¡°El emperador desnudo de Europa es la austeridad¡±
El economista sostiene que la Comisi¨®n debe dar ¡°esperanza al proyecto europeo¡±
Uno de sus alumnos dijo una vez que el legado de su padre, el prestigioso economista John K. Galbraith, fue ¡°la sospecha del pensador de que el emperador anda desnudo¡±. James K. Galbraith (Gary, EE?UU, 1952), tambi¨¦n pertenece a esa casta de cr¨ªticos. Sorprende, sin embargo, cuando se le inquiere sobre qui¨¦n es el emperador. La respuesta no es Merkel. Ni Rehn. Tampoco Draghi. ¡°El emperador desnudo de Europa es la austeridad¡±, dice con rotundidad. Cuando se le pregunta si los pol¨ªticos son, pues, los responsables de que el soberano no tenga vestimenta, vuelve a mover la cabeza de un lado al otro. ¡°Se deber¨ªa retroceder a Milton Friedman y Friedrich von Hayek¡±, sostiene con firmeza. ¡°No suelo hacer a los pol¨ªticos responsables de situaciones que ellos se han encontrado¡±, matiza.
Galbraith, profesor de la Escuela Lyndon B. Johnson y la Universidad de Texas, ha recalado en Barcelona invitado por Iniciativa per Catalunya para explicar una proposici¨®n para la Uni¨®n Europea que ha elaborado junto a los economistas Yanis Varoufakis y el exparlamentario brit¨¢nico Stuart Holland, quien en el momento de esta conversaci¨®n trabaja con su port¨¢til en otra mesa de la sala. ¡°No tengo ninguna posici¨®n en las elecciones europeas, pero acudo y hablo cuando mis amigos me lo piden¡±, aclara. En ese documento, bautizado como ¡°modesta propuesta¡±, los economistas piden a la Comisi¨®n Europea mecanismos para mutualizar la deuda y realizar gasto productivo, pero tambi¨¦n para crear un fondo para la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable del continente. ¡°Debe dar estabilidad de ingresos y tambi¨¦n esperanza para el futuro del proyecto europeo¡±.
La propuesta es ¡°modesta¡±, dice, porque no requiere de reformas constitucionales. ¡°Solo necesita un cambio de mentalidad¡±, asegura mientras da otro sorbo al caf¨¦ y pregunta por en¨¦sima vez si se puede bajar la m¨²sica del sal¨®n. Y esa nueva forma de concebir la Uni¨®n Europea, dice, llegar¨¢ tarde o temprano. ¡°En cierto modo ser¨¢ inevitable cuando se produzca una dura negociaci¨®n entre los pa¨ªses deudores y los acreedores¡±. Pese al pragmatismo, el profesor parte del diagn¨®stico de que las pol¨ªticas adoptadas hasta ahora en la Uni¨®n Europea han fracasado. ¡°Soy siempre pesimista con la esperanza de equivocarme¡±, asevera.
Galbraith: ¡°Soy un pesimista que espera equivocarse¡±
A Galbraith se le iluminan los ojos cuando se le plantea si, como en el caso de la Reserva Federal, el Banco Central Europeo deber¨ªa incluir entre sus objetivos la creaci¨®n de empleo. Asiente: la instituci¨®n norteamericana es menos dogm¨¢tica. ¡°Yo estaba en el comit¨¦ de la C¨¢mara de los Representantes y organic¨¦ las primeras audiencias regulares de pol¨ªtica monetaria. Es un trabajo interesante para un veintea?ero¡±, explica. Esa comisi¨®n se encarg¨® de la modificaci¨®n de la carta de la instituci¨®n en 1977 para incorporar los objetivos de pleno empleo y estabilidad de precios dentro de su misi¨®n. ¡°La redacci¨®n de ese pasaje en particular me toco a m¨ª, eso sali¨® de mi peque?a pluma, en la primera etapa de mi carrera. Es interesante cuando algunos de tus mayores logros son cosas que hiciste cuando ten¨ªas 20 a?os, hace 40¡±. Casi al final de la conversaci¨®n, la m¨²sica del sal¨®n por fin se detiene. ¡°?Ves? Es posible cambiar las cosas¡±, bromea. La paz solo dura un instante. Al cabo de cinco segundos la m¨²sica vuelve a sonar.
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