gay a la liga de f¨²tbol americano choca con la homofobia a¨²n persistente en el deporte
La pr¨®xima temporada de la Liga Nacional de F¨²tbol (NFL) americano contar¨¢, por primera vez, con un jugador que ha revelado p¨²blicamente su homosexualidad. Michael Sam, nuevo defensa de Los Rams de St. Louis, rompi¨® moldes en febrero al confesarlo en una entrevista. La semana pasada, en el instante en que conoci¨® su fichaje, volvi¨® a hacerlo, esta vez ante la mirada de millones de estadounidenses que segu¨ªan los fichajes por televisi¨®n: Sam se abraz¨® entre sollozos a su novio y le bes¨®. Los espectadores escucharon los aplausos en la sala donde el afroamericano acababa de hacer historia. ¡°Fue algo ¨²nico, incomparable con nada que hayan visto antes los espectadores¡±, dijo la revista Sports Illustrated.
La naturalidad de la celebraci¨®n del jugador ante las c¨¢maras convirti¨® en anecd¨®tica su revelaci¨®n de hace unos meses, cuando habl¨® en una entrevista de su homosexualidad. Como miles de estadounidenses que lo han compartido con sus familias, amigos o compa?eros de trabajo, impulsando la oleada de aceptaci¨®n de la comunidad gay, Sam ha cuidado estos meses de que su profesionalidad y su calidad como promesa del f¨²tbol americano est¨¦n por encima de cualquier debate sobre su sexualidad.
Su fichaje ha sido celebrado como un gran paso hasta por el presidente estadounidense, Barack Obama, pero a¨²n queda mucho camino por recorrer. Fuera de los micr¨®fonos y de las palabras de apoyo de pol¨ªticos o famosos, la realidad de muchos gais y lesbianas en el deporte profesional sigue siendo dura en todo el mundo. Lo recordaba esta semana un joven deportista que se ocultaba tras el nombre de Nico en una entrevista con la cadena alemana Deutsche Welle, refiri¨¦ndose a la salida del armario del futbolista Thomas Hitzlsperger a principios de a?o. ¡°Despu¨¦s de lo que hizo esperaba un cambio. Pero la situaci¨®n ha ido a peor. Todos los medios hablan de avances, pero hay que diferenciar entre lo que se dice en p¨²blico y lo que ocurre en el c¨¦sped. Mi percepci¨®n como jugador homosexual es que en los ¨²ltimos meses los ultras se han encendido. La homofobia en las gradas ha aumentado¡±, aseguraba el joven, que no se atreve a dar su nombre por miedo a represalias.
¡°Los insultos desde las gradas han aumentado¡±, dice un deportista alem¨¢n
La declaraci¨®n de Hitzlsperger ¡ª¡°En los ¨²ltimos a?os me he dado cuenta de que prefiero vivir con un hombre¡±, dijo el centrocampista muniqu¨¦s¡ª mostr¨® a los alemanes que la homosexualidad estaba presente en la ¨¦lite del f¨²tbol. Pero el anuncio supon¨ªa una cierta decepci¨®n. No llegaba cuando su protagonista jugaba en la selecci¨®n alemana ni cuando su equipo, el Stuttgart, fue campe¨®n de la Bundesliga en 2007. Hitzlsperger habl¨® cuatro meses despu¨¦s de colgar las botas.
No obstante, los colectivos de defensa de los derechos de los homosexuales y lesbianas celebran cualquier paso adelante. La liga de f¨²tbol americano, como la sociedad, ha recorrido un largo camino hasta lograr que Sam se convirtiera en el primer futbolista en activo que no esconde que es gay. Hace ya d¨¦cadas que las tenistas Martina Navratilova o Billy Jean King hicieron lo mismo. Despu¨¦s se sumaron otros como el baloncestista John Amaechi, en 2007, ya retirado de la NBA; Esera Tuaolo, cuando ya hab¨ªa abandonado la NFL; el boxeador Orlando Cruz, la estrella de la liga de baloncesto femenina Brittney Griner, el primer futbolista gay en competir en la liga de EE UU con Los Angeles Galaxy, Robbie Rogers, o las futbolistas de la selecci¨®n estadounidense Abby Wambach y Megan Rapinoe. Pero ninguno de ellos cumpl¨ªa el requisito que demuestra para muchos la consolidaci¨®n del cambio: no eran jugadores masculinos en una de las cuatro grandes ligas profesionales.
En abril de 2013, Jason Collins protagoniz¨® un momento similar al de Sam en la NBA, pero se trataba de un deportista ya sin contrato y en los ¨²ltimos a?os de su carrera. Sam dio el paso al t¨¦rmino de la competici¨®n universitaria como aspirante a entrar en la NFL. Su candidatura planteaba una pregunta pendiente en el mundo del deporte: ?Est¨¢ lista la competici¨®n m¨¢s agresiva de EE UU para acoger a un jugador abiertamente gay?
¡°En apenas dos a?os miraremos atr¨¢s y veremos que los casos de Collins y Sam son solo dos entre muchos otros, pero a ambos se les puede considerar los verdaderos pioneros en el deporte profesional¡±, afirma Paul Guequierre, portavoz de la organizaci¨®n Human Rights Campaign (HRC), l¨ªder en defensa de los derechos de los gais en EE UU. ¡°Ellos han abierto la puerta para que muchos otros dejen de ocultar su homosexualidad por miedo a perder contratos con equipos¡±.
