Luces y sombras de la atenci¨®n personalizada en la salud mental
El observatorio de los m¨¦dicos atribuye a enfermos psiqui¨¢tricos solo el 18% de los ataques No hay una norma nacional de protecci¨®n para los profesionales espec¨ªficos del sector
El pasado 6 de mayo, la psic¨®loga Violeta Guarido muri¨® en la cl¨ªnica San Juan de Dios, en Palencia, a manos de una paciente que la apu?al¨® con un cuchillo de cocina. Esta resid¨ªa en el centro con r¨¦gimen flexible y pod¨ªa salir a la calle. Ha sido la m¨¢s llamativa de las agresiones en el ¨¢mbito sanitario que se han producido ¨²ltimamente. Sin embargo, los expertos inciden en que no se puede estigmatizar especialmente a los pacientes con enfermedad mental. ¡°Solo un 18% de las agresiones contra facultativos las cometen enfermos mentales o toxic¨®manos¡±, explica Seraf¨ªn Romero, secretario general del Observatorio de Agresiones de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial. La entidad recopila los ataques sufridos por sanitarios en Espa?a desde hace cuatro a?os. Fue creado tras la muerte en 2009 de una m¨¦dico en Moratalla (Murcia) a manos de un paciente que no era enfermo mental. El a?o pasado registraron 350 casos, algo menos que en 2012. La mayor¨ªa, a manos de familiares de los pacientes. ¡°Un hecho como el de Palencia es algo puntual¡±, coincide Eduardo Montes, decano del Colegio de Psic¨®logos de Castilla y Le¨®n.
CC?OO emiti¨® un comunicado poniendo en cuesti¨®n la seguridad del centro y reclam¨® m¨¢s medidas de prevenci¨®n, mencionando incluso detectores de metales. La investigaci¨®n deber¨¢ determinar c¨®mo obtuvo el arma la agresora y si la trajo del exterior. Pero los expertos no creen que su r¨¦gimen sea el problema. La pr¨¢ctica de asignar un trato personalizado a cada paciente es un ¡°logro moderno¡±, explica el exdirector de la cl¨ªnica privada Padre Menni de Pamplona, Manuel Mart¨ªn. De los 1,06 millones de personas con una enfermedad mental cr¨®nica en Espa?a (trastorno bipolar, esquizofrenia o, sobre todo, depresi¨®n), los internos son una reducida minor¨ªa, seg¨²n los expertos.
Para ingresar a un paciente se necesita el consentimiento informado (del enfermo o del tutor) o una orden judicial. La pr¨¢ctica generalizada es separarlos en unidades seg¨²n su gravedad, con distintos grados de libertad. En su centro hay una secci¨®n de enfermos agudos, donde pasan alrededor de 20 d¨ªas internos; las zonas de media estancia, seis meses con un r¨¦gimen m¨¢s abierto; ¡°plantas de rehabilitaci¨®n¡±, donde pueden residir hasta dos a?os, y los pisos comunitarios donde la estancia puede ser indefinida.
¡°Las agresiones verbales, ni las cuentas¡±, afirma una trabajadora
Eso no quiere decir que las condiciones sean f¨¢ciles. ¡°Las agresiones verbales, ni se mencionan¡±, explica una trabajadora del hospital p¨²blico R¨ªo Hortega de Valladolid. ¡°La psiquiatr¨ªa es complicada, te tienes que poner en el pellejo del enfermo¡±. Las agresiones f¨ªsicas s¨ª las denuncian, a?ade esta fuente, aunque se dan en muy pocas ocasiones. Cuando una agresi¨®n es involuntaria, es un accidente laboral. ¡°Claro que nos afectan. No es agradable, pero no saben que lo hacen¡±. Denuncia que lo m¨¢s importante es que haya personal para ayudar, y que, con los recortes, en su centro se han reducido las plantillas.
La propia terminolog¨ªa es problem¨¢tica al hablar de agresiones realizadas por enfermos mentales, ya que muchas son ¡°no intencionadas¡±, seg¨²n Sanidad. No existe un observatorio central de agresiones a facultativos en Espa?a, aunque algunas consejer¨ªas auton¨®micas tienen uno. Tampoco existe una normativa espec¨ªfica de seguridad laboral en la sanidad psiqui¨¢trica. Un informe elaborado recientemente por la comisi¨®n de recursos humanos del Sistema Nacional de Salud (SNS), junto con los agentes sociales y expertos, aconseja la creaci¨®n de un Observatorio Nacional de Agresiones. ¡°Convendr¨ªa acordar un protocolo com¨²n¡±, recomienda el texto, para dar ¡°una valoraci¨®n homog¨¦nea en todo el SNS¡±.
