La Asamblea para la Salud escucha a consumidores mexicanos
Organizaciones civiles presentan una convenci¨®n marco para promover dietas saludables
Una botella de Coca-Cola de 600 mililitros contiene 63 gramos de az¨²car (seg¨²n la etiqueta). Una de Fresca, 53 y la de Fanta, 56. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud recomienda no sobrepasar los 25 gramos diarios, entre la mitad y un tercio de lo que lleva cada uno de estos envases. Los mexicanos consumen 119 litros de refresco al a?o, los terceros del mundo seg¨²n un estudio de Euromonitor International publicado en 2013 y los primeros, seg¨²n Coca-Cola, en consumo per c¨¢pita de esta bebida. No es una casualidad que M¨¦xico se coloque como el segundo pa¨ªs dentro de la OCDE, por detr¨¢s de Estados Unidos, con mayores ¨ªndices de obesidad: 1 de cada 3 adultos la padec¨ªan en 2012 frente al 24% del a?o 2000. Por eso, varias asociaciones de consumidores han promovido que los productos chatarra (comida basura) tengan restricciones similares a las del tabaco.
La organizaci¨®n mexicana El Poder del Consumidor ha participado este mi¨¦rcoles en la Asamblea Mundial para la Salud en Ginebra (Suiza). La organizaci¨®n civil ha presentado ah¨ª las recomendaciones contenidas en la convenci¨®n global para luchar contra los problemas de salud relacionados con la dieta.
¡°Las pol¨ªticas para enfrentar la obesidad son parecidas a las de los cigarros: medidas fiscales que graven el producto, un etiquetado informativo, regulaci¨®n de la publicidad o la reducci¨®n de la presencia de ciertos alimentos en algunos espacios¡±, explica en entrevista Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor y representante de la Alianza por la Salud Alimentaria en M¨¦xico.
¡°Estamos pidiendo a la Asamblea que se establezca una convenci¨®n marco para que los Gobiernos tengan directrices m¨¢s concretas para regular. Se cumplen ahora diez a?os de la presentaci¨®n de la Estrategia Global sobre R¨¦gimen Alimentario, Actividad F¨ªsica y Salud -en la que se reconoci¨® el impacto negativo de los malos h¨¢bitos de alimentaci¨®n y estilos de vida- , pero lejos de disminuir, los indices de obesidad y las muertes asociadas a esta enfermedad, han aumentado en todo el mundo (de 2,6 millones en 2005 a 3,4 millones en 2010)¡±. Una mala dieta, adem¨¢s, produce otras dolencias. ¡°M¨¦xico tiene los ¨ªndices m¨¢s altos de diabetes, con un 14% de adultos afectados. Cada a?o hay 80.000 muertes asociadas a esta enfermedad, y alrededor de 75.000 amputaciones. Tambi¨¦n existe un n¨²mero indeterminado de personas que pierden la vista, siendo la diabetes la primera causa de ceguera en el pa¨ªs¡±, explica.
En este sentido, los mexicanos no solo est¨¢n entre los primeros consumidores de refrescos. Tambi¨¦n de pasteles, de sopas instant¨¢neas y de botanas (aperitivos), lo que habla, en opini¨®n de Alejandro Calvillo, ¡°del deterioro de los h¨¢bitos alimenticios en una sociedad con una dieta tradicionalmente rica en nutrientes¡±. Un triste r¨¦cord que no hace otra cosa que poner problemas sobre la mesa: Seg¨²n el estudio Panorama de la Salud 2013, en la ¨²ltima d¨¦cada la esperanza de vida en M¨¦xico ha aumentado mucho m¨¢s lentamente que en otros pa¨ªses de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), lo que lo convierte en el Estado con una esperanza de vida m¨¢s baja (entre 73 y 74 a?os frente al rango de 77 a 80 del resto de naciones).
Adem¨¢s, el coste nacional anual por el tratamiento de enfermedades relacionadas con sobrepeso y obesidad asciende a 80.000 millones de pesos, casi 6.200 millones de d¨®lares.
El documento presentado en Suiza ha sido elaborado junto con Consumers International (que re¨²ne a 250 asociaciones de consumidores), la Federaci¨®n Mundial de Obesidad (cient¨ªficos, m¨¦dicos e investigadores de m¨¢s de 50 asociaciones) y el relator especial de la ONU por el Derecho a la Alimentaci¨®n, Oliver de Shutter.
Las medidas planteadas en el texto incluyen acordar controles m¨¢s estrictos para regular la publicidad dirigida a la infancia, establecer etiquetados realmente ¨²tiles (comprensibles) para los consumidores, reformular los productos alimenticios no saludables (menos grasa, menos az¨²car), elevar los est¨¢ndares de los alimentos proporcionados en las instituciones p¨²blicas (como los colegios) y el uso de instrumentos fiscales (impuestos) para desestimular el consumo de productos no saludables e incentivar mediante subsidios el de las opciones saludables.
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