En el caso de Sam, por primera vez, se trata adem¨¢s de un jugador joven, con toda una carrera por delante y que confiesa su homosexualidad cuando su futuro estaba m¨¢s en juego. A¨²n as¨ª, tanto en la semana de su fichaje como cuando habl¨® para el Times el pasado invierno, el defensa explic¨® que es, ante todo futbolista, y que no se convertir¨¢ en el rostro del activismo por los derechos de los homosexuales. Justo cuando la confesi¨®n de Sam pod¨ªa significar m¨¢s para su futuro, m¨¢s relevancia le ha quitado ¨¦l.
?Est¨¢ lista la competici¨®n m¨¢s agresiva de EE UU para acoger a un jugador abiertamente gay?
Desde HRC afirman que a partir de ahora, cuando m¨¢s deportistas j¨®venes decidan dar este paso sin que les preceda una carrera consolidada, le dar¨¢n menos importancia. ¡°Cada vez que un jugador gay sea fichado por un equipo recibir¨¢ menos atenci¨®n. Pero ahora hay j¨®venes que se est¨¢n dando cuenta de que pueden conseguir lo que quieran; nada va a detenerles¡±, dice Guequierre.
El cambio en el deporte estadounidense coincide con el de la sociedad, que en los ¨²ltimos cinco a?os ha dado un giro a favor de los derechos de los homosexuales. Al mismo ritmo que las diferentes leyes estatales que proh¨ªben el matrimonio entre personas del mismo sexo caen en un efecto domin¨®, personalidades de todo el pa¨ªs revelan su homosexualidad, pero d¨¢ndole cada vez menos importancia."Incluso en el mundo del deporte, con una cultura tradicionalmente masculina, hemos encontrado que hay un hueco para atletas gais y lesbianas", dice Guequierre.
El avance tambi¨¦n se nota en Europa. Poco antes de que Hitzlsperger hiciera lo que nadie antes se hab¨ªa atrevido, la Federaci¨®n Alemana de F¨²tbol hab¨ªa iniciado un proyecto con un doble objetivo: prepararse para ver c¨®mo actuar si un jugador anunciaba su homosexualidad o dise?ar mecanismos de apoyo por si alg¨²n deportista en esa situaci¨®n les ped¨ªa ayuda."Las reacciones han sido casi todas positivas, incluidas las de mis antiguos compa?eros", asegur¨® Hitzlsperger la semana pasada en televisi¨®n. Compa?eros como Lukas Podolski y Holger Badstuber coincidieron en usar la palabra "respeto" para alabar su salida del armario. "Estoy orgulloso de ti. Buena decisi¨®n y adoptada en el momento oportuno", a?adi¨® el antiguo jugador de la selecci¨®n Arne Friedrich.
Falta saber c¨®mo reaccionar¨¢ el p¨²blico de EE UU cuando Sam se estrene en la NFL en septiembre. La primera vez que Collins salt¨® a una cancha de baloncesto despu¨¦s de posar para Sports Illustrated en una fotograf¨ªa hist¨®rica enmarcada con las palabras ¡°el deportista gay¡± el p¨²blico le recibi¨® con una ovaci¨®n. Para Guequierre, eso demuestra que los aficionados ¡°est¨¢n m¨¢s preocupados por la calidad de un jugador que por su orientaci¨®n sexual¡±.
El propagador del odio al gay viajar¨¢ a Suiza
La organizaci¨®n de defensa de los derechos gais All Out ha organizado una campa?a para impedir que el predicador estadounidense Lou Engle viaje a Suiza la pr¨®xima semana para propagar su mensaje de odio a los gais. Pero la iniciativa, que ya ha logrado 65.000 firmas, est¨¢ destinada a chocar contra las leyes suizas. Engle, que ha llegado a comparar a EE UU con la Alemania nazi por respetar las libertades civiles de los homosexuales, podr¨¢ viajar a Ginebra porque no supone un peligro para la seguridad suiza, seg¨²n fuentes gubernamentales.
La alcaldesa de la ciudad, la socialista Sandrine Salerno, condena la llegada del predicador y lamenta que no haya ninguna base legal que le permita prohibir sus proclamas hom¨®fobas. ¡°Nos es imposible legalmente prohibir la visita, pero en cambio s¨ª que podemos vigilar su discurso. Seg¨²n lo que diga, el Ayuntamiento se reserva la posibilidad de actuar penalmente¡±, dijo la regidora a trav¨¦s de un portavoz.
La campa?a para impedir la llegada de Engle est¨¢ dirigida al presidente de la Confederaci¨®n Suiza, el liberal Didier Burkhalter, al que se le pide que deniegue el visado al predicador. Una portavoz del gobierno suizo explica que los ciudadanos de EE UU que realicen una visita de menos de tres meses no necesitan el visado, por lo que est¨¢n atados de pies y manos. ¡°La Oficina de Inmigraci¨®n puede prohibir la llegada de extranjeros cuya presencia suponga un peligro para la seguridad p¨²blica o el orden¡±, explica. ?No considera que las proclamas de Engle pongan en riesgo el orden? ¡°Por motivos de protecci¨®n de datos, no podemos hablar de casos concretos¡±, responde la portavoz. All Out se?ala que el predicador ha llegado a defender la ley ugandesa que castigaba con pena de muerte las pr¨¢cticas homosexuales.
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