Una juez ordena el cierre de un club cann¨¢bico por narcotr¨¢fico
Una asociaci¨®n barcelonesa daba de alta a turistas para que fumaran marihuana en sus vacaciones El sector reclama una regulaci¨®n
Cada vez son m¨¢s los visitantes que aprovechan su estancia en la capital catalana ¡ªque ya se considera la Holanda del sur¡ª para comprar unos gramos de marihuana. Para conseguirlo, basta con meterse en Internet, hacerse socio de alguno de los clubes existentes y pedir la mercanc¨ªa por tel¨¦fono o por correo electr¨®nico, como comprob¨® este diario. Tambi¨¦n es posible encontrar a alguno de los empleados de los locales que reparten publicidad por la calle y que se encargan de acompa?ar al interesado hasta el local para hacerle socio y venderle la marihuana. Pero estas pr¨¢cticas tienen un riesgo. Ayer, por primera vez en Catalu?a, se cerr¨® por orden de la juez un club ubicado en el barrio barcelon¨¦s del Raval. La titular del juzgado de instrucci¨®n 33 de Barcelona, Elisabet Castell¨®, decret¨® esta medida porque en el lugar se traficaba con drogas, con una lista de precios en su interior, adem¨¢s de venderse consumiciones y aperitivos. Su due?o ha sido imputado.
Esta pr¨¢ctica es ilegal porque los clubes de cannabis (en Catalu?a hay unos 400) funcionan como asociaciones y como tales deben cumplir con unos requisitos, entre los que figuran no tener ¨¢nimo de lucro y dispensar solo a un c¨ªrculo cerrado de personas (los socios fijos), no al primer turista que pase por las Ramblas.
Falta fijar como se accede legalmente a la planta¡±, pide un abogado
En Catalu?a est¨¢n proliferando cada vez m¨¢s estas asociaciones y, como consecuencia directa aumentan tambi¨¦n las medidas de control sobre ellas, ante el peligro de que se conviertan en tapaderas para la venta de droga a turistas, como seg¨²n los Mossos ocurr¨ªa con la ubicada en el n¨²mero 12 de la calle de Santa Margarida de Barcelona. Los agentes que investigaron por orden de la fiscal¨ªa la entidad detectaron a un hombre que ¡°interactuaba¡± con los turistas y les llevaba al local. All¨ª les hac¨ªan un carn¨¦ de socio al momento, un requisito imprescindible para este tipo de asociaciones, y les vend¨ªan marihuana. ¡°As¨ª los turistas pod¨ªan consumir y comprar marihuana sin limitaci¨®n mientras durasen sus vacaciones¡±, seg¨²n la nota difundida por la polic¨ªa catalana.
Desde hace a?os, algunas de las asociaciones de cannabis se han organizado y reclaman una regulaci¨®n para evitar pr¨¢cticas como estas y para saber qu¨¦ derechos y deberes tienen. Temen que la falta de un marco jur¨ªdico les deje a todos en el limbo, ¡°como ya sucede con la prostituci¨®n¡±, como explic¨® un empleado del sector. Las federaciones, que cada vez representan a m¨¢s asociaciones, han editado un manual de buenas pr¨¢cticas en el que se recomienda a los federados tener m¨¦dicos en plantilla o garantizar que se trate de un club cerrado, es decir, donde solo puedan entrar los amigos de los que ya son socios. Tambi¨¦n tienen una propuesta para evitar el turismo cann¨¢bico: ¡°Basta con esperar una semana antes de darles de alta¡±, explic¨® Albert Ti¨®, portavoz de la Federaci¨®n de Asociaciones Cann¨¢bicas auto reguladas de Catalu?a (Fedcac). Desde la Fedcac no tienen ning¨²n reparo en reconocer la mala praxis de algunas asociaciones, como las que se dedican a vender a los turistas: ¡°Es una mala pr¨¢ctica y est¨¢ tipificada en el C¨®digo Penal¡±.