En Espa?a hay 83 cl¨ªnicas psiqui¨¢tricas, entre privadas y p¨²blicas. La seguridad laboral de todos los trabajadores del sector est¨¢ cubierta por la Ley de Prevenci¨®n de Riesgos Laborales. Pero las medidas adicionales var¨ªan seg¨²n el centro, la comunidad y si el centro es p¨²blico o privado.
Francisco Toquero, responsable de Sanidad del sindicato CSI-F, reclama que se creen normas de prevenci¨®n obligatorias a nivel estatal. ¡°Que el personal cumplimente un cursillo obligatorio de autodefensa y manejo verbal de la situaci¨®n. Muchas veces se hacen sustituciones por profesionales de otras ¨¢reas que no tienen esa preparaci¨®n¡±, afirma. Tambi¨¦n reclama que se regulen medidas f¨ªsicas: que se instalen botones antip¨¢nico, que haya guardias de seguridad esperando fuera en casos de riesgo, y una segunda salida en la consulta por si el profesional tiene que escapar. Por motivos de privacidad, el enfermo tiene derecho a estar solo con el facultativo.
Los sindicatos piden formaci¨®n y reglas obligatorias a nivel estatal
Cada cl¨ªnica suele dividirse en varias unidades de especialidad ¡ªla secci¨®n de enfermos agudos siempre tendr¨¢ m¨¢s medidas de seguridad¡ª y, dependiendo del grado de enfermedad del paciente, var¨ªan las condiciones. Un trabajador sanitario en un centro psiqui¨¢trico p¨²blico no tiene m¨¢s ¡ªni menos¡ª derechos que uno de la planta de pediatr¨ªa. En el caso de las trabajadoras embarazadas, algunas obtienen bajas m¨¢s largas, pero esto tambi¨¦n var¨ªa por comunidad, explica Irene ?lvarez Bonilla, secretaria de Salud Laboral de la Federaci¨®n de Sanidad de CC?OO. En algunos centros privados pueden darse de baja casi inmediatamente.
El hospital p¨²blico psiqui¨¢trico Rom¨¢n Alberca (Murcia) desarroll¨® un plan de prevenci¨®n en 2011 para proteger a los trabajadores y por el bien de los pacientes, explica su directora, Asunci¨®n Salesa. ¡°Trabajamos la detecci¨®n precoz del riesgo y tenemos una parte formativa para el personal¡±. Al realizar el ingreso una enfermera determina si se trata de un paciente de riesgo, y la psiquiatra usa otra escala para determinar si este riesgo es alto, moderado, medio o bajo. ¡°De esta forma, el equipo est¨¢ sobre aviso¡±, puntualiza Salesa. Si existe un episodio de agresi¨®n (a otros o hacia s¨ª mismo), se rellena un formulario espec¨ªfico de historia cl¨ªnica al que tiene acceso todo el personal.
En cuanto a la formaci¨®n, se instruye al personal en contenci¨®n verbal (¡°qu¨¦ decir, qu¨¦ tono evitar¡±), en contenci¨®n qu¨ªmica (¡°el segundo escal¨®n, para disminuir la agresividad¡±) y, en ¡°situaciones extremas¡±, sujeci¨®n f¨ªsica. En caso de agresi¨®n, esta se registra en la base de datos de la comunidad aut¨®noma, y la direcci¨®n del centro pide un informe a los responsables de unidad, y ofrece apoyo psicol¨®gico y legal al trabajador. Salesa afirma que desde entonces ha habido un descenso notable de agresiones dentro del centro, aunque reitera que muchos episodios no son predecibles. ¡°El ser humano es agresivo, no el enfermo. A veces, la enfermedad nos quita el filtro¡±.
Riesgo en la c¨¢rcel
Las instituciones penitenciarias lideran el ranking de accidentes laborales en Espa?a, seg¨²n datos de la Memoria Preventiva de 2012 de Instituciones Penitenciarias recogidos por CC?OO.
En Espa?a hay 2,80 accidentes laborales por cada 100 trabajadores, lo que seg¨²n el sindicato nos coloca "a la cabeza de Europa". Entre trabajadores de las c¨¢rceles, la cifra se duplica hasta 4,56 accidentes por cada 100 empleados. Adem¨¢s, los accidentes en el sector crecieron un 18% en 2012, y desde 2007 el crecimiento fue del 41%. El sindicato denuncia que son cifras "completamente insostenibles" y achaca la subida a la falta de prevenci¨®n de riesgos laborales. Las principales causas, seg¨²n la memoria, son las agresiones, los riesgos biol¨®gicos y los accidentes in itinere ¡ªen viaje de trabajo¡ª debidos a "la larga distancia entre las poblaciones y los centros".
CC?OO dice que la Administraci¨®n ha eliminado el 80% de los comit¨¦s de seguridad y salud laboral y acusa al Gobierno de querer ¡°ocultar¡± la siniestralidad laboral del sector.
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