El 13 de febrero, el pleno del parlamento catal¨¢n vot¨® a favor de que se apruebe una regulaci¨®n de las asociaciones cann¨¢bicas ¡°desde la perspectiva de la salud p¨²blica, autoconsumo y autocultivo, que vaya en la l¨ªnea contraria de la criminalizaci¨®n que pretende el Gobierno espa?ol¡±. Y se dieron un plazo de cuatro meses, que pr¨¢cticamente se ha agotado. Hace m¨¢s de un a?o que el Gobierno catal¨¢n estudia a nivel institucional ¡ªcon Justicia, Salud, Educaci¨®n e Interior¡ª, con los actores implicados ¡ªfiscal¨ªa, polic¨ªa, salud, entidades jur¨ªdicas y de derecho¡ª y con los propios clubes una regulaci¨®n que satisfaga a las partes. Pero, por ahora, sigue sin llegar el acuerdo, sobre todo por las opiniones divergentes entre Salud, proclive a la regularizaci¨®n, e Interior, que se inclina por una pol¨ªtica m¨¢s restrictiva.
El Parlamento catal¨¢n vot¨® a favor de un c¨®digo de conducta en febrero
Mientras ¨¦sta no llega, no para de crecer el n¨²mero de asociaciones y su tama?o. Se calcula que solo en Catalu?a estos clubes sin ¨¢nimo de lucro pueden estar facturando cinco millones de euros al mes, ya que cuentan con 165.000 socios, 60.000 de los cuales gastan cerca de 75 euros mensuales, seg¨²n cifras de la Fedcac.
Adem¨¢s del Gobierno de la Generalitat, algunos ayuntamientos tambi¨¦n preparan ordenanzas municipales para regular los espacios. El de Girona ya ha aprobado, por ejemplo, que no pueden estar a menos de 300 metros de distancia de colegios o centros sanitarios y que entre cada club tiene que haber al menos 500 metros de distancia.
¡°Todo esto est¨¢ muy bien, pero hace falta regular c¨®mo se accede legalmente a la planta¡± dice Mart¨ª C¨¤naves, abogado penalista. Sin una regulaci¨®n, las entidades se ven obligadas a comprar la marihuana que dispensan a sus socios al mercado negro o bien plantarla ellos mismos.
El Pa¨ªs Vasco busca ordenar el sector
Euskadi volver¨¢ a intentar regular las asociaciones de consumidores de cannabis a trav¨¦s de la Ley de Adicciones. Su primer intento se produjo en 2011, pero el adelanto electoral en la comunidad aut¨®noma hizo que la ley no se aprobase en el Parlamento. Ayer, el actual consejero de Salud, Jon Darp¨®n, anunci¨® que antes de que finalice este a?o remitir¨¢ al Parlamento un proyecto de reforma de esa ley entre cuyas novedades est¨¢ la de afrontar la inseguridad jur¨ªdica en la que se mueven desde hace a?os las asociaciones de consumo de cannabis.
Darp¨®n explic¨® que el anteproyecto de ley incluye el reconocimiento de las asociaciones y sus caracter¨ªsticas, entre ellas que sus miembros no sean menores de edad o que no tengan ¨¢nimo de lucro. Su desarrollo ser¨¢ posterior, en una normativa m¨¢s detallada y que recoger¨¢ las aportaciones que realice la ponencia parlamentaria para analizar este problema, un foro creado en 2010 y que, tras el par¨®n en 2012 por el cambio de legislatura, volvi¨® a arrancar en 2013.
La comunidad vasca afrontar¨¢ la regulaci¨®n en un momento en el que el consumo de cannabis ha consolidado el descenso que comenz¨® en 2006. Los consumidores diarios han pasado de 64.000 ese a?o a 28.000 en 2012, mientras que quienes reconocen haber tomado esta droga en el ¨²ltimo mes han pasado de 183.000 a 71.000. El Pa¨ªs Vasco cuenta con 77 asociaciones registradas, de las que est¨¢n activas unas 60.
La demora ha hecho que el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n (Bildu) se haya adelantado con una ordenanza municipal que regula las asociaciones a las que obliga a estar alejadas de los colegios y los centros de salud. Cada cierto tiempo la polic¨ªa interviene en asociaciones como Pannagh, del expresidente de la federaci¨®n de estos clubes Martin Barriuso, que ha sido precintada al menos en tres ocasiones.
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